Sueños Lucidos
69769725 de Noviembre de 2012
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Antes de desarrollar el tema acerca de los sueños lúcidos debemos saber primero un poco acerca de que son los sueños.
Llamamos sueños a esa serie de imágenes o escenas asociadas a distintas sensaciones y sentimientos que recordamos al despertar, pero ¿exactamente que son? Nadie lo sabe con certeza. Sin embargo hay muchísimas hipótesis y versiones probables. A continuación algunas de las mas diversas:
“Un sueño es una manifestación de imágenes y a veces sonidos que muestran interrelaciones comunes y no comunes. Es un espejo que refleja algún aspecto de la vida o el inconsciente, un escenario para ensayar posibilidades de expresión externas, una ventana de oportunidad para el autoconocimiento”
Stephorn Kaplan Williams.
Manual para la interpretación de los sueños, EDAF, Madrid, 1989.
“Un sueño es una puertecilla escondida en los mas íntimos y secretos espacios del alma, abriéndose a esa noche cósmica que fue la psique mucho antes de que hubiera conciencia del ego, y que seguirá siendo la psique por mucho que se extienda nuestra conciencia del ego”
Carl Gustav Jung: La civilización y el hombre moderno, México, 1980.
“Los sueños se desarrollan en un continuo a partir de la verdad totalmente literal o totalmente simbólica. La mayor parte se sitúa en algún lugar intermedio, donde el significado psíquico y el simbólico no solo pueden encontrarse sino suponerse. Toda la base para la interpretación del sueño es que una imagen es un sustituto de otra emocionalmente similar. Cada sueño formula una pregunta profundamente significativa, responde esa pregunta y a menudo continua sugiriendo al soñador como resolver el dilema expresado en el sueño.”
David Ryback:
Vea el futuro en los sueños, Martínez Roca, 1994.
Sin duda, nos muchas las personas que a lo largo del tiempo han intentado descifrar el gran misterio que trae consigo los sueños.
¿Qué son los sueños? ¿Son manifestaciones, recuerdos, deseos o mensajes importantes del inconsciente? ¿Dónde se producen los sueños? ¿En los circuitos del cerebro o en algún compartimiento oculto de nuestro ser? ¿Por qué soñamos? ¿Para ordenar los pensamientos, para resolver problemas que no han sido formulados o para descubrir verdades esenciales sobre nosotros mismos? Todas estas preguntas han fascinado a la gente durante siglos.
Es un hecho científicamente comprobado que todos soñamos, sin embargo, existen personas que llevan esto a un nuevo nivel!
Durante el sueño parece que se nos abran otros mundos. Con frecuencia, nuestros sueños nos transportan a tiempo y lugares remotos; nos encontramos a nosotros mismos entre personas y cosas que nos son familiares, aunque extrañamente transfiguradas. A veces tenemos la sensación de poseer un conocimiento profundo
que daría sentido a toda nuestra vida, conocimiento que olvidamos al despertar o que nos parece incoherente. Y quizás, a veces, los sueños nos proporcionan un conocimiento real, una visión de un futuro que acontecerá en realidad.
La naturaleza de los sueños a desconcertado a la humanidad civilizada desde los primeros tiempos. Las antiguas creencias acerca de los sueños se basaban a
En la idea de que predecían sucesos futuros.
Un sueño del faraón Tutmés IV, hacia 1450 a. C., se consideró lo bastante importante como para ser grabado en una lápida que fue erigida frente a la Gran Esfinge de Gizeh. Cuenta cómo, cuando era todavía príncipe, Tutmés soñó durante la siesta que el dios Hormakhu le hablaba, diciéndole: "La arena del paraje en el que transcurre mi existencia me ha cubierto. Prométeme que tú harás lo que desea mi corazón; entonces sabré que tú eres mi hijo, que tú eres mi salvador..." Cuando fue faraón, Tutmés retiró la arena que cubría la Esfinge sagrada en honor de Hormakhu, y su reinado fue largo y fructífero, tal como el dios le había prometido en el sueño.
Sin duda algunos sueños, especialmente las pesadillas, son causados por influencias psicológicas complejas, cuyas raíces descansan más en el pasado que en el entorno inmediato. Pero existe otra clase de sueños: esos sueños sorprendentes que parecen predecir acontecimientos futuros y que probablemente se hallan en la base de las antiguas creencias acerca de la adivinación.
Estos sueños, como indica Dickens, son muy detallados, o bien presentan alguna cualidad especial que les es propia. El doctor Walter Franklin Prince, clérigo e historiador americano, y brillante investigador psíquico, contaba que en el transcurso de su vida tuvo cuatro sueños que, comparados con el resto, son "como la noche al día". Las imágenes en estos sueños eran extraordinariamente reales, y las emociones que producían, intensas. Este es el relato de uno de sus sueños:
Estaba mirando un tren cuya cola salía de un túnel. De pronto, para mi horror, otro tren se arrojó sobre él. Vi arrugarse y amontonarse los vagones, y de entre la masa de restos salían los gritos agudos y agonizantes de los heridos... Luego lo que parecían ser nubes de vapor o humo se incendiaron y los gritos de agonía aumentaron. En este instante mi esposa me despertó, preocupada por mis gritos angustiados.
A la mañana siguiente ocurría en Nueva York, a 125 km. de distancia, una catástrofe ferroviaria. Cuando el doctor Brice leyó las crónicas de los periódicos quedó sorprendido por la similitud de muchos detalles: los trenes colisionaron a la entrada de un túnel, los conductos de vapor reventaron y se produjo un incendio, etcétera.
Recientemente se han instalado en diversos lugares del mundo oficinas para recoger las premoniciones del público, en un intento de contrarrestar la opinión de que estos relatos sólo se conocen después de que los hechos hayan ocurrido. La Oficina de premoniciones de Toronto, recibió el siguiente relato de una premonición que, como muchas otras, tiene su origen en un sueño.
La señora Zmenak soñó que recibía una llamada de la policía. Le dijeron que su marido llegaría a casa algo más tarde porque se había producido una muerte; luego vio un cuerpo sin piernas. Al despertar estaba segura de que su esposo no iba a morir, pero si de que alguien moriría si él salía de casa al día siguiente. El esposo desestimó la advertencia.
De regreso a casa, el coche del señor Zmenak sufrió una avería y se detuvo. Mientras él iba a telefonear, un coche de la policía se detuvo para comprobar lo que hacía, y también se detuvo otro coche al otro lado de la calzada. Su conductor se había perdido y cruzó la carretera para informarse. El policía le indicó la ruta, pero cuando regresaba a su coche fue atropellado y murió en el acto. Sus piernas quedaron como separadas del cuerpo.
Cuando un sueño profético coincide con la realidad de una forma tan exacta, se diría que durante el sueño las barreras del tiempo y del espacio se pueden saltar. Como todos dormimos y soñamos, todos tenemos la posibilidad de traspasar esas barreras en alguna ocasión.
Un sueño lúcido es un sueño que se caracteriza porque el soñador es consciente de estar soñando. Este tipo de sueño se puede dar de forma espontánea y además, ser inducido por determinadas prácticas y ejercicios.
La mayoría de los sueños lúcidos suceden en la etapa de sueño paradójico y mediante un proceso fortuito o desencadenado mediante el aprendizaje. La consciencia de soñar le da al soñador la posibilidad de controlar deliberadamente, no sólo sus acciones, sino también el contenido y desarrollo de los sueños. La capacidad de reconocer y controlar los estados oníricos se menciona en textos budistas del siglo VII. En Occidente se ha estudiado el fenómeno en condiciones de laboratorio desde finales de los años 1970. En 1968 la autora británica Celia Green dio la siguiente definición: "un sueño lúcido es un sueño en el cual el sujeto es consciente de soñar."1 Aunque es ampliamente aceptada, existe disenso sobre su completud, el psicólogo de la Gestalt Paul Tholey distinguía el sueño normal del lúcido con base en los siguientes siete criterios: el soñador sabe que sueña; dispone de su libre albedrío; cuenta con sus capacidades normales de raciocinio;
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