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Teoria De Los Sueños

Clari8722 de Noviembre de 2013

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Desde su juventud, Freud, había tenido atracción por sus propios sueños; una de sus costumbres era anotar la mayoría de sus sueños personales. De hecho, la redacción de su libro La interpretación de los sueños, se fundamenta mayoritariamente en el análisis de sus propios sueños.

El problema de los sueños se le planteó cuando trabajaba con la curación de las neurosis mediante el método de la asociación libre, donde les pedía a los enfermos que expresaran libremente el contenido de sus actos mentales. Estos, le explicaban sus sueños con bastante frecuencia en el curso de estas asociaciones.

De este modo, Freud se encontró con el material de sus propios sueños y el de sus pacientes neuróticos. En un principio escribía sus sueños y se los enviaba a su amigo Fliess, médico otorrinolaringólogo interesado en el psicoanálisis. En esta época, Freud, tenía interés en demostrar al mundo científico que los sueños tenían sentido, que era una formación del inconsciente y que tienen que ver con el deseo.

El método de la asociación libre llevaba implícito que el paciente hablara de sus sueños, respetando Freud el camino que le indicaban las asociaciones. El sueño tomó paulatinamente la misma importancia que los síntomas neuróticos al ser también una formación del inconsciente. A partir del contenido manifiesto del sueño (lo inicialmente recordado, el relato del propio sueño), los pacientes asociaban sobre el material que al principio ignoraban (el contenido latente inconsciente) y que poco a poco se iba haciendo más importante al estar relacionado con el inconsciente, pasando el contenido manifiesto a ser solo una fachada aparente. Con este procedimiento, Freud descubre e inventa lo que llamó la "vía regia del psicoanálisis", ya que llevaba al deseo inconsciente latente u oculto; siendo el sueño la realización de este deseo.

Los restos diurnos de las experiencias tenidas por el sujeto en el día antes de dormir servirán de material para la construcción inconsciente del sueño, tomado este su forma de material manifiesto a través de su recuerdo. Sin embargo, el contenido manifiesto llega a nuestra conciencia de manera deformada y disfrazada; está censurado, de modo que se presenta como una manifestación disfrazada de un deseo inconsciente.

El mecanismo anterior ocurre por el conflicto entre el deseo inconsciente que impulsa y demanda por ser reconocido por el sujeto, y una instancia represora, al servicio de la norma interiorizada, que impone su deseo de callarse.

Mediante ciertos mecanismos, como el desplazamiento, el deseo inconsciente pasa a ser representado de manera sucesiva en diferentes imágenes del sueño, además de poderse condensar juntando o uniendo varias imágenes, siendo de este modo ocultada a la conciencia. De otro lado, el método de interpretación de los sueños rehúye la interpretación universal de los símbolos, ya que cada sueño remite a los significados personales inconscientes de un deseo; deseo que solo puede descifrar el propio sujeto con la ayuda del despliegue de su cadena asociativa desde su contenido manifiesto a su contenido latente e inconsciente. Sin embargo, Freud llegó a admitir que en determinados casos se podía utilizar el desciframiento universal de los símbolos, pero solo como método secundario a la asociación libre.

Contenido manifiesto e ideas latentes del sueño:

El sueño relatado o recordado subjetivamente carece de autenticidad, ya que es sustituto de algo ignorado para el propio sujeto que tiene el sueño. Esto ocurre porque esa parte tiene un carácter inconsciente para la conciencia del sujeto. El sueño en su totalidad es una sustitución deformada de un suceso inconsciente cuyo descubrimiento corresponde a la interpretación de los sueños.

Para el análisis de un sueño es importante tener en cuenta que el aspecto exterior del sueño, su relato y presentación por el paciente o para nosotros mismos, por muy extraño o inusual que nos parezca, no debe preocuparnos para nada. Nuestra labor como terapeutas se reduce a despertar, mediante la asociación libre, las representaciones sustitutivas alrededor de cada elemento del sueño, sin reflexionar sobre ellas o preocuparnos si se alejan o no de ese elemento del sueño. Se debe esperar a que la parte inconsciente surja espontáneamente. Mediante la asociación libre se le indica al sujeto que no evite comunicarnos cualquier idea o recuerdo, por insignificante o absurda o repugnante que le parezca, que le suscita ese elemento de su propio sueño. El papel protagonista de la interpretación del sueño, recae sobre el propio soñador, indicándole el terapeuta el método a seguir para acceder a la parte inconsciente del mismo.

Sin embargo, el sujeto o nosotros mismos al evocar nuestras asociaciones respecto a los sueños tenderemos a desviarnos de la regla de la asociación libre y a admitir, rechazar o seleccionar ciertas interpretaciones como más atractivas que otras. De este modo toda interpretación se realiza contra cierto grado de resistencia que impone la propia mente consciente e inconscientemente a este trabajo.

De esta manera el contenido manifiesto del sueño es la forma que el sueño adopta ante nosotros en su secuencia de imágenes y relato, y el contenido latente del sueño a aquello que permanece oculto por su carácter inconsciente y que el terapeuta tratará de descubrir mediante el análisis de las asociaciones libres que surgen en el sujeto a propósito de su sueño.

Los sueños infantiles:

El contenido manifiesto del sueño suele ser una representación distorsionada del contenido latente del mismo, debido a la intervención de distintos mecanismos que tienen lugar en la mente del sujeto y que se oponen a la expresión directa de los deseos inconsciente, en particular los mecanismos de represión o censura.

Sin embargo, Freud reconoce que en los niños pequeños (menores de cinco años) suelen presentarse los sueños como realizaciones de deseos de manera directa o al menos con menor distorsión defensiva. En el caso de niños pequeños no suele ser necesario el uso de la interpretación mediante la asociación libre; y es mejor preguntarle al propio niño o a los adultos significativos por sucesos transcurridos en el día anterior del sueño, relacionándose esto con la reacción de la mente inconsciente del niño a este suceso.

Por ejemplo, Freud, relata el sueño de un niño de veintidós meses es encargado de ofrecer a un tío un cesto de cerezas, muy a disgusto, a pesar de las promesas de que podrá, en recompensa, probar la fruta ofrecida. Al día siguiente cuenta de que se comía todas las cerezas.

Otra niña de tres años había hecho durante el día su primera travesía en barco a un lago, que debió de parecerle corta, pues al desembarcar rompió en llantos. A la mañana siguiente contó que por la noche había soñado que navegó por el lago largo rato, sin que nadie le interrumpiera.

Esto hace pensar que los sueños infantiles tiene un sentido, y que en ellos el contenido manifiesto y latente parecen más similares que en los adultos. El sueño infantil es una reacción a un suceso del día anterior que deja tras de sí un deseo insatisfecho, y que trae consigo la realización directa y no disfrazada de ese deseo.

A partir de los sueños infantiles, Freud concluye que el sueño es el guardián del reposo, en el sentido de que instauran la realización de un deseo que excitó al sujeto en el estado de vigilia. Esa realización fantaseada y alucinatoria, permite al sujeto protegerle de la excitación y proseguir el descanso y reposo del dormir, al permitirle al menos una satisfacción "alucinada" de su deseo.

En todos los demás sueños, de niños mayores y de los adultos, la deformación del contenido manifiesto del sueño, tal como se nos aparece en su secuencia y relato constituye una deformación defensiva de los deseos inconscientes, de su contenido latente. En los adultos mediante la asociación libre se revela los deseos inconscientes que habían permanecidos ocultos y censurados.

La censura del sueño y el trabajo del sueño:

Como ha quedado expuesto, salvo en los casos de los niños pequeños, el contenido manifiesto de los sueños aparece deformado respecto a su verdadera intención del deseo inconsciente latente.

¿Por qué ocurre esta deformación del sueño? Esta deformación es la que hace al sueño extraño e incomprensible al propio sujeto, y la que participa en la propia resistencia consciente e inconsciente al reconocimiento del deseo inconsciente que lo sustenta. La censura del sueño es la responsable de tal resultado. La censura se levanta contra el deseo inconsciente.

Los deseos expresados en los sueños, al igual que los relacionados con los síntomas neuróticos, tienen un aspecto central de naturaleza sexual y se suelen relacionar con deseos eróticos vividos en la infancia o relacionados asociativamente con ellos. La sexualidad infantil, se constituye así en el motor de todo sueño. Los deseos incestuosos que se producen en la infancia (complejo de Edipo) suelen estar relacionados con estos deseos ocultos en el sueño.

La censura representa la instancia moral del sujeto, lo que a su conciencia le parece reprensible, indecente o repugnante. La búsqueda del placer o deseo sexual es rechazada conscientemente mediante diversos mecanismos inconscientes del propio yo del sujeto que se expresan en el mismo sueño, aunque de manera más débil que en el estado de vigilia. Estos mecanismos de defensa contra el deseo, y la forma disfrazada en que se expresa ese deseo, son los que producen la particular forma de cada sueño personal. El contenido manifiesto de los sueños adopta una expresión similar a los

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