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Tesis Suicidio


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2014  •  1.869 Palabras (8 Páginas)  •  1.418 Visitas

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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

En Puebla en el año 2004 niños menores de 11 años comenzaron a presentar una tendencia hacia un comportamiento suicida que ha ido incrementando en los últimos años comparado con los adolescentes, pero a pesar de ello hay pocos estudios científicos acerca del suicidio de infantes, y no hay datos acerca de la incidencia de este fenómeno a nivel internacional. Sin embargo, se sabe que las razones que llevan a los niños a suicidarse son muy diferentes de aquellas que motivan a los adultos.

El suicidio infantil es un problema de salud pública que sigue siendo un tabú en muchas partes de la república mexicana, a veces es difícil de diagnosticar, ya que los niños que lo viven tienen mayor dificultad que los adultos para expresar sus conflictos. El suicidio de los niños más pequeños es, además, confundido o pensado como un accidente, la muerte de niños huérfanos y/o los que viven en la calle no suelen ser investigadas o siquiera registradas por las autoridades de algunos estados, lo cual dificulta poseer estadísticas o realizar estudios.

Los pocos estudios sobre el comportamiento suicida revelan la elevada prevalencia de trastornos del comportamiento y otros factores en los niños, a partir de los datos encontrados se plantean una serie de interrogantes, que son los puntos fundamentales de la siguiente propuesta; es decir se planea conocer cuáles son los factores asociados al suicidio.

MARCO TEORICO

Un niño suicida es un menor de edad que planea o intenta acabar con su vida repetidas ocasiones. El término “suicidio infantil” designa el acto por el cual un niño provoca su propia muerte de manera voluntaria. En la mayoría de los casos, esto no significa simplemente un deseo de morir, sino que aparece como el último recurso para escapar de un gran sufrimiento o de una situación para la cual el niño no encuentra salida.

El suicidio infantil a veces es difícil de diagnosticar, ya que los niños que lo viven tienen mayor dificultad que los adultos para expresar sus conflictos o su infelicidad. El suicidio de los niños es pensado como un accidente: muchas veces atribuido a apoyarse en las ventanas o cruzar la calle en el momento equivocado.

El suicidio representa una tasa mundial de mortalidad anual de cerca de 14,5 por 100 000 habitantes, que equivale a una defunción cada 40 segundos, ocupa la decimotercera causa de muerte en el mundo; entre las personas entre 5 a 13 años de edad (OMS, 2004).

Relativamente pocos países tienen datos fidedignos sobre el comportamiento suicida no mortal; la razón principal reside en la dificultad para recopilar la información. Solo una minoría de los que intentan suicidarse va a los establecimientos de salud para recibir atención médica.

Además, en muchos países en desarrollo, los hospitales no registran los casos. Por otra parte, en muchos lugares no es obligatorio notificar las lesiones, y en consecuencia, no se recopila la información sobre ellas en ningún nivel, es decir, no se conoce claramente la magnitud de los intentos de suicidio en la mayor parte de los países. Hay algunos datos que indican que en promedio, solo cerca del 25% de los que llevan a cabo actos suicidas hacen contacto con un hospital público y estos no son necesariamente los más graves, es decir, que la mayoría de los infantes suicidas siguen pasando inadvertidos. (INICEF, 1992).

Tener datos registrados aporta en forma incuestionable a la investigación y sobre todo a la prevención, ya que quienes intentan suicidarse corren un alto riesgo de incurrir en un comportamiento suicida posterior, tanto mortal como no mortal. Las investigaciones indican que el comportamiento suicida no mortal, es de mayor prevalencia entre los jóvenes que en los niños.

El suicidio es una acción que tiene origen en el desorden social, por lo tanto, no es una decisión personal, sino que lo ocasiona algún poder que está por encima de la intervención humana (Durkheim, Suicidio y lesiones autoinflingidas, 1996) y que comienza con la ideación de pensamientos, planes o deseos persistentes de cometer suicidio.

Se pueden distinguir tres etapas, iniciadas hacia los 5 años, ya que antes de eso el infante considera a la muerte como una separación temporal, provisional y reversible. Los niños entre 6 y 11 años suelen personificar la muerte. Hasta los 7 años y medio consideran a la muerte como algo alejado, que no afecta a los niños. Entre los 7 años y medio y los 8 y medio empiezan a reconocer la muerte como una posibilidad personal e inmediata.

Entre los 9 y 11 años, aparece el concepto de muerte como irreversible y capaz de afectar, primero a personas neutras y, luego a las próximas.

Los niños con tentativas de suicidio tienen miedo a su propia muerte y las de sus familiares, un alto nivel de rechazo por la vida y atracción por la muerte o bien muestran un bajo nivel de atracción por la vida y rechazo por la muerte. Suelen mostrar fluctuaciones en su comprensión de la muerte, normalmente en relación con situaciones ansiógenas, pudiendo reaparecer la idea de muerte como proceso reversible.

Como segundo punto importante se tiene que ubicar al niño en el lugar que ocupa según la época en la que se encuentra; la modernidad coloca al impúber en un contexto familiar en el que los cuidados, la educación y el aseguramiento del porvenir son temas principales dentro de la estructura familiar.

El hijo ingresa a la familia como un valor representativo para la madre y el padre. Es esperado con una serie de significantes que nos dan cuenta de los ideales que los padres tienen en relación a él.

A menudo un suicidio o un intento de suicidio va precedido por eventos vitales estresantes. Raramente son una causa suficiente para el suicidio y su importancia radica en su acción como factores precipitantes en los infantes, una pobre comunicación entre padres e hijos puede actuar como factor de riesgo mientras que la problemática familiar, la carencia de calidez en el hogar y la distorsión en las relaciones padre-hijo juegan un papel importante para el suicidio.

Por otra parte ¿por qué justamente los casos de suicidios se han presentado en niños?; el suicidio se comunica por contagio (Valbuena, Conductas suicidas en adolescentes según diagnóstico psiquiátrico y factores de riesgo, 2003) ya que hay

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