Trastorno Conducta Alimentaria

Detectando un trastorno de la conducta alimentaria.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son, quizás, los más resistentes que un psicólogo se puede encontrar en terapia. Principalmente, porque la persona que lo padece suele negar el diagnóstico, o rechazar el tratamiento, o, en caso de acceder a seguirlo; intentan vulnerarlo sistemáticamente. De esta forma minan el proceso de recuperación; que dificilmente podemos decir que sea total. Por eso es fundamental detectarlo a tiempo.

Empecemos pues, definiendo a los TCA. Y, paradójicamente, lo más llamativo en estos es la alteración de la imagen corporal que lo causan o acompañan. Aunque esta alteración no es determinante, pues en ocasiones no se da, pero que consiste en que la persona se percibe a si misma con un peso corporal marcadamente superior al real, negando cualquier prueba objetiva que les pueda convencer de la contrario. Así que se acostumbran a oir los comentarios de la gente sobre su aspecto, que son contradictorios con su percepción, y a minimizarlos, negarlos o ignorarlos. Para reducir este supuesto exceso de peso suelen realizar conductas restrictivas, purgativas y/o compensatorias. Dejar de comer, usar diuréticos, laxantes, inducirse el vómito y/o realizar deporte en exceso. El por qué se produce esto se debe, en parte, a que las conductas alimentarias anómalas sirven a la persona, en inicio, para reducir su estrés. Si recordamos artículos anteriores, habiamos dicho que el estrés produce un gran malestar y sufrimiento, en parte, por la sensación de pérdida de control corporal. Una persona que siente que no tiene control sobre las reacciones de su propio cuerpo (estrés) tiende a buscar tareas, actividades o rituales que lo reduzcan. Lo que hace que la persona se decante por controlar su comida, o por hacer deporte en exceso, o por establecer rituales que acaben condicionando su vida (un trastorno obsesivo compulsivo) se debe, posiblemente, a factores personales previos. En el caso de los TCA parece común presentar algún tipo de sufrimiento emocional provocado por una o varias situaciones traumáticas de la infancia o adolescencia. Y es dentro de ese conflicto donde se encuentra y se esconde el TCA. Ah, y es frecuente que personas con este trastorno hayan tenido un referente familiar en casa (padres, abuelos) que también hayan realizado prácticas extrañas con la alimentación.

¿Qué es lo que vamos a observar si tenemos un familiar con un TCA? Voy a describir una serie de pautas que nos deben poner sobreaviso.

1. Referente al carácter, vamos a observar cambios de humor impredecibles, con estallidos inesperados que salpican a todo el hogar y que pueden estar dándose alrededor de las comidas, sirviendo a la persona para evitar comer o alterar el menú familiar. Observaremos cambios en la energía de la persona; momentos de mucha activación y deporte y momentos de descanso excesivo,

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