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Una Muestra Del Ingenio Humano


Enviado por   •  8 de Febrero de 2015  •  2.271 Palabras (10 Páginas)  •  206 Visitas

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UNA MUESTRA DEL INGENIO HUMANO

El ser humano en su afán por obtener el control, no solo de lo que lo rodea, sino peor aún, de quienes lo rodean, a lo largo de la historia de la humanidad, ha desarrollado técnicas e inventos, que podrían denominarse "de castigo", hacia acciones que rompen con los parámetros establecidos por el mismo hombre, para todo aquello que considera como la rectitud social.

Estas técnicas de castigo, implementadas en la historia de la humanidad, como una manera explícita de tortura, no se remiten exclusivamente a los fines establecidos, como una violación a las normas implementadas por una élite de alguna época, sino que el mismo hombre, hace uso de la fuerza en pos de satisfacer sus propios ideales e intereses, como una muestra ello, baste con citar "el holocausto"; hecho que marco sin duda alguna, un antecedente de estas conductas y, no es que nos referimos específicamente a la época en que se desarrollan dichos sucesos, misma que se caracteriza, por prácticas brutales abiertamente aceptadas en favor de la tortura, lo que demuestra verdaderamente que el ‘hombre es el lobo del hombre, tal como lo anunciara Tomás Hobbes.

Lo que pretendemos con este ensayo, ante todo, es la comprensión de las acciones tortuosas que ha cometido la humanidad a lo largo de la historia, partiendo de la evidencia empírica en las visitas a los museos de México, prácticas no aceptadas y sin embargo promovidas por un sector de la sociedad. Aunque a la fecha, no estamos completamente seguros de que éstas, hayan sido erradicadas dentro de la sociedad, más aún, cuando los testimoniales periodísticos nos dan muestra cotidiana de ello.

Haciendo un análisis del inicio de la tortura y el transcurso que lleva hasta la época del holocausto, y trayéndolo hasta nuestros días, es como desarrollamos este ensayo, con conocimiento al día de hoy de instituciones dedicadas a apoyar la abolición de prácticas tortuosas como método de castigo, tanto en el territorio nacional, como en el ámbito global.

La tortura ha sido una actividad ideada por el humano para conseguir información, para tomar venganza, intimidar a otros, o bien, dar un castigo ejemplar, para que la acción en cuestión, no vuelva a hacerse. Estos métodos son crueles, inhumanos y degradantes contra el individuo, ya que van en contra de la salud física y mental de la persona, con tal de obtener lo que se quiere.

Los instrumentos de tortura fueron aquellos ideados para ocasionar dolor a un ser humano, que no necesariamente deben culminar con la muerte de la persona, aunque a veces, ello ocurriera, por la severa infección de las heridas ocasionadas o como consecuencia lógica y natural de la tortura. El martirio que se hacía, provocaba que las personas declararan lo que fuera, con tal de acabar con el sufrimiento que se les inducía.

Desde hace más de 3000 años, emperadores y generales, policías y dictadores, criminales, clérigos e incluso médicos, han utilizado un sinfín de instrumentos de tortura, que abarcaba, desde lo más mundano, hasta lo más exótico, desde el uso de puños y pies, hasta mecanismos sofisticadísimos, en donde, el torturado se asaba a fuego lento, estos métodos aterrorizaban, mutilaban y marcaban de por vida a sus víctimas y, desde luego existen testimoniales que dan cuenta de que éstos, han sido utilizados por gobiernos, colectividades e individuos con fines personales y de grupo.

Durante la Roma antigua, se utilizaron las crucifixiones, en la Edad Media artefactos como “la dama de hierro”, “el potro” y artefactos de tortura sexual, y en los siglos subsecuentes, sesiones de apaleamientos y descargas eléctricas, asi como el uso de drogas de la verdad o suplicios de todo tipo.

Se dice que el Medioevo, fue la edad de oro de los torturadores, con el uso de la imaginación puesta al servicio de los mismos, desbordándose y agudizándose al máximo, inventando los mejores y más prácticos medios de tortura. Si bien existe una realidad en la idea sobre la tortura, podemos desmitificar a los inquisidores, como los mayores torturadores y asesinos de todos los tiempos, puesto que otros, en etapas posteriores, han sido mucho más eficaces y han aplicado la tecnología de punta de su época, para crear instrumentos de terror y de aniquilación masiva.

A lo largo de la historia, damos cuenta de la existencia de dos tipos de tortura utilizada, dependiendo de la meta del torturador; una era una forma legal de castigos para aquellos que habían sido hallados culpables de crímenes menores. Este tipo de tortura, incluía los chismes maliciosos, difamación, calumnias, hurto, peleas, estar ebrio en público, vandalismo y otros. A menudo, el culpable era castigado públicamente como ejemplo para los demás y, también para aumentar la sensación de humillación del torturado.

El otro tipo de tortura, es mucho más siniestro y, hay muchas historias y leyendas que lo rodean, ésta, involucra el juicio de acusados de brujería. Un hombre o mujer acusado públicamente de brujería, podía ser sometido a juicio. Cualquier persona que aceptara ser culpable de tal acusación, debería recibir una multa y una sentencia corta, abandonando tales prácticas en el futuro. Aquellos que alegaban su inocencia, y constituían la mayor parte de los acusados, eran "probados". Esto, involucraba sumergir al acusado repetidas veces en agua helada hasta que confesara, colocar objetos pesados en su cuerpo y arrojarlos a un cuerpo de agua para ver si flotaban (señal que aseguraba, de que se trataba de una bruja), o bien arrojarlos de un barranco o un edificio alto, para ver si podían volar. En todos estos casos, el acusado tenía que morir para probar su inocencia.

A diferencia de los métodos de tortura europeos, los métodos de tortura de la Colonia, no causaban a la víctima un dolor extremo. Normalmente se realizaban en potros en las plazas públicas. Estos dispositivos avergonzaban a la víctima, además de inmovilizarla en una posición incómoda para cumplir la sentencia, que podía durar hasta una semana. El castigo no estaba tanto en el dolor causado, sino en la humillación para la persona y su posición social en la comunidad. Por esta razón, las personas confinadas a tortura en las plazas públicas, eran bien tratados por los transeúntes. Ellos temían ser mal vistos por una comunidad que castigaba a los ciudadanos por sus delitos de esa manera.

El uso de los medios de tortura, ciertamente se fue aboliendo poco a poco en todos los países durante los siglos XVIII y XIX, siendo ésta, condenada por la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. Sin embrago, desgraciadamente, aún persisten en muchos países, aunque en sus Constituciones se prohíban expresamente.

Actualmente se

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