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VIOLENCIA DE LOS HIJOS HACIA SUS PADRES


Enviado por   •  6 de Junio de 2015  •  3.387 Palabras (14 Páginas)  •  204 Visitas

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VIOLENCIA DE LOS HIJOS HACIA SUS PADRES

SONIA GARCIA CABRERA

Los humanos, heredamos genética y culturalmente, ¿puede por ende hablarse de violencia contra-natura?

Podríamos acotar las vías de Maltrato en varias direcciones de padres a hijos, hijos a padres, niños a niños, sociedad a padres e hijos e instituciones. Los niños y jóvenes son mayoritariamente víctimas de malos tratos. En ocasiones actúan como verdugos con sus progenitores.

Respecto a las Conductas que muestran los Menores podemos agruparlas en varias categorías.

- Tiránicas.

Son aquellas cuya finalidad es causar daño y/o molestia permanente. La incomprensión como axioma.

Se utiliza la amenaza y/o agresión para dar respuesta a un hedonismo y nihilismo creciente.

Al posicionarse: "somos jóvenes", se produce la urgencia de algunos mal llamados derechos.

Culpabilizar y Eludir responsabilidades a uno de los mecanismos fundamentales.

- De utilización.

Se utiliza al Padre en usufructo o el "cajero automático", la denuncia infundada y el "Chantajear" y hacer copartícipe de "trapicheos" (droga...).

- De despego.

En la que se Transmite que profundamente no se les quiere. En los últimos años, en los juzgados y Fiscalía de Menores hemos constatado un preocupante aumento de las denuncias a menores por malos tratos físicos (conllevan psíquicos y efectivos) a las figuras parentales (casi exclusivamente a la madre). Dichas inculpaciones son presentadas por vecinos, partes médicos de los hospitales y puntualmente por la víctima, la cual cuando llega a la Fiscalía de Menores a pedir "árnica" es que ha sido totalmente desbordada y derrotada, viene con la honda sensación de haber fracasado como padre y con un dolor insondable por denunciar a su hijo, sabedor de que la Justicia pudiera domeñar esa conducta, pero difícilmente equilibrarla.

I. MENORES AGRESORES EN LA CALLE Y/O EN EL HOGAR

La sórdida cotidianeidad de estos abusos en el seno de lo que debiera ser un hogar cercena cualquier convivencia. Sin embargo este "cáncer relacional" sólo despierta la alerta colectiva cuando salta a los medios de comunicación un parricidio. Entonces como en todos los hechos que concluyen en muerte, la sociedad vuelve a sorprenderse por la frialdad con que los niños cuentan sus actos violentos y por la aparente falta de móviles o razones para efectuarlos.

Topamos con una terca y cruel realidad, estos niños no aquilatan el valor de una vida, su riqueza, su particularidad, por eso no son absolutamente responsables de sus actos, porque no evalúan lo que dañan.

Y es que hemos de diferenciar entre la imputabilidad, concepto jurídico, que se establece cronológicamente, por ejemplo en España todavía lo es para los mayores de 16 años. La conciencia, es verificable que desde muy corta edad, se conoce lo que se hace. La responsabilidad, depende de cada sujeto, pero en todo caso requiere una maduración cognitiva y afectiva, lo que conlleva un aprendizaje (de respuestas alternativas ... ) y un desarrollo (de los estadios morales KOHLBERG ... ).

Existen niños, que por causas sociales (anomía, cristalización de clase, etiquetaje, presión de grupo, profecía autocumplída, etc.) conforman una personalidad patológica, pero la etiología está muy lejos de ser cromosómica, Lombrosiana, etc.

El estudio del genoma humano, demostrará que el delincuente no nace por generación espontánea, ni por aberración genética.

Esta personalidad resulta ser definida como psicoticismo o dureza emocional. Son niños que no traslucen sentimiento por el sufrimiento ajeno, que no se ponen en su lugar, que niegan o desplazan responsabilidad, que buscan su propio placer, son personalidades refractarias al afecto, a la amistad, tienen miedo a sufrir nuevas decepciones y daños psíquicos, se encierran en sí, viven negativamente las intenciones ajenas y se defienden atacando, son sancionados pero no aceptados, lo que retuerza su posicionamiento. Nos encontramos con un autismo afectivo, el futuro se ensombrece.

II. CARACTERISTICAS DE QUIEN VIOLENTA A SUS PADRES

Volviendo a ceñir nuestra atención en los vástagos agresores, vemos que resulta inviable apuntar una Estadística cuantificadora fiable, dada la más que incalculable pero seguro amplia cifra de conductas de este tipo no denunciadas, y que sólo se interviene judicialmente en aquellas en que hay constancia de secuelas físicas de agresión. Respecto al Perfil, se trata de un menor varón (1 de cada 10 son chicas) de 12 a 18 años (con una mayor prevalencia del grupo 15-17) que agrede primordialmente a la madre. Adolecen hasta del intento de comprender qué piensa y siente su interlocutor "domado". Poseen escasa capacidad de introspección y autodominio "me da el punto/la vena..." Los Tipos caben diferenciarse en:

- Hedonistas-Nihilistas, el más amplio en número. Su principio es "primero yo y luego yo", unos utilizan la casa como hotel (los fines de semana los pasan fuera), entienden que la obligación de los padres es alimentarles, lavarles la ropa, dejarles vivir y subvencionarles todas sus necesidades o mejor dicho demandas. El no cumplimiento de sus exigencias supone el inicio de un altercado que acaba en agresión. En gran número no realizan ninguna actividad educativa o formativa, se levantan a las 13 horas, comen, descansan con una reparadora siesta y "a dar vueltas con los colegas". Se implican con grupo de iguales de conductas "poco aconsejables". En síntesis y literalmente hacen lo que quieren, llevan a dormir a quien desean a casa, llaman al cerrajero y cambian la cerradura dejando a los padres fuera. En fin, un despotismo nada ilustrado.

- Patológicos, bien sea por una relación amor-odio, madre-hijo, con equívocos, más allá de los celos edípicos, en algún caso con relaciones incestuosas. Otro determinante es la dependencia de la droga, que impele al menor a robar en casa desde dinero para comprar sustancias psico-trópicas de diseño, hasta la cadena musical para adquirir otros tóxicos como inhalantes volátiles tipo pegamentos con tolueno.

- Con violencia aprendida, como aprendizaje vicario desde la observación, ya sea porque el padre (por ej. alcohólico) también pega a la madre para conseguir su líquido elemento; o

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