Vejes Y Muerte
2 de Junio de 2015
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PROLOGO
La presente obra, ¿Cómo Hacer Psicoterapia Exitosa?, contiene un total de 22
trabajos originales preparados especialmente para este libro, a lo largo de los cuales
se presentan los principales modelos psicoterapéuticos, tanto clásicos, como
contemporáneos y de vanguardia, todos ellos vigentes y con gran aceptación por
parte de la comunidad psicológica de Hispanoamérica.
El texto ha sido organizado en cinco partes, teniendo en cuenta los antecedentes
históricos, el estado actual, las aplicaciones y perspectivas de las cuatro principales
fuerzas psicoterapéuticas contemporáneas: psicoanálisis, conductismo, humanismo y
transpersonal. Además, se describen otros enfoques psicoterapéuticos de amplia
aceptación en la actualidad: El enfoque humanista centrado en la persona, terapia
racional emotiva, logoterapia, psicoterapia breve, psicoterapia gestalt, análisis
transaccional, psicoterapia breve sistémica, terapia psicocorporal y la psicoterapia
integracionista.
Previamente, se inicia con tres capítulos básicos acerca del proceso psicoterapéutico,
el estilo personal del psicoterapeuta y la metodología de la investigación en
psicoterapia; se continúa con la descripción de las técnicas psicoterapéuticas, y
finaliza con cuatro tópicos especiales: la psicoterapia de grupo y las terapias de
familia, Terapéutica de las Adicciones, La Espiritualidad como Técnica
Psicoterapeútica y la Intervención Psicológica en Ansiedad y Estrés.
Los autores que provienen de México, son destacados psicólogos considerados como
líderes en los que enfoques que representan, tanto en el nivel personal como
institucional, y proceden de las siguientes instituciones académicas: Instituto
Mexicano de la Pareja, Asociación Mexicana de Psicoterapia Psicoanalítica, Instituto
Mexicano de Terapia Cognitivo-Conductual, Escuela Mexicana de Análisis Existencial
y Logoterapia, Instituto Mexicano de Psicoterapia Gestalt, Centro de Psicoterapia
Breve de México así como autores nacionales que pertenecen a universidades de
prestigio: Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Iberoamericana y
Universidad Intercontinental.
Los colaboradores del extranjero también provienen de reconocidos centros
académicos, tales como la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad
Complutense de Madrid (España); Escuela Española de Terapia Reichiana; AIGLE,
Centro de Desarrollo Humano (Argentina); Centro Caribeño de Estudios
Posgraduados (Puerto Rico), Universidad Femenina (Perú) y Universidad de
Barcelona (España).
Teniendo en cuenta que en América Latina no se cuenta con un libro de texto que
reúna en un solo volumen, no solo los enfoques psicoterapéuticos contemporáneos,
sino también la mayoría de los sistemas psicoterapéuticos de vanguardia y de
actualidad, creemos que la presente obra constituirá un aporte significativo a la
práctica psicológica, siendo un libro de utilidad para estudiantes y profesionales.
Dr. Elisardo Becoña Iglesias
Profesor Titular, Facultad de Psicología
Universidad de Santiago de Compostela, España
PRIMERA PARTE
EL PROCESO TERAPÉUTICO
María José Fuentes Pallas
María del Carmen Lorenzo Pontevedra
Centro de Psicología Clínica, España
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, el estudio del proceso terapéutico ha tenido una gran relevancia
(Lambert y Hill, 1994; Marmar, 1990; Orlinsky, Grawe y Parks, 1994), con el
objetivo de conocer cómo mejoran nuestros clientes con los tratamientos
psicológicos.
El proceso terapéutico comienza cuando una persona se presenta delante del
terapeuta en busca de ayuda por un problema concreto que le ocasiona un trastorno
o malestar. A partir de este primer contacto con el cliente comienza la relación
terapéutica y la terapia sí procede.
En esta primera entrevista, el terapeuta deberá tener la suficiente habilidad para: a)
obtener la mayor cantidad de información relevante para evaluar, diagnosticar y
utilizar; b) en el más breve tiempo y, c) crear y mantener una buena relación de
trabajo con el paciente (Morrison, 1995). De estos tres componentes, obtener los
datos básicos y el rapport son cruciales.
Una vez acabada la primera entrevista, de una duración aproximada de una hora ,
deberíamos haber obtenido: a) información básica del cliente, y (b) establecido las
bases para una buena relación de trabajo.
Dentro del proceso terapéutico, la primera fase se dedicará a la evaluación que
comienza en la primera entrevista y se continua luego durante gran parte del mismo.
La información reunida ha de ser comprensiva al mismo tiempo que se ha de extraer
desde perspectivas diferentes como son: conductual, social, médica, etc. Es decir, la
información incluiría datos biográficos, familiares, de salud mental y física, así como
en el nivel conductual y de pensamiento.
Tanto en esta primera entrevista como a lo largo del tratamiento, entran en juego,
no solo el lugar y las dos personas que interactuan cliente y terapeuta, sino,
además, las variables del terapeuta y las variables del cliente.
Frank (cfr. Frank y Frank, 1991) comparó varias psicoterapias, llegando a la
conclusión de que casi todos los enfoques ponen de manifiesto la importancia que
tiene la relación terapeuta-cliente con vistas al cambio de éste. Cuanto mejor sea la
relación: a) más abierto estará el cliente, b) se mostrará más inclinado a explorar
sus sentimientos con el terapeuta, y c) prestará atención y actuará según la opinión
manifestada por el terapeuta. En resumen, el cliente será más susceptible al cambio.
Hemos de tener en cuenta que aunque es necesario que se de una relación positiva
entre terapeuta y cliente, entendiendo por tal que se establezcan sentimientos
mutuos de respeto y confianza, esto no es suficiente para el cambio del cliente. Con
una buena relación se establece una base o punto de partida para que las diversas
técnicas a aplicar surtan efecto, pero es necesario además que el cliente cumpla las
tareas encomendadas para el éxito de la terapia.
Aunque durante la primera entrevista se debería reunir la mayor cantidad de
información, es frecuente que para la evaluación se necesiten varias sesiones. Esto
es consecuencia principalmente de las variables del cliente y del tipo de problema
que tiene que contar. Es decir, si nos encontramos ante un cliente muy hablador,
impreciso, hostil, receloso o difícil de comprender, es necesario recurrir a aumentar
el número de sesiones o hacerlas más largas, aunque esto no siempre es posible
debido a que muchos clientes no soportan sesiones muy largas.
Si es necesario para la terapia de un determinado cliente entrevistar a otros
informantes (padres, hermanos, etc,), naturalmente se requerirán sesiones
adicionales. Algunos autores (ej., Morrison, 1995), proponen subdividir el tiempo de
entrevista en porcentajes para las distintas porciones de información.
Aunque la información relevante se debe obtener en las entrevistas iniciales, es
normal a lo largo del proceso ir añadiendo nuevos hechos y observaciones a los
datos originales. Aunque este hecho no afectará substancialmente ni al diagnóstico ni
al tratamiento, hay ocasiones en que sí puede afectar, al obtener información nueva
y relevante, como puede ser un cambio en las circunstancias que rodean al sujeto o
a la causa de su problema.
Durante todo el proceso terapéutico, el terapeuta ha de tener la habilidad necesaria
para que el cliente esté motivado, reconozca sus pequeños o grandes avances,
ponga en práctica las diversas técnicas que se le hayan podido enseñar o las
distintas habilidades que haya adquirido y no abandone la terapia antes de tener
totalmente solucionado el problema que motivó la consulta.
DEFINICIÓN
El proceso terapéutico hace referencia al conjunto de fases sucesivas implicadas en
el tratamiento psicológico, que abarcan desde la primera consulta por parte del
cliente hasta la finalización del tratamiento. Desde nuestro punto de vista de
terapeutas de conducta, establecemos las siguientes fases por las que pasa el
proceso terapéutico:
La primera hace referencia al establecimiento de una relación terapéutica, donde se
ha de intentar establecer una buena relación con el cliente, puesto que de ella
dependerá en parte la aceptación y confianza entre ambos. Se ha de establecer un
buen rapport psicológico.
Al mismo tiempo que se entabla la relación terapéutica, se inicia lo que sería la
siguiente fase del proceso, la evaluación conductual, que consiste en la recogida de
datos lo más exhaustiva posible, haciendo referencia a las distintas áreas de la vida
del cliente, como las relaciones familiares, relaciones sociales, aspectos laborales y
ocupacionales, relaciones de pareja y sexualidad, aspectos fisiológicos (tipos de
enfermedades), etc., y centrándose especialmente en el motivo de consulta.
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