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Cristo es Dios

Israel_rsTrabajo11 de Enero de 2015

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1. ¿Cristo es Dios?

Cristo es Dios

El título de Dios es aplicado algunas veces al Señor Jesús. Por ejemplo, el apóstol Tomás había rehusado creer que el Señor había rgesucitado de los muertos mientras no recibiera una evidencia verdadera. Cuando Jesús apareció delante de él y le mostró las señales en sus manos, exclamó: "¡Señor mío y Dios mío!"

¿Que quiso decir?

Anteriormente, los apóstoles habían pedido a Jesús que les enseñara al Padre y él había contestado: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:8). Ellos vieron al Padre en Jesús, porque, como más tarde lo dijera, él Lo había manifestado a sus apóstoles (Juan 17:6,26).

Ahora la gloriosa verdad de que el que los apóstoles habían seguido fielmente era la manifestación de Dios, iluminó a Tomás haciéndolo proferir las palabras: "¡Señor mío y Dios mío!"

¿Habrá querido decir que Jesús era la segunda persona de la Deidad? No. Tal lenguaje como el que Tomás usó es frecuentemente aplicado en toda la Escritura a los que ejercen la autoridad de Dios, refiriéndose a su posición como Sus representantes.

Esto podría parecer confuso; pero, de hecho, es una forma de expresión de uso común.

Por ejemplo, un empleado va en nombre del que lo emplea y realiza negocios en su nombre con plena autoridad para hacerlo. El representante de una firma funde su individualidad dentro del nombre de la compañía que representa. Su nombre puede ser Alvarez, pero en negocios oficiales él puede ser descrito como "Samayoa y Cía." sin ninguna confusión.

Esto también es cierto respecto de los agentes usados por Dios, tal como Jesús recordó a los judíos cuando lo retaron. Ellos habían dicho: "Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente" (Juan 10:24). En respuesta, Jesús señaló los milagros y obras que había realizado, diciendo: "Ellas dan testimonio de mí." Fue entonces cuando pronunció aquellas palabras, tan frecuentemente malentendidas: "Yo y el Padre uno somos" (versículo 30). Los judíos, de la misma manera que los trinitarios, las interpretaron incorrectamente. Pensaron que él estaba pretendiendo igualdad con Dios, y no entendieron que sólo estaba proclamándose como la manifestación de Dios (1 Timoteo 3:16). Ellos declararon que había blasfemado: "Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33).

La respuesta del Señor frente a esta acusación, no solamente muestra que él mismo rechazó el concepto de igualdad con el Padre, sino que también refuta la enseñanza de que cuando el titulo de "Dios" le es aplicado, implica que es "verdadero Dios de verdadero Dios." Jesús replicó: "¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?" (Juan 10:34).

Esta explicación del Señor demuestra claramente que cuando el título de Dios le es aplicado, no sugiere la igualdad del trinitarianismo, como tampoco lo implica cuando se aplica a "aquellos a quienes vino la palabra de Dios." ¿Quiénes fueron ellos? Fueron los sacerdotes de Israel, quienes derivaban su autoridad de Dios, y juzgaban en Su nombre. Ellos eran Sus representantes en la nación, y por consiguiente eran dioses por representación, porque Dios estaba con ellos cuando juzgaban (2 Crónicas 19:6). Por consiguiente, estar delante de los sacerdotes era equivalente a estar "delante de Jehová" como lo muestra Deuteronomio 19:17.

En la mayoría de casos, cuando la palabra "Dios" es encontrada en la Biblia traduce la palabra hebrea Elohim, la cual también es traducida "ángeles" (Salmos 8:5) y "jueces" (Exodo 21:6; 22:8,9). En realidad, el acusado era traído delante de los sacerdotes de Israel, quienes juzgaban en nombre de Dios, y a quienes se les reconocía el titulo de Dios porque eran Sus representantes.

Jesús citó Salmos 82:6 para explicar esto a los judíos. Allí, Dios se dirige a los gobernantes mortales de Israel diciendo: "Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis." Estos mortales eran dioses porque eran Sus representantes en la nación. Este salmo demuestra que el título de "Dios" puede aplicarse aun a los mortales cuando les es dada autoridad divina.

En Zacarías 12:8, el título de Dios es dado a la "casa de David" en la época de la gloria venidera. En Exodo 7:1 es aplicado a Moisés: "Mira, yo te he constituido dios para Faraón." Recibió el título de Dios porque él representaba a Dios delante de Faraón (ver también Exodo 4:16).

Este uso del título "Dios" demuestra que, aunque es aplicado al Señor Jesús, no lo convierte en parte de ninguna Trinidad, como tampoco era el caso de aquellos sacerdotes y gobernantes de Israel a los cuales les fue aplicado.

El título divino es frecuentemente usado para referirse a los ángeles como representantes de Dios. En Exodo 23:20,21 leemos: "He aquí yo envío mi ángel delante de ti para que te guarde en el camino...Guárdate delante de él y oye su voz...porque mi nombre está en él." El ángel era el representante de Dios, pero no Dios mismo. Era uno de aquellos mensajeros que fueron enviados como espíritus ministradores a favor del pueblo de Dios.

La Biblia nos ofrece muchas evidencias que nos demuestran que Jesucristo es Dios. Sin embargo, si solamente se tomaran en cuenta la manera de ser de Jesús, su temperamento equilibrado y tierno, su extraordinaria sabiduría aun desde temprana edad, así como su evidente santidad reconocida aún por los no cristianos; bastarían estas cualidades extraordinarias y sobrenaturales para sustentar que las palabra dichas por El mismo o escritas en la Biblia sobre su divinidad, son ciertas.

Palabras de Cristo y de la Biblia sobre su divinidad:

• En el principio era la Palabra... y la Palabra era Dios(Jn. 1,1)

• Yo y el Padre somos una sola cosa (Jn. 10, 30)

• Antes de que Abraham existiera, Yo Soy (Jn. 9, 58)

• ¿No crees que estoy en el Padre y que el Padre está en Mí?(Jn. 14,10)

• Ahora, Padre, dame junto a Tí la misma Gloria que tenía a tu lado antes que comenzara el mundo (Jn. 17, 5)

• Sabemos que el Hijo de Dios ha venido... para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo: ahí tienen el Dios Verdadero (1 Jn. 5, 20)

• En El permanece toda la plenitud de Dios en forma corporal”(Col. 2, 9)

• Cristo... como Dios, está por encima de todo (Rom. 9, 5)

Estas frases han sido dichas por Cristo y sobre Cristo en la Sagrada Biblia.

Cristo no es dios

La Biblia no presenta al Señor Jesús como la segunda persona de la Divinidad. Al contrario, lo representa como el hombre ideal. Se refiere a él como el "hombre Jesucristo" (Juan 8:40; Romanos 5:15; 1 Corintios 15:21; 1 Timoteo 2:5); profeta como Moisés (Deuteronomio 18:15,18; Hechos 3:22; Mateo 21:11); "nacido de mujer" (Gálatas 4:4); "tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15); padeciendo para aprender obediencia (Hebreos 5:8); "ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente" (Hebreos 5:7).

¿Cómo podrían estos términos describir a Dios? ¡Sería imposible! Por ejemplo, la Biblia enseña que Dios no puede ser tentado (Santiago 1:13); sin embargo, Jesús estuvo sujeto a tentación. La Biblia enseña que Dios no puede morir (1 Timoteo 6:17); pero Jesús murió. La Biblia también enseña que Jesús ofreció oraciones a Dios; ¿se las habrá ofrecido a sí mismo?

Por otra parte, el Señor no pretendió igualdad con Dios. Cuando los discípulos le pidieron información sobre determinado tiempo, les declaró:

En esta afirmación, el Señor reconoce su conocimiento limitado. ¿Cómo sería eso posible si él fuera Dios? Algunos razonan que él estaba hablando desde su posición de humano, la cual había adoptado para el propósito de salvar a la humanidad; pero no hay evidencia bíblica para tal teoría. Además, si esta fuera verdadera, él debería haber recuperado todo conocimiento cuando ascendió al cielo; sin embargo en Apocalipsis 1:1 enseña lo contrario. Sostiene que la revelación fue conocimiento nuevo "que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto."

Si fue necesario que Dios le diera la revelación al Señor, es obvio que éste no poseía igualdad de conocimiento con el Padre, sino que aún estaba subordinado a El. En realidad, Cristo mismo enseñó a sus discípulos que tal era la situación cuando no pudo contestar las preguntas que le hicieron sobre asuntos cuyo conocimiento el Padre retenía bajo Su poder (Hechos 1:7).

La Biblia utiliza términos para describir a Jesús que serían incongruentes si él fuera Dios. Lo describe como cansado (Juan 4:6), llorando (Juan 11:35), suplicando fortaleza (Hebreos 5:7), poseyendo una naturaleza sujeta a muerte y común a toda la humanidad (Hebreos 2:14), necesitando redención (Hebreos 9:12; 13:20), "combatiendo contra

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