Cómo Conducirnos En La Casa De Dios
pvoscar17 de Diciembre de 2011
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A. EL MINISTERIO
“...sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”. (1 Ti. 3:15)
De la actitud que el ministro u obrero cristiano adopte con respecto a su comportamiento en la casa de Dios, dependerá la conducta de toda la congregación. La casa de oración es un lugar dedicado a adorar en grupo a Dios. El que dirige las actividades deberá contribuir a que impere allí toda reverencia a la solemnidad. Por eso he aquí algunas recomendaciones:
1. Llegue siempre a tiempo, mejor temprano, a las distintas reuniones 15 a 30 minutos antes de comenzar cualquier tipo de reunión es mejor. Si por alguna razón llega tarde ofrezca una explicación a la congregación y pida disculpas.
2. Llegue siempre correcta y limpiamente vestido. Su presentación (aspecto) es importante si desea conquistar el respeto de su congregación. Llegar a la casa de Dios sucio y descuidadamente vestido, indica falta de consideración y respeto a los hermanos. De igual manera le tratarán a usted.
3. Tenga siempre una actitud reverente en todos sus actos en la casa de Dios.
4. No permita ventas dentro del templo. Una actitud firme será de mucho provecho. Inste a la oración y a la meditación.
5. Salude con toda amabilidad, limpieza y cortesía a todos los que entran y salen de la casa de Dios.
6. Procure que el local esté perfectamente limpio. Por pobre que sea, merece que esté siempre bien presentable.
7. Llegue a cada reunión bien preparado y con todo el material del culto bien organizado. No improvise ni dé la sensación de que está procediendo así.
8. Empiece las reuniones siempre a tiempo, aunque hayan pocos asistentes. A fuerza de disciplina aprenderá la congregación. No se canse de exhortar a los que llegan tarde.
B. LA CONGREGACION
“Calla en la presencia de Jehová el Señor”. (Sof. 1:7)
“Calle toda carne delante de Jehová...” (Zac. 2:13)
De la actitud que adoptemos, como creyentes, en las diferentes reuniones, en la Casa del Señor, dependerá en mucho las bendiciones sobre el pueblo de Dios. Por eso se recomienda:
1. Que todos los creyentes lleguen temprano a los cultos. En muchas congregaciones más de la mitad de los hermanos llegan tarde. La primera parte del culto se realiza de una manera anormal. En muchos casos eso desalienta a los ministro e implica poco o ningún respeto o reverencia al Señor. Se entiende que hay ocasiones en que es preferible llegar tarde que no llegar; pero por norma llegue a tiempo. Si llega siempre tarde es simplemente falta de disciplina y la práctica de un mal hábito.
2. Que todos los creyentes adquieran el buen hábito de pasar unos minutos en oración antes de salir de sus casas y otro tanto antes de que empiece la reunión en el templo. ¿No sería esto el principio de un avivamiento? El predicador se sentiría elevado poderosamente hacia el trono de la gracia y el rocío de una gran bendición celestial descenderá sobre todos los congregados.
3. Asista siempre en las mejores condiciones de limpieza corporal y vestido pertinente a la casa de Dios y a toda actividad respaldada por la Iglesia. Esté consciente del lugar a donde va y a quien representa.
4. Al entrar en la casa de Dios hágalo con toda reverencia y en absoluto silencio. Permanezca así hasta que empiece el culto. Prepare su espíritu para el culto a Dios; esta actitud contribuirá a la eficiencia del mensaje. Manténgase en esta actitud durante todo el culto. Tenemos que convenir que debido a nuestro descuido es muy difícil que una persona crea que el Señor está presente en una reunión evangélica. La falta de reverencia y orden en demasiados casos han destruido todo el efecto de una reunión. ¡Cuidado,
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