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El Rock En La Vida


Enviado por   •  29 de Agosto de 2014  •  1.946 Palabras (8 Páginas)  •  163 Visitas

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Highlander

La Producción | La Música de Queen | La Música de Kamen | Las Ediciones del Score | Las Distintas Continuaciones | Ediciones en DVD | Conclusión

MacLeod se encontraba sentado en una de las filas lejanas del Madison Square Garden. Sus ojos se dirigían a la lucha entre dos púgiles del cuadrilátero, pero en realidad su mente estaba en otro lugar, en el pasado. Muchos años atrás.

Escocia, 1535 A.D, la vida se vivía de otra manera, más tranquila, siempre y cuando uno no tuviese que guerrear, en tal caso cada día era un ser o no ser. Qué bueno que el Clan MacLeod siempre salía invicto del combate. Salvo ese día. El día en que Connor MacLeod murió.

La Producción

Los Inmortales, una película del decadente director Russell Mulcahy, fue una de las películas capitales del genero fantástico en los 80. Plenamente influenciada por leyendas ancestrales, incluso por el vampirismo más primitivo (Los protagonistas son inmortales y deben matarse unos a otros, no por la sed de sangre, sino por la sed de supervivencia), su estética video-clip, y las magníficas canciones del legendario grupo Queen (sin olvidar el evocador score de Michael Kamen, unas de sus obras referenciales), lo encumbró a uno de los fenómenos sociales de su época, posibilitando una inconcebible secuela, que sólo tenía de bueno al malo, Michael Ironside.

Los Inmortales se originó en el año 1986. Su director, que venía del mundo de los videoclips, llevó a cabo su primera película con muchas ganas y sobre todo con mucha brillantez, algo que tristemente perdió a lo largo de toda su carrera como director. Después de eso, The Shadow reafirmaba su talento para el medio audiovisual, pero su torpeza a la hora de dar entidad a sus guiones. Así, Highlander se ha convertido en su única obra de cierta entidad, y eso que fue su debut. Una pena, y más sabiendo los atributos visuales que guardaba este director.

Para los papeles principales contó con un desconocido Christopher Lambert, que al igual que Russell convirtió Los Inmortales en su mejor interpretación (ahora sólo hace bodrios como Druidas), demostrando un desparpajo muy necesario para este papel, y sobre todo una mirada entre perdida, torturada y firme. Pasados ya varios años pienso que mejor que Lambert, nadie podría haber interpretado este papel, o por lo menos, no con esa naturalidad que llega al espectador.

Sean Connery era la gran apuesta por un reparto de entidad, la voz de la experiencia. Para Connery esta película supuso el regreso a la primera división después de agotar las vías de James Bond y de hacer papeles interesantes, pero alejados de la más candente actualidad.

En la película hacia el papel de Ramírez, un inmortal que enseña a MacLeod cómo utilizar una espada, y sobre todo cómo enfrentarse al Kurgan, otro inmortal de corazón vil y despreciable, que sumiría al mundo en una oscuridad perpetua si ganase esta partida a muerte.

Y como malo, malísimo, teníamos a Clancy Brown (El Kurgan), a quien posteriormente veríamos en Starship Troopers, uno de los mejores malos de la historia, que con su sola presencia hacia temer lo peor al espectador, ya que la incapacidad para frenarle era del todo evidente a lo largo de la historia, arrebatando incluso la vida de Connery en una de las mejores secuencias de la película. Gracias a esta magnífica interpretación, donde podemos comprobar la vileza, la maldad y el desprecio que sentía el Kurgan por todo lo vivo, el desafío de MacLeod es mucho más grandioso si cabe, implicando mucho más al espectador en el tramo final de la historia, suponiendo y sufriendo un desenlace que podría ser fatal.

En verdad estos tres papeles sustentarían la trama sin necesidad de otros más relevantes. Y de hecho lo hacen. Los demás actores secundarios, los policías que investigan a Connor, la mujer aficionada a las espadas antiguas (Brenda) que descubre más de la cuenta, ganando así el corazón de MacLeod, incluso la niña que éste salva de los Nazis y que posteriormente se convierte en una singular ama de llaves (obviamente enamorada desde siempre de nuestro singular protagonista), son personajes que sirven para crear un entorno real y ajustado, pero no para dirigir o condicionar una trama que se encauza automáticamente por la propia naturaleza de estos personajes, por su Inmortalidad, y por el juego mortal al que deben de hacer frente.

La Música de Queen

Los Inmortales también marcó un antes y un después en cuanto a la forma de conjugar dos estilos muy diferentes en una banda sonora. La perfecta sincronización del score de Kamen y las canciones de Queen y su integración en la película, crearon una aureola mítica sobre esta banda sonora en su conjunto, muy por encima de otra del mismo grupo, la de Flash Gordon. También es cierto que la imposibilidad cierta de conseguir toda la música de Kamen, o todas las canciones de Queen (éstas ultimas repartiéndose en diferentes ediciones maxis, algunas japonesas), hizo crecer el sentido mítico de éstas. Así, las canciones de la película, todas creadas por Queen tuvieron ese toque singular del grupo. Por orden de aparición encontramos:

Princess of the Universe: Menudo comienzo. Eso es empezar con fuerza una película, con la música de Queen y esas guitarras contundentes. De nuevo tenemos al grupo desarrollando una de esas canción-ópera que tan bien se les daba. Lo que más caracteriza a ésta es que posiblemente creó un nuevo estilo musical que otros grupos (Manowar) utilizarían para desarrollar determinados discos ambientados en conceptos de fantasía heroica. La canción es un saco de cambios de ritmos y de sonoridades variadas, capaz de engrosar diferentes canciones en una sola, la que nos ocupa. Una verdadera joya del grupo.

Gimme the Price: Es la canción del Kurgan, una de las más potentes

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