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Examen Complexión Deca. Primera Parte


Enviado por   •  13 de Julio de 2015  •  3.157 Palabras (13 Páginas)  •  273 Visitas

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REVELACIÓN Y FE. MENSAJE CRISTIANO I

El hombre puede conocer la existencia de Dios por dos caminos: uno, natural, y otro sobrenatural.

Por el camino natural llegamos a Dios a través de la naturaleza o creación. Vemos el Sol, la Luna, las estrellas y nos preguntamos ¿quién ha hecho eso? ¡quién ha ordenado todos los astros para que sigan sus órbitas perfectamente? Solo lo puede hacer un Dios creador.

El segundo camino para conocer la existencia de Dios es la revelación. Dios nos ha comunicado muchos conocimientos a los que no podemos llegar con nuestra inteligencia, ni con la ciencia. Se dio a conocer, en primer lugar, a los primeros padres, Adán y Eva; después de la caída por el pecado original, no los abandonó sino que les prometió la salvación y ofreció su alianza. Luego, con Abrahán, eligió al pueblo de Israel. Por fin, Dios se reveló plenamente enviando a su propio Hijo, Jesucristo.

El hombre es capaz de encontrase con Dios a través de la razón natural, pero no puede conocerlo a través de la Revelación Divina por libre decisión. Es Dios quien se revela y se da al hombre. Revela su misterio, envía a su Hijo, a Jesucristo y al Espíritu Santo.

Dios quiere hacer a los hombres creados por él, sus hijos adoptivos, hacerlos capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.

Dios se comunica gradualmente al hombre mediante acciones y palabras, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural de sí mismo y que culminará en Jesucristo.

Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Es la Palabra única, perfecta y definitiva de Dios Padre. Jesucristo ha dicho ya todo lo que Dios quería decirnos a los hombres, de manera que ya no habrá otra Revelación después de Cristo.

Si el hombre no tuviera capacidad para conocer la existencia de Dios por la sola luz de la razón, no podría tampoco conocer la existencia de Dios por la gracia de la fe, no podría tener fe; porque la gracia no se opone a la naturaleza, sino que la perfecciona. Un cuerpo puramente animal no puede recibir la gracia de la fe y conocer a Dios por la gracia, si Dios no le da antes, por un acto creador natural, un alma racional que le dé la capacidad de conocer a Dios por la luz de la razón.

Dios nos ama, Dios se ha revelado y se ha entregado al hombre dando una respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que los hombres nos planteamos sobre el sentido y la finalidad de nuestras vidas.

Mediante sus obras y palabras, Dios gradualmente se ha ido revelando al hombre.

Además de demostrarse a sí mismo en las cosas creadas, Dios se manifestó a nuestros primeros padres, hablándoles y tras su error prometiéndoles su salvación y ofreciéndoles su confianza.

Con Noé y con Abraham selló una alianza. Con este último incluso con su descendencia, formó a su pueblo al que reveló su ley a través de Moisés y preparó a través de los profetas para acoger la salvacióndestinada a toda la humanidad.

Por último Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, Jesucristo, en quien ha establecido su alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre.

BIBLIA Y JESUCRISTO. MENSAJE CRISTIANO II

Habíamos visto que Dios se nos revela a los seres humanos como nuestro Creador y nuestro Padre. Pero Dios se manifiesta a nosotros también como HIJO, JESUCRISTO, verdadero Dios y verdadero Hombre, que siendo Dios, se rebajó para ser uno como nosotros.

Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Pero esta afirmación tuvo que ser defendida durante varios siglos frente a herejías que la negaban.

Al principio se negó la verdadera humanidad de Jesucristo pero desde el siglo III, la Iglesia tuvo que afirmar que Jesucristo es Hijo de Dios por naturaleza y no por adopción, condenando a Arrio que afirmaba que Jesucristo había salido de la nada.

Arrio se enfrentó a su obispo proclamando que Dios había creado de la nada a su Hijo, que el Hijo era una creación de Dios y no era Dios mismo. Su doctrina se conoce como arrianismo y fue asumida por diversos líderes eclesiásticos.

El arrianismo fue condenado por herejía por el Concilio de Nicea en el año 325. Donde triunfó la doctrina de la consubstancialidad del Padre y del Hijo. Finalmente Arrio y sus seguidores fueron excomulgados.

Por otro lado, los nestorianos veían en Jesucristo una persona humana junto a la persona divina delHijo de Dios. Sin embargo la humanidad de Cristo es la persona divina del Hijo de Dios, por eso proclamaron que María es la madre de Dios porque es de ella de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional.

El dogma nestoriano considera a Cristo radicalmente separado en dos naturalezas, una humana y una divina, dos entes independientes, dos personas unidas en Cristo que es Dios y hombre al mismo tiempo pero formado por dos personas distintas.

Los nestorianos fueron llamados al concilio de Éfeso, en el año 431, concediéndole a María el título de Madre de Dios y condenando a los nestorianos como herejes.

Al mismo tiempo surgieron los monofisitas que afirmaban que la naturaleza humana había dejado de existir en Cristo al ser asumida por su persona divina de Hijo de Dios. Sin embargo la diferencia de naturalezas de ningún modo queda suprimida por su unión, ambas naturalezas confluyen en un mismo sujeto, en una sola persona.

Sostenían que Jesús solo estaba presente en la naturaleza divina pero no en la humana. La naturaleza humana se pierde, absorbida en la naturaleza divina.

Y por último, algunos concibieron la naturaleza humana de Cristo como una especia de sujeto personal. La Iglesia sentenció que todo en la humanidad debe ser atribuido a Jesucristo, como persona divina como su propio sujeto. Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero Hombre.

Siguiendo, pues, a los Santos Padres, enseñamos unánimementeque hay que confesar a un solo y mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo: perfecto en la divinidad, y perfecto en la humanidad; verdaderamente Dios y verdaderamente hombre compuesto de alma racional y cuerpo; consustancial con el Padre según la divinidad, y consustancial con nosotros según la humanidad, `en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado” (Hb 4, 15); nacido del Padre antes de todos los siglos según la divinidad; y por nosotros y por nuestra salvación, nacido en los últimos tiempos de la Virgen María, la Madre de Dios, según la humanidad.

Por tanto, todo en la humanidad de Jesús, milagros, sufrimientos, y la misma muerte, debe ser atribuido a su persona divina. E incluso la voluntad Humana de Jesús está subordinada

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