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HINDUISMO TEOLOGÍA FUNDAMENTAL


Enviado por   •  11 de Agosto de 2013  •  9.126 Palabras (37 Páginas)  •  277 Visitas

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HINDUISMO

TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

1. INTRODUCCIÓN. El hinduismo es una religión extraordinariamente compleja y rica. Ninguna iniciativa de fundador, ningún dogma ninguna reforma han impuesto restricciones en el terreno de sus creencias o prácticas esenciales. Es el producto de una historia que puede remontarse a unos tres mil quinientos años. Y cada período de esa larga historia ha dejado un impacto en ella que perdura en creencias y prácticas actuales. Un hindú podría ser politeísta, monoteísta, panteísta e incluso ateo, aunque creyente en algún tipo de principio último. Pertenece a alguno de los grupos de castas, y socialmente observa las costumbres y leyes tal como están formuladas en sus l Escrituras sagradas. El hinduismo es al mismo tiempo un estilo de vida y un sistema religioso y social muy organizado.

i. LA TRADICIÓN RELIGIOSA ANTIGUA. Los hindúes dividen sus escritos sagrados en dos categorías distintas, que llaman Sruti (lo que es oído) y Smriti (lo que es recordado). La primera categoría comprende el mismo Veda (conocimiento), considerado como la eterna Sabda (palabra) oída por los sabios de antigüedad inmemorial. Los Vedas, tal como los conocemos, están divididos desde el punto de vista histórico en tres grupos: las Samhitas (colecciones) de himnos y fórmulas (los cuatro Vedas), los Brahmanas (textos sacrificiales) y los Aranyakas (tratados sobre el bosque), que culminan en las Upanisads (tratados esotéricos). Los hindúes creen que el conjunto de los Vedas es increado; es la palabra pronunciada por el absoluto en la eternidad y "oída" o "memorizada" por los sabios desde antiguo. La segunda categoría (Smriti) no tiene el rango de ser la eterna verdad, comprende los Slltras (aforismos filosóficos), Dharma-Sastras (los libros de leyes), los Puranas (historias sobre los grandes dioses) y las dos epopeyas nacionales el Mahábhárata y el Rámáyana. El Bhagavadgitá, aunque no forma parte del canon sagrado de los Vedas, es, en la práctica al menos, tenido en la misma alta estima por todos los hindúes. Estos escritos sagrados no contienen una exposición de las relaciones de Dios con el hombre en la historia, sino que más bien son un crecimiento gradual humano del ser de Dios y del hombre. Es la búsqueda del hombre de lo real, de la luz y lo ¡mortal, tanto dentro de sí mismo como en el mundo que le rodea. "Desde lo irreal condúceme a lo real; de la oscuridad llévame a la luz; de la muerte condúceme a la inmortalidad" (Br. Up. 1.3.28).

3. CREENCIAS HINDÚES BÁSICAS. Aunque el hinduismo carece de afirmaciones dogmáticas relativas a la naturaleza de Dios y del hombre, existen no obstante ciertas creencias en el hinduismo posvédico que no se discuten en absoluto y son aceptadas como evidentes. Son éstas dharma, karma, samsára, Brahmán, moksa.

Los propios hindúes llaman a su religión sanatama dharma (religión externa). Dharma es la forma de las cosas tal como existen y el poder que las mantiene tal como son. Es aquello que mantiene en lo que es el universo entero, en el orden cósmico, y a la humanidad en el orden moral en concordancia con la ley eterna. Este dharma está consignado en los textos sagrados, particularmente en aquellos que tratan de las leyes consuetudinarias hindúes (Dhauna-Sastras). El término se aplica también a los supuestos religiosos en los que estas leyes están basadas. Brahmán es el sustrato eterno del universo, del que procede el eterno dharma. Fundamenta también la prerrogativa espiritual de la casta de los brahmanes. En los textos primitivos, Brahmán significaba "lo sagrado'; y de ahí cualquier cosa que fuera sagrada, lo mismo una fórmula que un canto o una acción sacrificial, era llamada brahmán. Puesto que lo sagrado tal como se manifiesta en el ritual sacrificial se consideraba que era el lazo que une al hombre temporal con el eterno, brahmán llegó a significar lo eterno tal como es en sí mismo más allá del espacio y del tiempo y tal como se manifiesta en el mundo fenoménico.

Consecuentemente, el término brahmán se aplicó también al estado del alma liberada (moksa); a la fuente de la que toda existencia fenoménica deriva su ser; al lazo entre el mundo del samsára condicionado por el espacio y el tiempo, causa y efecto, y al moksa que trasciende a éstos; al eterno ser, que es la fuente permanente de todo cambio, y, finalmente, al eterno dharma, la ley que está basada en lo eterno y que gobierna el mundo del samsára.

Karma es la ley universal según la cual toda acción es el efecto de una causa y es a su vez la causa de un efecto. El proceso complejo es denominado samsarra, el ciclo de nacimiento y muerte al que toda existencia fenoménica está sujeta. El mundo de la, experiencia sufre la esclavitud de las cadenas del tiempo y del deseo, porque el deseo de hacer y vivir enreda al que obra en la rueda de sámshra. Escapar de este ciclo de tiempo y acción es posible, y se denomina emancipación de la liberación (moksa). El tiempo es concebido como una rueda giratoria que vuelve siempre de nuevo al punto del que partió y en el que no puede existir ni finalidad ni salvación.

La mitología vedica contiene 33 dioses, divididos en dioses terrestres (Agni, Prithivi, Sarasvati), dioses atmosféricos (Indra, Rudra, Maruts, etc.) y dioses celestiales (Kyaus, Varuna, Mitra, Surya, etc.). La mitología védica no sólo se interesa por mitos de la naturaleza, por deidades funcionales o por la estructura social de una sociedad tribal, sino también por una combinación e integración de estas tres cosas en un todo ordenado. Está el orden cósmico (ría), del que dependen el orden humano, la ética y la vida social. Hay así correspondencia entre el mundo de los hombres, los oficiantes del sacrificio, y el mundo de los dioses, los que reciben el sacrificio. El fiel védico ha de cuidar de que se salvaguarde un perfecto equilibrio entre estos dos órdenes por medio de la correcta realización del sacrificio, que es verdaderamente el lugar de encuentro entre hombres y dioses.

4. RITUAL HINDÚ BÁSICO. El sacrificio védico consiste en rendir homenaje a los dioses en forma de una larga ceremonia que culmina en ofrendas hechas al fuego sagrado (Agni). Su finalidad es comunicarse con los dioses, cuya ayuda se busca para el bienestar general o algún beneficio particular. En el hinduismo posterior, el ritual védico dio lugar al culto interior bajo la forma de adoración mental, y los gestos simbólicos se generalizaron. La oración en forma de mantra con ocasión de la iniciación, expiación, etc., y la práctica del japa (recitación mental) llegaron a cobrar arraigo universal. La adoración (puja) es la forma por excelencia de la práctica religiosa hindú. En una serie de operaciones basadas en parte en modelos védicos, la imagen de una deidad es ungida, vestida, adornada; se le ofrece comida y bebida; se le ponen flores y se le encienden lámparas. Cada año la imagen es sacada del recinto del templo en procesión sobre un carro y sumergida al final en algún río sagrado.

Hemos de advertir que hay mucho en la religión védica puramente sacrificial, hierático y ritualista; pero incluso en esto se manifiesta indudablemente una cierta relación personal entre el adorador y el dios en muchos de los himnos del Rigveda; se encuentra en ellos, junto a un saludable temor a la ira de los dioses, una piedad interior hacia los principales dioses en cuya benevolencia el adorador pone su fe a los cuales reza con profusión, a los que confiadamente invoca en todas sus necesidades. La oración por el perdón de la culpa es característica de los himnos Varuna, que son los más elevados y éticos de todos los Vedas.

5. TENDENCIAS MONISTAS Y TEÍSTAS. Con respecto al politeísmo hindú, y especialmente védico, debería advertirse que la frecuente práctica de invocar a dioses individuales corno el altísimo o el supremo ha hecho que los eruditos lo llamen "henoteísmo", definido como la creencia en dioses individuales alternativamente considerados como el altísimo, porque el dios al que se dirige en ese momento es tratado como la suprema deidad. Esta práctica condujo a identificar un dios con otro, e incluso con todos. "Lo que sólo es uno, el sabio lo llama con múltiples nombres" (Rig Veda 1.164.46).

Como el primitivo habitante de la India intenta explicar el origen del mundo y la evolución de la multiplicidad a partir de la unidad, se sitúa ante el misterio de la existencia. En los himnos védicos la creación es contemplada como la transición de un caos a un orden diversificado por obra de un creador preexistente, sea dios o no. La pregunta por el absoluto (brahmán) comienza en las Upanisads. ¿Qué es Brahmán? ¿Cuál es el ser más íntimo (atoran) de todas las cosas y de los seres humanos? Algunos dijeron que Brahmán era comida, en el sentido de materia en un constante estado de transformación, porque no se puede vivir si no se come, y no se puede comer si no se toman otras vidas, sean animales o vegetales; el proceso de comer y ser comido constituye la unidad que subyace a la diversidad de la existencia. Otros decían que Brahmán era el aliento de vida, puesto que se necesita más que la comida para vivir. Sin embargo, otros sostenían que era la mente del ser humano, puesto que puede conocerlo todo. No obstante, otros afirmaban que era el éter o espacio, que, al ocuparlo todo, -puede muy bien considerarse el fundamento de todas las cosas del mundo externo. O también sería mejor no decir de él más que "esto no, esto no", pues una vez definido lo limitas, y sea lo que sea, Brahmán no está ciertamente limitado o circunscrito. O bien, si los seres vivos son reales a pesar de estar sujetos al cambio y la mortalidad, entonces Brahmán, el verdadero ser de todas las cosas, debe ser lo real de lo real. El íntimo controlador, el yo más interior, el que ve sin ser visto, el que oye sin ser oído, el pensador no pensado, el que entiende y no puede ser comprendido, la urdimbre y trama de todas las cosas, distinto del mundo, pero que lo controla desde dentro. En resumen, Brahmán es a la vez el ser eterno y la fuente de todo el universo fenoménico; además, es también el yo más íntimo dentro de la esencia del hombre. Se alcanza así la famosa identificación de la eterna esencia del hombre (atman) con el absoluto inmutable (Brahmán) que habita y dirige el universo entero.

Aunque esta tendencia a la no dualidad pura o monismo puede encontrarse de modo más prominente en las primitivas Upanisads; una tendencia a la concepción del ser supremo en términos personales, distinto del universo, no está ausente incluso en las más primitivas y se hace más destacada en las últimas Upanisads. Quizá la primera formulación de la idea hindú de Dios se encuentra en la llamada Sandilya-Yidya, en la que Brahmán es llamado "este mundo entero" que también trasciende el mundo, porque es más grande que lo grande y habita en el alma humana. La idea de Dios como origen, sustentador, que habita el universo y el yo humano, surge como algo distinto de ellos. En la Kathe Upanisad, la figura de un Dios personal aparece como el señor del mundo ideal a la vez que del mundo del devenir. "Más diminuto que lo diminuto, y sin embargo más grande que lo grande, es el yo oculto en las profundidades de la criatura. A él le contempla realmente aquel que deja a un lado su voluntad; desaparecida toda tristeza por la gracia del Creador, contempla la grandeza del yo" (2,12). En la Svetasvatara Upanisad se propone un teísmo totalmente claro y consistente. Dios (Rudra-Siva) es el único que preside sobre todas las causas dotadas de tiempo y de yo. Dios y su poder (Sakti) forman una unidad indisoluble. En cuanto Dios, es impasible, como Sakti; es el que lo mueve todo. Sakti es el poder creador de Dios por medio del cual todas las cosas fueron hechas. Las almas, en cuanto fragmentos de Dios, deben por tanto ser de la misma sustancia que Dios, y se sumergerán en él al final del tiempo. Dios es visto como señor y creador del universo, inmanente a la vez que trascendente, que ama la rectitud y odia el mal, y que tiene cualidades positivas y una personalidad inequívoca.

6. LA BHAGAVADGITA. La Bhagavadgitá es lo supremo del teísmo de la India. Brahmán es cosmológicamente la materia primera (prakriti o maya); psicológicamente es la realización de la inmortalidad. Dios es creador, sustentador y destructor del universo; su principio, medio y fin; trascendente en cuanto persona más alta a la vez que inmanente, y habita en los corazones de los hombres como la esencia de todas las cosas y su semilla. Aunque algunos pasajes de la Gita son panteístas, sin embargo algunos otros fundamentales no implican panteísmo y entienden la inmanencia divina correctamente. De los elementos constitutivos (gunas) de la naturaleza, Krishna dice: "Sabed que estas cosas proceden de mí; yo no estoy en ellas, sino que ellas están en mí" (10; 9,18). De modo similar Dios sostiene a todas las criaturas, pero no subsiste en ellas. "Todas las criaturas subsisten en mí, pero no me fundo en ellas. Y, sin embargo, las criaturas no subsisten en mí. Contempla mi poder soberano. Mi propio yo sostiene a las criaturas sin subsistir en ellas; hace que existan" (9,45). La Gita enseña la doctrina del avatára ("encarnación") del supremo dios Vishnú. "Aunque no he nacido y soy de sustancia inmutable, aunque soy el Señor de las criaturas, sin embargo por mi poder (máyh) creador recurro a mi propia naturaleza, y así llego a ser" (4,6). El mensaje real de la Gita es que Dios no es un absoluto impersonal, sino el amante del alma del hombre; en realidad, el amor mismo. Krisna dice: "Yo soy ese amor que existe en las cosas creadas, que no es contrario a la justicia" (7,10; 9,18). Él es padre, amigo y amado (11,44). La relación entre hombre y Dios es una relación de gracia y amor. "Con fuerte deseo te he deseado; por tanto te anunciaré mi salvación. Piensa en mí, adórame, ofréceme sacrificios, ríndeme homenaje; así vendrás a mí. Te lo prometo en verdad, pues te quiero bien. Renuncia a todas las cosas de la ley, vuélvete sólo a mí como tu refugio. Te libraré de todo mal, no temas" (8,64-66). Por primera vez en la larga historia de la experiencia religiosa de la India, Dios parece estar hablando directamente al hombre; un Dios de amor, misericordia y terror (11,24-30).

7. LOS CAMINOS HINDÚES DE SALVACIÓN. La común creencia hindú encuentra tres causas principales para explicar la esclavitud del hombre. El renacimiento es la consecuencia necesaria de nuestra acción; nuestras acciones. proceden de y están caracterizadas por nuestros deseos, que tienen como raíz nuestro egoísmo; los hombres son juguetes de los deseos y el egoísmo, debido a su ignorancia de la verdadera realidad, y por tanto del verdadero yo. De aquí el remedio: 1) en contra de una acción demeritoria, el remedio inmediato será hacer el bien y evitar el mal; la observancia ética y religiosa. Muy pocos sostendrán que esto por sí solo conduzca a la liberación final; pero todos lo exigen al menos en la etapa preparatoria. 2) En contra del deseo, el remedio consiste en controlar y someter las propias pasiones, tendiendo hacia una actividad desinteresada por medio de la práctica ascética y/ o purificar y trascender todos los deseos con un firme amor de Dios. El amor de Dios implicará o bien fácilmente conducirá al verdadero conocimiento por la connaturalidad del amor y la gracia de Dios. 3) Contra la ignorancia hay que adquirir el verdadero conocimiento de la realidad y, en particular, el conocimiento del verdadero yo, destruyendo así el egoísmo de raíz. Comúnmente se admite que la consecución del conocimiento intuitivo, salvador, requiere, con o sin la ayuda de la gracia, un prolongado ascetismo y una técnica de concentración mental (yoga).

El hinduismo busca el camino para que el hombre imperfecto comprenda la realidad última, sea Dios o el absoluto, y para realizar la meta última de su vida.

Lo que para el hindú constituye liberación (moksa) es emancipación, no del pecado, sino de los condicionamientos humanos, es decir, emancipación de la acción (karma) de todo tipo, sea buena o mala; liberación que permite una condición donde tiempo y espacio son abolidos y todo es considerado uno. Liberación para las Upanisads no dualistas significa sumergirse en Brahmán, el principio supremo, como un río se sumerge en el mar, con lo cual el hombre es liberado de las cadenas de la vida fenoménica y entra en un modo de ser que es infinito, omnipresente (porque es trascendido el tiempo); esto es precisamente hacerse brahmán. El Sámkhya-Yoga se contenta con definir la liberación como kaivalyam, aislamiento del alma individual en su eterna esencia. Pero sectas teístas bhakti consideran el camino hacia Dios como lealtad y amor entre el alma y Dios, y liberación significa unión con un Dios personal en amor y total sumisión.

Como para el camino de salvación, los hindúes tradicionalmente hablan de tres senderos (margas): observancia ascética y religiosa (Karmamarga), conocimiento intuitivo de la verdadera realidad (jñana-marga) y el amor de Dios y sometimiento a él (bhakti-marga). La distinción entre estos tres senderos, aunque útil para comprender la espiritualidad hindú, nunca es adecuada, porque se interrelacionan entre sí en la práctica concreta.

Ascetismo hindú. El primitivo ascetismo brahmánico se compone principalmente de. sacrificios y ritual. La palabra yoga (unir, ligar) se usaba dentro del contexto sacrificial. El oficiante del sacrificio "une" los poderes celestes a la ofrenda, o "une- nediante la concentración mental su propio pensamiento a la fórmula y acción espirituales. Después de un baño ritual, el oficiante del sacrificio se somete a un riguroso ayuno, sentándose en inmovilidad ascética en postura embrional, en la oscuridad, entre fuegos sagrados, y así se comunica con los dioses. El ascetismo interior, la recitación sagrada y la meditación son ayudas para la unión con Dios.

El Bhagavadgitá da un significado más profundo al ascetismo hindú. Si la meta del hombre es adentrarse, más allá de toda actividad, en una paz sin la limitación del tiempo, entonces, ¿por qué habría de actuar lo más mínimo? El Gita responde que no es la actividad estrictamente hablando lo que ata, sino el apego a la actividad y sus frutos. Cuando la actividad es realizada con despego completo, deja de atarle a uno al mundo. La actividad recta además conduce automáticamente a un estado de desapego de la mente, y el desapego a su vez conduce a un estado más alto de espiritualidad en forma de liberación. El Gita dice en su último capítulo: "Renunciando al yo, la fuerza, el orgullo, la lujuria, la ira y la codicia, sin pensar nada como `mío', en paz, así se prepara el hombre para realizar su eterna esencia".

El camino hindú del conocimiento (jñana). Por conocimiento se entiende no simplemente un conocimiento que se aprende de los libros o un conocimiento empírico-racional, sino la comprensión intuitiva del verdadero yo. Las doctrinas hindúes difieren entre sí al exponer este conocimiento por la diferencia de sus puntos de vista sobre la verdadera naturaleza del yo y de la categoría de su ascetismo. La ignorancia que obliga a uno a la reencarnación puede ser: la no distinción entre el ser y el no ser (Sámkhya-yoga), la ignorancia de la identidad del verdadero ser como el todo-uno (no dualismo); la ignorancia de la verdadera relación del ser con Dios y la falta de conocimiento de Dios (teísmo). La realización intuitiva del verdadero ser y su relación con el absoluto o Dios ha de alcanzarse, bien por la apercepción mística o, mucho más frecuentemente, en una experiencia mística concreta en la culminación de una ascensión ascético-mística. El misticismo no dualista (advaita) consiste en conocer la diferencia entre el absoluto y el ser ilusorio. Este tipo de misticismo hindú propone, como método, además de otros de renuncia y devoción que son sólo preparatorios para él, un conocimiento trascendental del propio yo interior de uno. "Se ha de conocer el yo en el yo solo a través del yo". El conocimiento basado en las Escrituras hindúes es simplemente el dedo que señala el objeto y que desaparece cuando el objeto mismo es contemplado. El conocimiento real es aquel que se identifica con la propia visión, una conciencia de identidad con Brahmán en el sentido de intuición mística. Esta conciencia no puede ser producida o adquirida con razonamientos, porque no es una acción. El camino hacia esta visión puede prepararse mediante las palabras del Veda, mediante la amorosa devoción (bhakti) a un Dios personal y mediante la meditación sobre la verdad última; al final es la visión de la identidad entre el absoluto y el yo.

El camino hindú del amor de Dios. Por amor de Dios (bhakti) se entiende una específica actitud y sentimiento religiosos, cuyos rasgos esenciales son fe en la deidad, amor y confiado sometimiento a ella. Es una participación afectiva del alma en la divina naturaleza; un intensísimo amor a Dios; una adhesión del corazón, que sigue a la grandeza del Señor. El objeto de bhakti es el Señor bendito, el santo, el adorable. Es a la vez una preparación para la liberación como su realización. En cuanto meta suprema, es unión y comunión con Dios en el lazo de amor, que implica un profundo sentido de dependencia y sumisión a Dios. Ramanuja dice que el conocimiento que más radicalmente destruye el egoísmo es aquel que surge de la devota meditación en el Señor como el yo trascendente y verdadero del alma. Esta devota meditación es una continuidad del recuerdo firme, ininterrumpido como una corriente de aceite. Debido a su excepcional intensidad, adquiere el carácter de una "percepción intuitiva" y es sumamente querida para el alma por la amabilidad de su objeto. Pero este intuitivo y amoroso sentido de Dios no surge de la sola meditación. Se debe a la gracia, a una elección de Dios.

La necesidad de la gracia. En las Upanisads se dice que Dios elige y favorece a aquel que ama; por su sola gracia adquiere el hombre conocimiento y es liberado. De alguna manera todo es gracia en bhakti: los medios de bhakti son sólo ayudas; bhakti es el fruto de una elección divina. Madhva y Vallabha enseñan una doctrina de predestinación: algunos son predestinados al bhakti y a la liberación; otros son predestinados a permanecer indefinidamente en ciclo de renacimiento. La gracia del Señor está curando, iluminando, conformando con la naturaleza divina y uniendo a él. Pero todo esto se realiza dentro de un sistema de creación inmanente. Aunque Dios indudablemente otorga su gracia libremente, esta ayuda no es nunca estrictamente sobrenatural, porque la gracia devuelve el alma a su natural vida divina. No eleva el alma a un nivel más alto, sobrenatural, de ser, de vida y de acción.

Los seguidores de Ramanuja estaban divididos sobre la doctrina de la gracia en dos escuelas, la del norte y la del sur. La diferencia entre estas dos escuelas quedaba indicada por una importante imagen. Eran distinguidas como la imagen-mono y como la imagen-gato. Porque cuando una mona madre entra en peligro, su pequeño inmediatamente se aferra a ella con rapidez, y cuando da un salto para salvarse, ambos se salvan por la acción de la madre, es verdad, pero en modo tal que el pequeño coopera un poco, porque él se aferra a la madre mediante un acto propio. Es, por tanto, sinergista. Pero cuando el peligro amenaza a una gata con su cría, la gata madre coge al gatito en su boca. El pequeño no hace nada por su salvación. Sencillamente permanece pasivo. Toda cooperación queda excluida. Podemos formular la diferencia entre estas dos escuelas brevemente así: el norte: el alma alcanza a Dios por sí misma; el sur: Dios gana al alma para sí.

El misticismo bhakti cree en y se esfuerza por la unión real con un Dios personal a través del amor a él. Este amor de Dios incluye conocimiento de Dios. A través del amor el alma religiosa llega a conocer a Dios, qué y cuán grande es en su ser y amor. Conociendo a Dios en su esencia, el amador de Dios entra en el acto en unión con él. Este supremo estado de participación en la esencia de Dios se realiza por la gracia de Dios.

Cristianismo

El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.

Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.

Historiográficamente, sus inicios se ubican en la primera mitad del siglo I de la Era Cristiana, en tiempos de Jesús de Nazaret. No obstante, la fe cristiana considera ese tiempo como la llegada del Mesías anunciado en profecías judías del Antiguo Testamento.

Algunos estudiosos del siglo XX no toman como fecha incontrovertible el año 33 d. C. para la muerte de Jesucristo. Hay quienes al indagar en las fechas, sugieren que pudo haber un desfase de 4 a 8 años entre el inicio del cómputo de la Era cristiana y la fecha precisa del nacimiento de Jesús de Nazaret, conocido como Cristo.3 En adición a esto, no hay clara certeza ni consenso entre estos autores de que éste haya muerto a la edad de 33 años, tal como algunos textos bíblicos parecen mostrar. Compárese al respecto Jn 2:20, Jn 8:57 y Lc 3:234 En sus primeras décadas, el cristianismo era considerado por algunos como una doctrina sectaria de las tradiciones judías ortodoxas.5 Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano en el siglo IV, ha influido de manera significativa en la cultura occidental y en muchas otras.

La palabra cristianismo proviene del griego χριστιανός, christianós, ‘cristiano’, la cual a su vez proviene del nombre propio Χριστός, Christós, ‘Cristo’, traducción del hebreo Mesías que significa ‘Ungido’. El origen del término se indica en el libro de Hechos de los Apóstoles:

Y partió Bernabé a Tarso a buscar a Saulo; y hallado, lo trajo a Antioquía. Y conversaron todo un año allí con la Iglesia, y enseñaron a mucha gente; de tal manera que los discípulos fueron llamados cristianos primeramente en Antioquía.

Creencias

Existe un núcleo más o menos compartido de creencias y doctrinas entre los diferentes grupos cristianos, si bien algunas de esas doctrinas no son aceptadas por todos. En ese núcleo se encuentra:

Que Dios es uno y al mismo tiempo, tres personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo; Mateo 28:19) con misiones diferentes; la doctrina de la Trinidad es aceptada por la mayoría de los cristianos en la actualidad, mas no por todos, y es motivo de controversia desde los inicios del cristianismo;

Que Dios Padre creó y conserva el universo por su Palabra, el Verbo, sin quien no se hizo nada de todo lo hecho (Juan 1:3);

Que Dios Padre se reveló desde el principio a los hombres y cuidó del género humano para dar vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras (Romanos 2:6-7);

Que habló a la conciencia de nuestros antepasados en distintas ocasiones y de muchas maneras por medio de los profetas, y que en la etapa final habló por su Hijo (Hebreos 1:1-2), Jesucristo, hombre verdadero (Jesús de Nazaret), Palabra de Dios hecha carne (Juan 1:14), que lleva a su plenitud la acción del Padre a favor de la humanidad;

Que fue Jesucristo quien reveló la verdadera naturaleza de Dios, llamando a Dios «su Padre y nuestro Padre» (Juan 20:17), y anunciando la venida del Espíritu Santo (Hechos 1:8), el Espíritu de Dios, Espíritu de la verdad (Juan 16:13), el mismo que lo movió a él y que hizo de sus apóstoles sus testigos.

Sin embargo, en otras creencias y doctrinas los cristianos difieren entre ellos, por ejemplo sobre cual es el criterio válido para aceptar una creencia. Para los católicos y ortodoxos sus respectivas iglesias están instituidas o tuteladas de algún modo por Dios para servir de guía a los cristianos. Para los protestantes la principal fuente de conocimiento es la Biblia y la gracia divina que Dios concede a ciertos hombres. En general todos los cristianos reconocen que las acciones que Dios quiere sean llevadas a cabo están inspiradas por el Espíritu Santo. Los escritos sagrados, entre los que destaca la Biblia, siendo la principal fuente doctrinal válida de muchas denominaciones, en particular las de corriente protestante.

Otra fuente doctrinal importante son la tradición apostólica (especialmente para la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa), los concilios y los credos, aunque no poseen necesariamente la unicidad de criterios para su aceptación, ya que pueden ser asumidos total o parcialmente, o rechazados totalmente, dependiendo de la denominación. Algunas tradiciones cristianas, tales como los bautistas y las Iglesias de Cristo, aceptan estas creencias, pero no el credo mismo, debido a que los credos son considerados en estos grupos como no pertenecientes a las escrituras. Todo lo anterior sucede también con otros escritos aunque no poseen tanta aceptación como la Biblia. Sin embargo el catolicismo argumenta que fue gracias a su Tradición apostólica que tuvo los criterios para seleccionar los documentos válidos que constituyen el Nuevo Testamento y denominar los apócrifos, durante el año 397 en el concilio de Cartago. Además la imprenta solo se inventó en el siglo XV en Alemania, por tanto los creyentes no contaban con la biblia para sustentar su doctrina; había muy pocas biblias pues eran escritas manualmente por los monjes durante jornadas de varios años y eran demasiado costosas. Es decir que antes que los cristianos pudieran apoyarse en el Nuevo Testamento, tenían que hacerlo en la Tradición de la Iglesia.

Ya desde los primeros tiempos de difusión de las enseñanzas de Cristo y de las diferentes escuelas que formaron los discípulos suyos al final de su vida y su ministerios históricos, biográficos y humanos,14 surgieron diferencias muy significativas respecto del papel e importancia de Cristo, de su misión redentora, de su naturaleza, y de su glorificación, y de muy numerosas cuestiones doctrinales referentes a su predicación y enseñanzas, la selección de textos que pudieron haberlas descrito de forma más correcta –el Nuevo Testamento, los llamados Logia (dichos o palabras) de Jesús, o bien, los evangelios y escritos gnósticos y apócrifos–, y la interpretación –textual o contextual– de los cuerpos de textos sagrados.

De hecho, de los doce que, según el testimonio de dos de los llamados Evangelios canónicos, habrían sido investidos como apóstoles de forma original, sólo cinco de ellos dejaron documentos que fueron admitidos en el Canon del Nuevo Testamento, el resto de los doce –incluyendo a Judas Iscariote–, y algunos de los cinco ya antes mencionados, pasaron a la historia como autores de documentos gnósticos, que, al paso de los siglos, dejaron de ser vistos como textos sagrados, llegando a ser tenidos por apócrifos.

Debe tenerse en cuenta que el nombre de cristianos ha sido compartido a través de los siglos, y no siempre de formas muy armónicas, por grupos numerosos de creyentes, cada cual, a su vez llegó a desconocer como cristianos a grupos con posturas dogmáticas concretas distintas de las propias. Dicho de otra forma, cristianos es el nombre común de grupos tan distintos entre sí como los católicos, marcionitas, arrianos, nestorianos, coptos, jacobitas, ortodoxos, cátaros o albigenses, anglicanos, protestantes, mormones, veterocatólicos y otros tipos de grupos que reflejan posturas dogmáticas concretas más disímiles.

La Iglesia católica adoptó ese nombre luego que los discípulos liderados por Pedro siguieron las instrucciones de Jesús cuando resucitó: "Vayan y lleven las buenas nuevas a todas las naciones", es decir: "catolisis" según como se narró en griego en los evangelios. O sea que 'católico' es un adjetivo que corresponde al sustantivo 'cristianos'. Se les acostumbró así llamar católicos por su trabajo evangelizador en viajes misioneros de nación en nación.

Los protestantes aparecieron con los reformistas quince siglos después y en los últimos tiempos se han denominado más como 'cristianos'. A través de los siglos, todos estos distintos grupos confesionales, o al menos doctrinales, reivindican a Cristo como su Maestro, Líder, Rey, Señor o Dios, y algunos, así mismo, como su Redentor o Salvador, acogiendo con gusto y todas sus enseñanzas –o cuerpos doctrinales que en su nombre les fueron entregadas–, y dando testimonio de estos hechos de múltiples maneras, que incluyen el dejarse privar de la existencia antes que renegar de su adhesión a él, o bien, de los valores, ideas o creencias de alguna u otra forma vinculadas a él.

Aunque existen enormes diferencias en las creencias entre unos cristianos y otros, la mayoría de las cuales basadas en diferentes interpretaciones de los mensajes bíblicos, aun así es posible plantear afirmaciones generales que describen las doctrinas de una gran mayoría, entre las que destacan: la pasión, muerte y resurrección de Cristo,

Cristo crucificado, de Diego Velázquez.

Jesucristo es el Mesías (o Cristo) descrito en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Las corrientes principales del cristianismo aseguran que es completamente Dios (o divino) y completamente humano.

La Trinidad, esto es, que Dios es un ser único y eterno que existe como tres personas eternas, distintas e indivisibles: Padre, Hijo (Logos divino, encarnado en la persona de Jesucristo), y el Espíritu Santo.

La salvación, mediante conversión,15 perdón de los pecados, y la victoria sobre todas las consecuencias del pecado. Esta salvación es otorgada por la gracia de Dios y fue conseguida por Jesucristo en su crucifixión y su posterior resurrección, mediante la cual se obtiene la vida eterna. La rama teológica que estudia el como sucede esto se denomina soteriología.

La ascensión de Jesucristo al cielo, la instauración del Reino de Dios o del señorío de Jesucristo y su Segunda Venida.

La "Resurrección General", en la cual las personas que han muerto junto con los que se encontraren vivos para ese momento se levantarán de la muerte al final del tiempo, para ser juzgadas por Jesucristo.

No todos los cristianos han aceptado completamente estos estatutos de fe. De hecho, la mayor parte de los credos apuntan a diferenciar ciertas creencias de otros cristianos primitivos, los cuales son tomados usualmente como heréticos, ya que representan una divergencia consciente de la corriente principal del cristianismo. La mayoría de las disputas se centran en la divinidad de Jesús, la Trinidad, o ambos. Ejemplos de esto incluyen a los grupos ebionitas, los cuales niegan la divinidad de Jesús; los no trinitarios o unitarios, que rechazan el dogma de la Trinidad; los grupos docetistas, que niegan que Cristo haya sido humano; o los arrianos, quienes consideran que el Hijo de Dios es una criatura creada por Dios, pero no Dios mismo, entre otros.

La vida después de la muerte

Representación artística del Purgatorio

Las visiones de los cristianos de la vida después de la muerte generalmente involucran el Cielo (también llamado Paraíso) y el Infierno. El catolicismo, desde los primeros siglos cree en un lugar intermedio llamado Purgatorio. A excepción de este último (cuyos habitantes entrarán finalmente al Cielo, después de una "purificación"), la permanencia en estas regiones es usualmente asumida como eterna. Hay, sin embargo, algunos debates en este último punto, por ejemplo entre los ortodoxos.

Muchos cristianos interpretan la "salvación" como la posibilidad de entrar al Cielo como don de Dios (y escapar del Infierno) después de la muerte. La pregunta de "quién es salvo" ha sido considerada como un misterio por muchos teólogos, aunque los protestantes lo consideran como un tema de aceptación de Jesús como único Señor y Salvador, rasgo que es sólo la expresión de un hecho consumado para los predestinacionistas, como los calvinistas. La creencia de que todos serán o pueden ser salvos se conoce como universalismo que deriva de la idea de Apocatástasis aceptada entre otros por los ortodoxos griegos.

Generalmente no está claro cómo la vida después de la muerte se ajusta con la doctrina de la Resurrección General, en cuestiones como, por ejemplo, si la vida eterna comienza inmediatamente después de la muerte, o al final del tiempo; y si esta vida después de la muerte involucrará la resurrección de un cuerpo físico o en una forma espiritual glorificada. La mayoría de los cristianos aseguran que un alma sin conciencia sobrevive a la muerte física del cuerpo, aunque otros, rechazan esto diciendo que solamente los buenos serán físicamente "resucitados", mientras que los otros permanecerán en la tumba.

En cambio, algunos grupos, como los Adventistas del Séptimo Día, y los denominados Testigos de Jehová, aseguran que los muertos están inconscientes e impotentes en sus sepulcros, que no existe nada que sobreviva a la muerte del cuerpo físico, y que en la resurrección Dios devolverá la vida a quienes Él tenga en su memoria, tanto personas justas como injustas. Por lo tanto, lo que creen los Testigos es que la resurrección significará una reconstrucción completa de los seres humanos fallecidos que están durmiendo en el sueño de la muerte.

Algunas denominaciones cristianas, tratadas como apóstatas por las más numerosas o representativas corrientes existentes dentro del cristianismo, han promovido la creencia en la reencarnación (principalmente el Nuevo Pensamiento e iglesias de la Nueva Era) o espíritus (muchas iglesias espiritistas se identifican a sí mismas como cristianas). Estos grupos normalmente aseguran que tales doctrinas se pueden encontrar en la Biblia o en la tradición cristiana primitiva.

La venida de Cristo

El Budismo

El Budismo se considera un camino o un sendero. Es un camino de enseñanza y práctica. Las prácticas Budistas, tales como la meditación, son un medio para transformarse a uno mismo de forma que se puedan desarrollar las cualidades de conciencia, bondad y sabiduría. La experiencia práctica que se desarrollo dentro de la Tradición Budista se creó a través de miles de años creado un recurso incomparable para aquellos que desean seguir un sendero del desarrollo espiritual. La palabra espiritual en el Budismo se entiende no como en otras religiones.

El Budismo es una disciplina de transformación que no tiene como meta a un Dios creador ni a Dioses protectores. La meta del Budismo es llegar a un estado de total y completa realización del potencial espiritual del ser humano este se puede entender como:

1- Un estado de ver las cosas como realmente son (Sabiduría, Gnosis).

2- Un estado de 'sensibilidad' infinita con todo lo que existe (Compasión y Amor)

3- Un estado de energía incasable e inagotable (Creatividad).

'Religión budista'

Estos tres aspectos (mental, emocional y volicional) constituyen la parte más importante y determinante de nuestra Humanidad y son las que se desarrollan por medio de métodos prácticos, mismos que llevan a la meta trascendental del Budismo la Iluminación o Budeidad. Este estado fue alcanzado por el Buda hace 2.500 años, y es el estado el cual todos los Budistas toman como Ideal.

El Budismo ve a la existencia como un proceso en constante cambio y sus prácticas apuntan a tratar de tomar ventaja de éste principio inherente de las cosas, el cual se suma en tres palabras: 'Existencia implica Cambio' . Esto significa que uno puede cambiar para mejorar, la fe ciega no tiene lugar en el Budismo, la única fe que se necesita es en la propia habilidad de cambiar.

El factor decisivo de este cambio en nosotros es la mente. En el Budismo se ha desarrollado un cuerpo practico de métodos para transformar la mente. Uno de los principales es la meditación, la cual es una forma de desarrollar estados mentales más positivos caracterizados por calma, concentración, conciencia y emociones como la amistad, ecuanimidad y felicidad. Usando la mente clara y positiva que se desarrolla en la meditación, es posible tener una mayor comprensión de uno mismo, de los demás y de la vida misma.

El Budismo no es un sistema de fe y culto sino más bien es meramente un Pasaje a la Iluminación Suprema. El Buda aludió o se refirió a sus enseñanzas como simples o como una balsa que nos saque de esta orilla de sufrimiento e impermanencia y nos lleve a la otra orilla de bienaventuranza y seguridad, la Realidad Permanente Verdadera, el Nirvana. Posteriormente a la realización del Nirvana, la balsa ya no es necesaria.

El Budismo es para aquellos que han llegado a comprender que lo que ha sido CREADO es IMPERMANENTE; y que lo que sea que es impermanente es inherentemente enfermizo y dañino. Ningún deleite o felicidad permanente se encontrará en lo que es impermanente, sólo dolor y peligro.

La meta de conducirse por el camino de la doctrina del Budismo es zambullirse en el Nirvana. Él tiene el Nirvana como su objetivo. El Nirvana es su fin. La Realidad Verdadera realizada. El Noble Camino Óctuple del Budismo es el medio para este fin. Ocho actividades que deben desarrollarse simultáneamente para realizar la meta, el Nirvana.

1.La primera parte del Noble Camino Óctuple es VISIÓN CORRECTA o COMPRENSIÓN CORRECTA. Esto quiere decir el conocer las Cuatro Nobles Verdades.

La Primera Noble Verdad es el conocimiento de que TODO lo que ha sido CREADO es IMPERMANENTE. Y cualquier cosa que sea impermanente es inherentemente enfermizo y dañino. Y lo que es impermanente, enfermizo y dañino NO ES EL YO.

La Segunda Noble Verdad es el conocimiento de que la llegada de la enfermedad está basada en la ignorancia y que se perpetúa por el antojo y la embriaguez por la sensualidad y las sensaciones, por el llegar a ser una y otra vez y por las concepciones falsas o ilusiones y la ignorancia.

La Tercera Noble Verdad es el conocimiento de que la EXTINCIÓN O EL CESE de todo lo enfermizo y dañino que ha surgido y que surgirá en el futuro, es el Nirvana. La Realidad Verdadera realizada, libre de todo lo enfermizo y dañino.

Y la Cuarta Noble Verdad es el conocimiento de El Noble Camino Óctuple que guía a la extinción y cesación de lo enfermizo y a ganar la meta: el Nirvana. El Estado Permanente Verdadero del Yo, la Realidad MISMA, Absoluta, Constante, Duradera, Estable, la Semejanza, la Sabiduría Perfecta.

2. La Segunda Parte del Noble Camino Óctuple es PENSAMIENTO CORRECTO o PROPÓSITO CORRECTO. Esto significa aspirar a obtener la realización de la Sabiduría Perfecta, la Realidad Permanente Verdadera y Última. Abstenerse de todo acto y pensamiento malévolo. Lograr la destrucción total de todos los deseos vehementes. Renunciar a todo lo manifestado, todas las construcciones y todo lo que es “creado” inventado.

Desarrollar el “desapasionamiento” o imparcialidad u objetividad, el total desapego, la absoluta renunciación, el rendimiento propio. Lograr la cesación de todas las realidades “creadas”. Realizar uno mismo el Despertar Incomparable del Ser o el Yo. Ganar la libertad de la Mente, la libertad a través de la Sabiduría Intuitiva Perfecta, la emancipación lúcida, racional e inmune de la Voluntad.

3. La Tercera Parte del Noble Camino Óctuple es HABLAR CORRECTO. Abstenerse de hablar mentiras, de hablar con prejuicios, de hablar maliciosamente y de hablar frívolamente. Participar en discusiones que se ocupen y nos guíen al Nirvana, lo que es genuinamente PERMANENTE y REAL.

4. La Cuarta Parte del Noble Camino Óctuple es ACCIÓN CORRECTA. Abstenerse del todo a matar a cualquier criatura de ninguna forma. Abstenerse del todo de robar en cualquier forma. Abstenerse de cualquier conducta impropia sensual o sexual. Abstenerse de todo acto malévolo; abstenerse de todas las formas de embriaguez.

5. La Quinta Parte del Noble Camino Óctuple es VIVIR CORRECTO. Abstenerse de todas las formas de vivir malévolas; abstenerse de todo método de vida malévolo.

6. La Sexta Parte del Noble Camino Óctuple es ESFUERZO CORRECTO. Destrozar todos los estados mentales malévolos que ya han llegado; prevenir cualquier estado mental malévolo de surgir; mantener y crecer los ESTADOS MENTALES BUENOS que ya han llegado; y hacer crecer NUEVOS estados mentales que no han llegado todavía, tales como bondad amorosa por TODOS los Seres, compasión y misericordia por todas las criaturas, piedad y ecuanimidad.

7. La Séptima Parte del Camino Óctuple es ATENCIÓN CORRECTA. Contemplar como impermanente, enfermizo y que no pertenece a uno: Cuerpo, Sentimientos, Percepciones, Mente, Consciencia, Pensamiento, Estados Mentales, Objetos Mentales, Actividad Mental. Crecer la repulsión por el mundo, mirándolo como la creación en deterioro y corrupta que es y crecer en objetividad y desapasionamiento, desapego total, calma, tranquilidad, mirando que todo es Inexistente, el No Ser. Ignorar todo lo que es percibido, permanecer distante y apartado de ambos, tanto los placeres como los dolores que surgen de la creación de los sentidos y la sensualidad.

La Octava Parte del Camino Óctuple es CONCENTRACIÓN CORRECTA. Apartarse del mundo, apartarse de los estados diabólicos o malévolos, apartarse de todas las sensaciones de los sentidos, viviendo en soledad, retirado, entusiasta, diligente, firme y determinado, desarrollando penetración y astucia de Mente a través de meditación intensa y reflexión.

Para entrar, Y ENTONCES TRANSCENDER, ocho estados superiores de conciencia que guían a incrementar la Sabiduría Intuitiva, la Visión Interna y el Conocimiento Superior Directo, y a destruir los hábitos compulsivos o adiciones y los deseos vehementes, y a realizar la Realidad Verdadera, taladrando eficazmente la coraza de la ignorancia, el error, la ilusión y la decepción. A medida que uno obtiene los estados de Mente y Conciencia superiores, la verdadera naturaleza de como las cosas realmente son, puede ser vista claramente, ambas, intuitivamente y con el esfuerzo supremo, por el Conocimiento Superior Directo. La Realidad Verdadera desdoblándose, la Iluminación Propia del Ser (yo) por el Ser (Yo).

Anatmán

El budismo analiza la existencia humana partiendo de la base de que está formada por el conjunto de cinco realidades (skandhas): el cuerpo material, los sentimientos, las percepciones, la predisposición ante las cosas o tendencias kármicas y la conciencia. Cada persona es simplemente la combinación temporal de estas cinco realidades, las que están a su vez sujetas a continuos cambios. Ninguna de ellas se mantiene igual ni siquiera en dos momentos consecutivos. Los budistas niegan que este conjunto de cinco realidades, ya sea en forma individual o conjunta, puedan ser consideradas como una existencia independiente y permanente, o el alma (atmán). De hecho consideran un error el concebir que exista siquiera una unidad permanente que sea un elemento constitutivo del hombre. Buda sostenía la idea de que esta concepción de sí mismo llevaba a que las personas fueran egoístas, padecieran de ansiedad, y que por lo tanto sufrieran. Por eso enseñó la doctrina de anatmán, o de la negación de la existencia de un alma permanente. Sostenía que toda la existencia humana se caracterizaba por contar con las tres señas de: anatmán (no tener alma), anitya (impermanencia) y dukkha (el sufrimiento). La doctrina de anatmán hizo necesario que Buda diera una reinterpretación a la creencia hindú de las reencarnaciones en el ciclo de la existencia fenomenológica, más conocida como samsara. Después de haber llegado a este punto en su enseñanza, Buda comenzó a difundir la doctrina del origen subordinado o pratityasamutpada. En esta cadena de doce causas unidas, se demuestra cómo el haber sido ignorante en una vida anterior hace que la persona tienda a formar un determinado conjunto que tiene que desarrollar. Esta combinación llevará a que actúen la mente y los sentidos. Las sensaciones que resultan de este actuar llevan a sufrir ansiedad y un apego a la existencia. Esta condición determina el proceso de ser nuevamente, creando otro ciclo de nacimiento, vida adulta y muerte. A través de esta cadena causal, se vincula una vida a la siguiente. Se llega a un fluir de nuevas vidas, más que a un existir permanente que se desplace de una vida a otra; de hecho es la creencia de una reencarnación sin transmigración.

Karma

La doctrina del karma se encuentra muy relacionada con la doctrina del anatmán. El karma se basa en los actos de cada persona y en las consecuencias morales que se desprendan de ese proceder. Los actos humanos determinan su reencarnación posterior, por lo que las buenas acciones lógicamente serán recompensadas, como serán castigadas las malas. Por eso el budismo sostiene que no existen en el mundo los placeres inmerecidos ni los castigos injustificados, sino que todo es más bien producto de una justicia universal. El proceso kármico actua por medio de una ley moral natural, más que por medio de un sistema de juicio divino. El karma de cada individuo determina asuntos tales como su belleza, su inteligencia, su longevidad, su salud y su nivel social. De acuerdo con las enseñanzas de Buda, dependiendo del tipo de karma que tenga cada persona, puede reencarnarse en un ser humano, un animal, un fantasma hambriento, un habitante del infierno o incluso en alguno de los dioses de la religión hindú.

A pesar de que el budismo no niega la existencia de dioses, no les atribuye ninguna importancia especial. La vida de los dioses en el cielo es larga y apacible, aunque están sujetos a los mismos problemas que puede tener cualquier otra criatura, por lo que están expuestos a una eventual muerte y a una futura reencarnación en un estado de existencia inferior. No son los creadores del Universo, ni tampoco controlan el destino de la humanidad, por lo que para el budismo, el rezar o hacerles sacrificios no tiene ninguna utilidad. De las distintas modalidades de reencarnación, la humana es la mejor, porque las deidades están tan absortas en sus propios placeres que pierden de vista la necesidad de redención. Por lo tanto, la posibilidad de ser un iluminado es válida sólo para los seres humanos.

BUDA

'Religión budista'

La palabra Buda es una descripción y no un nombre. Significa 'alguien que está despierto' en el sentido de haberse 'despertado a la realidad'. El nombre describe el logro de un hombre llamado Siddharta Gautama, que vivió hace 2,500 años en el norte de la India. A la edad de 35, años después de un largo sendero de esfuerzo, logró un estado de Iluminación al estar en un profunda meditación.

Durante los restantes 45 años de su vida viajo a través de gran parte del norte de la India, diseminando su enseñanza para el desarrollo hacia la Iluminación. Su enseñanza se conoce en el Oriente como el Buddha-Dharma -'la Enseñanza del Iluminado'.

Viajando de lugar a lugar, el Buda dio enseñanza a numerosos discípulos, muchos de los cuales lograron también este estado de Iluminación. Ellos, a su vez, enseñaron a otros y de esta forma una cadena ininterrumpida de enseñanza que continua hasta el día de hoy.

El Buda no era un Dios ni profeta de Dios, no declaró ser un Ser divino. En el Budismo no habiendo el concepto de Dios creador se entiende al Buda como un ser humano que, a través de esfuerzos tremendos, se transformó a si mismo y trascendió su humanidad creándose en el un nuevo orden de Ser: Un ser Iluminado.

Este concepto de la Iluminación no es común en el Occidente donde tenemos limitados entendimientos de la capacidad espiritual que la vida ofrece.

Algunas filosofías entienden la meta Humana sólo como la de llegar a ser un humano ético y con cualidades morales (Humanismo) careciendo de un orden espiritual. En otras se entiende la meta del ser humano en términos de sacrificio hacia alguien o algo fuera de nosotros y lo espiritual en términos de sacrificio hacia eso al hombre o mujer que llega a esta meta se le denomina Santo. Por ultimo hay la concepción de un ser mas allá de todo incluyendo lo Humano y así creador de las cosas (Dios), la meta en este caso seria comunión o unión con Él.

La Iluminación no se puede describir con ninguna de estas concepciones. La Iluminación trata de describir a un ser que utilizando su Humanidad se desarrollarse psicológicamente y espiritualmente llega a un estado Trascendente que trasciende su misma Humanidad básica, llegando así a ser alguien el cual puede ver la realidad ultima de las cosas, alguien en el cual el nivel más profundo de Realidad se esta manifestando.

¿Por qué se venera a Buda?

Hay muchas formas de veneración. Cuando alguien venera a un dios, ora, hace ofrendas y ruega por favores. Cree que ese dios escuchará sus plegarias, recibirá sus ofrendas y le dará respuesta.

La veneración que existe en el budismo es de otro tipo. consiste en mostrar respeto hacia alguien o hacia algo que admiramos. Cuando un profesor entra en la sala de clases o cuando suena el himno nacional nos paramos en señal de respeto. O cuando finaliza una obra musical, nosotros aplaudimos. Esos son gestos de respeto y veneración e indican nuestra admiración por personas o cosas.

Una estatua de Buda con sus manos descansando gentilmente y su sonrisa amorosa nos conmueve y nos insta a desarrollar paz y amor en nosotros mismos. El perfume del incienso nos insta a prevalecer en las virtudes, las luces de las lámparas nos motivan a perseguir la luz del conocimiento y, las flores que nos impresionan por su belleza, pero luego mueren, nos recuerdan la impermanencia. Cuando nosotros rezamos, expresamos nuestra gratitud al Buda por la enseñanza que nos ha dado. Pero esto no quiere decir que los budustas veneran símbolos, no, quien crea eso es por que desconoce del budismo. Una estatua de Buda rememora la dimensión humana de las enseñanzas budistas. Nos recuerda que nosotros podemos liberarnos del sufrimnto al igual que Buda, encontrando la felicidad en nosotros mismos. Las imágenes de Buda nos mantiene en mente esa preciosa oportunidad de trascender el sufrimiento y alcanzar la felicidad duradera..

Conclusiones

De este trabajo concluimos que el budismo realmente tiene un gran contenido espiritual. Es una religión sumamente profunda, basada en la iluminación de Sidharta, el gran Buda, un principe. Es asombroso pensar en el inmenso amor de este gran personaje que dejó su vida grandiosa y monárquica para salir en busca de la plenitud espiritual.

Grande y realmente serío, el budismo nos plantea una nueva problemática existencial, nos abre puertas hacia la comprensión de mi Yo, hacia el porque de la maldad y la bondad, hacia el porque de la vida. Nos ha ayudado a reflexionar sobre estos temás y a tratar de darles un camino propio.

Creemos que la enseñaza de Buda no es para dejarla pasar, es importante conocerla y poder ser crítico frente a esta, para que al momento de elegir una religión o tendencia tengamos herramientas que nos digan “por donde va la cosa”, y no desechemos posibilidades ser participes de tan fuerte religión.

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