Informe Sobre La Inciclica Dominum Et Vivificantem

INFORME SOBRE LA INCICLICA DOMINUM ET VIVIFICANTEM

Creer es una gracia que se recibe con la infusión del Espíritu Santo en el bautismo. Con este tema se busca tener un mayor conocimiento del Espíritu Santo para renovar su acción en la vida de los hombres. Para ello, se presenta en primer lugar lo que Juan Pablo II escribió sobre el Espíritu Santo en la encíclica Dominum et Vivificantem, y luego se conocerá cómo se ha revelado y cómo ha actuado el Espíritu de Dios a través de los tiempos.

En el versículo de los Hechos de los Apóstoles con que empezamos este tema, se narra cómo Pablo bautizó a unos hombres de Éfeso que habían recibido sólo el bautismo de Juan. A la pregunta de san Pablo de si recibieron el Espíritu Santo al aceptar la fe, ellos contestaron: "Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo". Por eso se pregunta, quién es el Espíritu Santo.

Creer en el Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo y que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria. El Espíritu Santo ha sido enviado a nuestros corazones (Gal 4, 6), a fin de que recibamos la nueva vida de hijos de Dios.

La gran verdad de la fe es que Dios es amor; Dios Padre es amor y Dios Hijo es amor. El Espíritu Santo es el fruto del amor entre Padre e Hijo. Juan Pablo II, en su encíclica Dominum et Vivificantem lo expresa con las siguientes palabras:

El Espíritu Santo es amor personal como Espíritu del Padre y del Hijo. Por esto sondea hasta las profundidades de Dios, (1 Cor 2,10) como Amor don increado. Puede decirse que en el Espíritu Santo la vida íntima de Dios uno y trino se hace enteramente don, intercambio del amor recíproco entre las Personas divinas, y que por el Espíritu Santo Dios existe como don. El espíritu Santo es pues la expresión personal de esta donación, de este ser-amor, es persona-amor, es persona-don. Tenemos aquí una riqueza insondable de la realidad y una profundización inefable del concepto de persona en Dios, que solamente conocemos por la Revelación.

Sintetizando, El Espíritu Santo es el lazo de amor que une al Padre y al Hijo; como amor íntimo, lo escruta todo, incluso las profundidades de Dios. Es el don de Dios a las criaturas, la fuerza que Dios da a su pueblo.

El Espíritu Santo en el N.T

"Et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine".

María es la obra maestra del Espíritu, en la que por primera vez, desde la creación del mundo, Dios encuentra la morada en la que pueden habitar su Hijo y su Espíritu entre los hombres: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios" (Lc 1, 35).

La fuerza que cubre con su sombra,

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