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Jesús, el templo y los viles mercaderes


Enviado por   •  8 de Julio de 2017  •  Resúmenes  •  833 Palabras (4 Páginas)  •  238 Visitas

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Padoan, Marcelo, Jesús, el templo y los viles mercaderes: un examen de la discursividad yrigoyenista, Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 2002, pp. 15-48.

RESUMEN

Mediante la  dimensión discursiva, Marcelo Padoan busca explicar el liderazgo de Yrigoyen y la identidad política del yrigoyenismo. Padoan indaga en la línea de las representaciones y aclara que si bien existe un hiato entre discurso político y práctica política, esto no le quita importancia al primero porque le da sentido a las acciones. Así, el autor ubica a Yrigoyen como figura central de la vida política: definió las reglas del juego. Todos fijan sus posiciones respecto de él.

En el segundo capítulo, el autor comienza a esbozar el discurso yrigoyenista. La polémica de Pedro C. Molina con Hipólito Yrigoyen  a principios del siglo XX es el puntapié inicial para que Padoan caracterice el discurso yrigoyenista y sus diferencias con el de Alem.

En este sentido, el autor sostiene que el concepto de democracia de Yrigoyen estaba relacionado con la voluntad del pueblo. Esto lo diferencia de la concepción de Alem de la democracia como sistema representativo y pluralista de partidos. De esta manera, se aleja de otras posturas historiográficas como las de Gallo y Sigal (según ellos, los yrigoyenistas buscaban una democracia participativa pero negaban cualquier parcialidad y, por lo tanto, eran la totalidad) y de Silvert (UCR: absolutismo político. Así es difícil una democracia representativa y plural). Les critica que confunden la concepción de democracia de Yrigoyen con la de Alem y que por eso tienden a caracterizar a la primera como totalizadora.

A partir del capítulo III, la analogía Yrigoyen/Rosas es mencionada varias veces en estos capítulos. Por ejemplo, en lo que concierne a la renuncia a la candidatura y en el rol de restauradores de la moral y la política.

Si bien en sus comienzos Yrigoyen se identifica a sí mismo como el apóstol encargado de instaurar la religión cívica, con el correr del tiempo, comenzará a reconocerse en el discurso de sus seguidores. Como el Jesús que ellos ven en él, su tarea será la de excluir los mercaderes del templo. Es decir, a los adversarios del yrigoyenismo. La razón es que no son elegidos y, por lo tanto, no son buenos. Así, en este fundamento mesiánico, los mercaderes/adversarios se convierten en enemigos. La metáfora tiene aún más sentido si se tiene en cuenta la otra identificación que se produce en estos años: la del yrigoyenismo como expresión de la UCR. Ahora bien, como la UCR encarnaba la causa de la Nación, la tarea no es otra que excluir a los enemigos de la patria.

Esta tarea no se agota en el primer mandato. La alianza electoral de los antipersonalistas con los conservadores es considerada por los yrigoyenistas como una traición. La obra mesiánica de Yrigoyen ha quedado inconclusa. Debe ser completada en el segundo mandato.

Para la segunda presidencia, el relato se torna cada vez más violento y extremo. El  yrigoyenismo se convierte en un partido al servicio del líder y el radicalismo es Yrigoyen. Es necesario eliminar a los enemigos políticos.

Padoan recurre a la sociología para realizar su análisis. Toma de Weber la categoría de liderazgo carismático y lo aplica en, por ejemplo, el fin de campaña adelantado de Yrigoyen para la segunda presidencia. Según el mandatario, ya había sido elegido por el pueblo  y el proceso electoral era una mera formalidad si se consideraba el vínculo emotivo que los unía.

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