LA INTELIGENCIA EN LA VIDA AFECTIVA Y SACERDOTAL
Juan DaTrabajo7 de Septiembre de 2015
896 Palabras (4 Páginas)225 Visitas
LA INTELIGENCIA EN LA VIDA AFECTIVA Y SACERDOTAL
Cuando hablamos de inteligencia afectiva hacemos referencia como dice Goleman a la “capacidad para reconocer sentimientos en sí mismo y en otros, siendo hábil para administrarlos al trabajar con otros”.
Resulta de suprema importancia el reconocer nuestros propios sentimientos para poder gobernarlos y que ellos no nos gobiernen a nosotros, para tener la capacidad de expresarlos en su justa medida, de forma que acrecienten el calor y las relaciones humanas y no las destruyan con malas interpretaciones sentimentales o en el peor de los casos desviaciones del sentimiento de una forma sana a una forma destructiva del propio proyecto de vida y hasta de la propia personalidad.
Aplicando este término: inteligencia en la vida afectiva al ministerio sacerdotal, resulta de vital importancia pues de la madurez, depende el buen manejo de los sentimientos y de este manejo va a pender la felicidad o infelicidad en el desarrollo del ministerio; y es que hoy vemos tres prototipos en los cuales no se aplica ni un poco la inteligencia en la vida afectiva y sentimental, el primer prototipo es el sacerdote aislado, regañón y amargado que hace que la comunidad decrezca, y en su ensimismamiento se va convirtiendo en un ser anti-social, el cual termina en una depresión, por su falta de relaciones calorosas con los que convive a diario; el segundo prototipo es el sacerdote que se pasa de cariñoso y hace con sus acciones, que los que lo rodean mal interpreten ese cariño y por sus actos pone en peligro incluso su propio ministerio, puesto que no mide sus demostraciones de afecto y con ellas ilusiona a quienes se enamoran de su figura y termina por su imprudencia, enredado con quienes debe cuidar; el tercer prototipo es el sacerdote que le da miedo relacionarse y solo escoge un pequeño grupo de amigos para inter-actuar, pensando que es lo mejor que puede hacer para cultivar su castidad y celibato, sin darse cuenta que está cerrando el corazón de pastor por un miedo fundado en sus propias inseguridades afectiva.
Para no caer en estos prototipos y ser imagen del buen pastor que a todos ama y por todos da la vida es muy importante tener en cuenta la inteligencia sentimental, para medir y ser prudentes a la hora de relacionarnos con quienes están a nuestro cuidado, siendo ejemplo de equilibrio y santidad en medio de las comunidades; por este motivo es muy importante aplicar los principios de la inteligencia emocional que nos presenta Goleman:
- Recepción
- Retención
- Análisis
- Emisión
- Control
Si analizamos a fondo estos cinco principios se refuerzan el uno al otro desde el momento que se recibe la demostración de afecto hasta el momento en que madura dicha demostración e inicia el propio control ante el sentimiento, teniendo en cuenta que más que seres instintivos que responden a estímulos incluso afectivos, somos seres racionales que podemos encausar nuestros sentimientos y afectos para construir la propia personalidad y el propio proyecto de vida.
La inteligencia emocional es pues de vital importancia en el desarrollo de nuestro ministerio, ya que nos ayuda a poner límites a los sentimientos. Límites, que no los ahogan sino que los cultiva como una flor, para que puedan manifestarse en todo su esplendor, cultivando un justo medio que construye comunidad y buenas relaciones, antes que destruirlas como sucede en el caso de los extremos.
El sacerdote es otro Cristo que ama, abraza, acoge, aconseja, ríe, juega, enseña, llama la atención, corrige, y expresa todos sus sentimientos de una manera inteligente y madura y todo con un fin, construir el reino de Dios y cuidar a los suyos para formar un solo rebaño con un solo pastor, de nosotros depende seguir mostrando a las ovejas el rostro de Cristo o por el contrario desvirtuarlo y empezar a mostrarnos a nosotros mismos y fracasar en nuestra tarea.
...