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La fe de Abraham


Enviado por   •  27 de Agosto de 2013  •  2.870 Palabras (12 Páginas)  •  263 Visitas

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La fe de Abraham

2 Pedro 1:1. La Biblia nos describe la fe como preciosa. ¿Por qué tiene tanto valor la fe? Hebreos 11 nos habla de lo que es capaz de hacer la fe prácticamente. Poseemos una fe que nos hizo salvos (Ro. 3:24,25). ¿Pero poseemos una fe que nos permita vivir día a día utilizándola en todas nuestras actividades? Partamos de la definición de la fe, en Hebreos 11:1. Certeza de lo que se espera y convicción de lo que no se ve. Este texto no nos habla de la fe salvadora, sino de la fe que confiando en las promesas de Dios actúa en función de ello. Gá. 2:20 nos habla de la experiencia de Pablo: lo que ahora vivo, lo vivo en la fe.

1 Pedro 1:7 nos dice otra vez que la fe es más preciosa que el oro, pero además dice que es sometida a prueba, para ser hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

Consideremos un ejemplo de la prueba de la fe, y sus características: Génesis 22:1-14

1- El sacrificio de la fe: v.2 "su único hijo amado". Estas palabras nos hablan de lo más importante que tenía Abraham, su todo en la vida. Pero TODO debe ser entregado a Dios. Esto significa poner nuestra voluntad a los pies de Cristo, y hacer la suya Ro.12:1 Todo aquello sobre lo cual querramos tener el poder de decisión por encima de la voluntad de Dios hace que no estemos entregando todo a Dios.

2 - La obediencia de la fe: v.3 "se levantó muy de mañana". Abraham no lo pensó demasiado: Dios había pedido algo y él debía obedecer. He. 11:17. Notemos que Dios le pidió su Hijo, le indicó que debía hacer con él y dónde, pero no cuando. Abraham obedeció con rapidez porque su principal preocupación era esa: obedecer a Dios. No hubo nada más importante que hacer antes de emprender el viaje. Lo principal y lo que requería atención inmediata era lo que Dios decía. ¿Es ésta nuestra actitud?

3 - La expectativa de la fe: v.5 "yo y el muchacho...volveremos" ¿Qué otra cosa podía hacer que Abraham hablara de esta manera sino la fe? Si fuéramos nosotros, quizá ya habríamos encontrado una contradicción en la obra de Dios, o veríamos el pedido de Dios como un capricho. ¿Cuántas veces nos quejamos de lo que Dios permite en nuestra vida? Pero Abraham sabía que un promesa de Dios no podía quedar sin cumplimiento, y Dios había prometido una descendencia a través de Isaac. He. 11:19

4 - La obra de la fe: v.6 "y tomó la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo"

La fe actúa, no se queda esperando que Dios haga todo. La fe viva es activa, y Pablo es un ejemplo de ello, como ya hemos considerado en Gá. 2:20

5 - La certidumbre de la fe: v.8 "Dios proveerá". Cuando se obedece a Dios, surgirán muchas preguntas que aparentemente no tienen respuesta humana, u obstáculos que parecen imposibles de sortear. v.7 Sólo la fe tiene estas respuestas y la manera de continuar el camino. Hechos 27:25. ¿Existe en nosotros esa certidumbre de que las promesas de Dios son un hecho y una frase? 2 Co.1:20

6 - La persistencia de la fe: v.9 "y ató a Isaac su hijo, y tomó el cuchillo". La fe que llegado el momento difícil se va no es fe. Mr. 4:35-40. Una característica de la fe verdadera es que puede ser probada, para que sea más preciosa que el oro. El fuego se utiliza para probar el oro, y podemos imaginarnos como fuego aquellos momentos más difíciles, o donde no se encuentran salidas. La fe "no fingida", como la de Timoteo, persiste aún en los momentos límite.

7 - La victoria de la fe: v.12 "ya conozco" dice Dios. La fe verdadera triunfa, siendo Isaac librado y puesto un carnero en su lugar. Hay una recompensa para la fe: Ro.9:33; Mr. 9:23-25; 1 Jn.5:4

¿Tenemos una fe activa y práctica como la de Abraham? ¿Vivimos en la fe como Pablo? Si tuviésemos que comparar nuestra vida con la que Dios quiere... ¿que veríamos? ¿Habría un parecido o un gran contraste? Dios pide que vivamos por fe, lo que no significa vivir ajenos al mundo. Por el contrario, viviendo en el mundo aplicar la fe práctica de tal forma que los demás puedan ver (puntos 1 a 7) en nosotros

BENDITA TÚ QUE HAS CREÍDO

A) HIJA DE ABRAHAM

La fe de María es la fuerza integradora de su vida. Si hay algo que revela la grandeza de María es la exclamación de Isabel: "Dichosa la que ha creído que se cumpliría lo que le fue dicho de parte del Señor" (Le 1,45).1 María es un signo de la gracia de Dios y de la actitud responsorial a la iniciativa libre y benevolente de Dios.

La fe de María puede parangonarse a la de Abraham, llamado por el Apóstol "nuestro padre en la fe" (Rm 4,12). En la economía salvífica de la revelación divina, la fe de Abraham constituye el comienzo de la Antigua Alianza; la fe de María en la anunciación da comienzo a la Nueva Alianza (RM 14).

María está situada en el punto final de la historia del pueblo elegido, en correspondencia con Abraham

1 R. GUARDINI, El Señor I, Madrid 1960, p.33 Y. CONGAR, María y la Iglesia, Barcelona 1967, p. 455-465.

(Mt 1,2-16). Abraham es el padre de los creyentes (Rm 4) y el paradigma de los justificados por la fe. A Abraham le fue hecha la promesa de un hijo y de una tierra (Gn 12,lss); y efectivamente, aún siendo anciano, Dios le dio un hijo de Sara, su mujer estéril. Y, cuando Dios le pidió a Isaac, el hijo de la promesa, el patriarca obedeció, "pensando que poderoso era Dios aún para resucitar de entre los muertos" (Hb 11,19), y Dios en el monte proveyó con un cordero. Abraham en su historia vio que Dios es fiel; aprendió existencialmente a creer. Apoyado en Dios recibe la fecundidad de su promesa.

Abraham, el padre de los creyentes, es el germen y el prototipo de la fe en Dios. Y en María encuentra su culminación el camino iniciado por Abraham. El largo camino de la historia de la salvación, por el desierto, la tierra prometida y el destierro, se concretiza en el resto de Israel, en María, la hija de Sión, madre del Salvador. María es la culminación de la espera mesiánica, la realización de la promesa. El Señor, haciendo grandes cosas en María "acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia, como había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre" (Lc 1,54-55). Así toda la historia de la salvación desemboca en Cristo, "nacido de mujer" (Ga 4,4). María es el "pueblo de Dios", que da "el fruto bendito"

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