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La fe tiene doble dimensión: la fe que mira a Dios, a Jesucristo como autor de ella


Enviado por   •  21 de Agosto de 2017  •  Resúmenes  •  5.169 Palabras (21 Páginas)  •  1.499 Visitas

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MISTERIO CRISTIANO II

La Fe

Jesús mismo y el creyente

La fe tiene doble dimensión: la fe que mira a Dios, a Jesucristo como autor de ella. La razón de la fe prevalece en Jesús mismo, sus palabras y sus obras. También la fe se concreta como “fe de testimonio personal”.

La otra dimensión, es la fe que mira al hombre, a nosotros mismos como destinatarios y sujetos de la fe, es decir que nosotros somos la razón de la fe, un sentido en que realidad se unifica en su principio y fin.

La razón en los temas de Dios: Antes se decía que para llegar a la fe hay que dar un salto al vacío. Por un lado, nadie puede hablar mejor de Dios que el mismo, por eso se dice que nosotros con la razón podríamos estropearla. Pero anular la razón en el campo de la fe, es romper la unidad íntima del hombre. Por eso nació la teología para aplicar la razón a la fe. Para poder conocer a Dios, hay  que asumir que el existe, lo que implica una posición racional que apoyé mi decisión.

No es la razón matemática: La razón debe ser usada en la fe, por ejemplo en casos donde nos toca argumentar porque creemos. Pero no es aplicar la razón matemática o científica. La razón que pertenece a la fe y a Dios podemos calificarla como el centro de la persona. La aceptación del término de Dios no es solamente de la razón, es del hombre entero. En el centro de la persona se encuentran la razón que brinda Jesús y la razón que el creyente lleva dentro, y producen la fe en el Padre.

La fe

  A través de la historia de Israel, Dios se revelo a sí mismo, se fue revelando gradualmente hasta llegar a la plenitud de revelación que fue Jesucristo.

  La fe es la respuesta positiva del hombre a la revelación de Dios. Dios no se impone a nadie, respeta la libertad y propone al hombre su proyecto, que es hacerle su  hijo, propone su amor y la salvación. A partir de ahí el hombre lo acepta y se compromete con la vida cristiana, o lo rechaza.

Correlación entre la revelación y la fe

La revelación

La fe

Coloquio amical, por su gran amor habla al hombre como amigo.

Hombre se adhiere libremente al coloquio amical, mediante obediencia de la fe.

Dios se manifiesta a sí mismo y su plan salvífico.

Hombre se adhiere libremente al coloquio amical, mediante obediencia de la fe.

Coloquio amical se realiza mediante hechos y palabras.

Hombre responde toda su vida, con hechos y palabras.

Cristo es el centro, mediador y plenitud de la revelación de Dios.

El hombre acepta a Dios personalmente revelado en Jesucristo, todo lo que él hizo y reveló.

El fin de la revelación es la comunión de Dios con el hombre, por medio de Cristo y el Espíritu Santo, en la Iglesia.

El fin de la fe es la comunión de Dios con el hombre, por medio de Cristo y el Espíritu Santo, en la Iglesia.

El diálogo de Dios inicia con la revelación, y sigue a lo largo de toda la historia, la salvación.

La fe sigue como el diálogo que continua a lo largo de la vida de cada hombre y la historia de la humanidad.

En la fe del Antiguo Testamento, el acento cae sobre el aspecto de confianza en Dios y su palabra. En la fe del Nuevo Testamento sobresale el aspecto de aceptación de Cristo y su mensaje. La aceptación del mensaje no debe ser irracional, la fe no es irracional. Uno debe entender lo que Dios propone para poder aceptar su propuesta. Podemos decir que el hombre ante la revelación no es totalmente pasivo, no se trata de aceptar pasivamente una verdad, sino de entrar en diálogo con Dios.

La fe es un acto esencialmente personal. En el acto de fe entra la iluminación, el conocimiento y también la voluntad como aceptación, la acción de la gracia y la iluminación del Espíritu Santo. Al ser un acto personal, la fe no puede ser un acto totalmente especulativo, debe ser un acto que comprometa también la práctica, toda la vida. La fe es un vivir en Cristo de manera total y definitiva, afecta todas las dimensiones del ser y del actuar.

Los componentes del acto de fe

a. La función del intelecto en el acto de fe: Creer es un acto del intelecto, porque el objeto de este acto de la verdad. La fe siendo un acto humano, implica ante todo que sea realizado por la inteligencia, no sólo hace ver y aceptar las verdades reveladas sino también la capacidad de “leer” la presencia de Dios y su acción en la historia.

   Un buen ejemplo del intelecto en la fe es el bautismo adulto, donde primero uno acepta el mensaje y una vez ya bautizado busca comprenderlo cada vez mejor. La razón debe estar al servicio de la fe, aunque siempre permanecen distintas, se ayudan mutuamente.

b. El influjo de la voluntad en el acto de fe: La adhesión de fe es “dada” a Dios que revela, se acepta la revelación porque se acepta a Dios que revela. Someterse a él por medio de la “obediencia de la fe”, acoger una verdad por autoridad de aquel que la enuncia, son actos específicos de la voluntad. El hombre recibe una nueva claridad mediante la cual él ve que aquello que se le propone es la verdad, comprende que Dios quiere su bien.

   Si hubiera evidencia del enunciado, la adhesión no sería ni libre ni meritoria, porque se estaría obligado de la evidencia. El acto de fe propone una coherencia entre la vida y los principios aceptados, esta es actuada mediante las obras de fe. Una de las pruebas más sólidas de la existencia o no de Dios es la vida de los creyentes.

   La diferencia entre creyente y creyente viene dada precisamente por esta coherencia testimonial, en cómo se compromete. Es más, muchos no aceptan la revelación no porque teóricamente sea inaceptable, sino por los sacrificios que vienen con ella, y otros pierden la fe porque no quieren comprometerse. Este compromiso de la vida es después el medio a través del cual la fe crece.

c. La acción de la gracia en el acto de fe: La fe es sobrenatural, se requiere de la gracia. Está actúa como: gracia medicinal (remueve los obstáculos psicológicos, morales, existenciales, etc) como gracia elevante (potencia las facultades humanas) y también actúa en la revelación. Ayuda al hombre a pasa del “puedo creer” al “debo creer”. Para ver a Dios hace falta una luz particular, tres especies de iluminación: la de razón, la de fe y la de gloria.

La gracia actúa gradualmente y con el esfuerzo humano, la fe es un don de Dios y acción meritoria del hombre. Las obras humanas, incluida la ley, no dan derecho a la salvación, como si Dios tuviera que dar la salvación como premio, uno realiza las obras justamente porque tiene fe.

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