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La restauración


Enviado por   •  14 de Agosto de 2021  •  Tareas  •  2.245 Palabras (9 Páginas)  •  91 Visitas

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Restauración

Centro Cristiano Monte de Dios

Samuel Acosta Ramos


La restauración de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española tiene varios significados, de los cuales resaltaremos dos: Acción de volver a poner una cosa en el estado que antes tenía y, reposición en el trono de un rey destronado o del representante de una dinastía derrocada.

Partiendo de estas dos premisas, en la primera encontramos el significado más cercano a la aplicación que haremos en este estudio, aunque la segunda llama la atención puesto que también se podría tomar de una forma alegórica con el reinado de Cristo en la vida de todo cristiano.

En la Biblia podemos encontrar las palabras de Jesucristo que dicen “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” (Juan 15:15-16. RVR)

De acuerdo a este pasaje encontramos que Jesucristo nos encontró y se acercó a nosotros dándonos una oportunidad de ser llamados sus hijos según Gálatas 4:1-7, “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” (RVR)

Basándonos en esto entendemos nuestra relación con Cristo, para él al momento de arrepentirnos y bautizarnos cumpliendo con sus ordenanzas, nos convertimos en sus hijos, “…herederos de Dios por medio de Cristo…”. 

En ninguna parte de las escrituras vamos a encontrar ex-hijos de Dios, como se diría en nuestro medio ex–esposo(a), ex–novio(a), ex-amigo(a), etc. Para Dios solamente existen los que son sus hijos y los que no lo son; “Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. (Juan 8:41-44 RVR)

Entonces revisemos lo que dice Santiago: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.” (Santiago 5:19-20 RVR)

El Señor Jesucristo ya nos ha hecho libres del yugo de la maldad más sin embargo, su palabra nos dice “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.” (1ª Pedro 3:21 RVR). Dice una buena conciencia hacia Dios por lo cual nuestro compromiso con Dios es ser fieles a sus preceptos, a sus ordenanzas, no dejándonos vencer por la prueba o la tentación.

Una vez que hemos fallado, Dios nos ofrece la oportunidad de restaurar nuestra vida, siempre y cuando estemos dispuestos a pagar el precio, el cual dependerá solo de Dios, ya que Él ya pago un precio por nosotros y un precio muy alto el cual nadie más podría igualar, ahora corresponde a nosotros acercarnos a Dios con humildad y arrepentimiento, esperando que de Él venga la respuesta a nuestras vidas, un ejemplo lo encontramos en el gran rey David, en la historia donde la ociosidad lo lleva a cometer pecado ante los ojos de Jehová y sin darse cuenta fue cayendo más y más en pecado, y esto lo llevó a pagar un precio muy alto.

“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; más yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.” (1º Samuel 12:7-13 RVR)

 

En este relato  el rey David se arrepiente de su pecado y le pide a Dios misericordia. “…Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente… ” (Salmo 51:12 RVR).

Como iglesia nosotros tenemos la función de interceder ante Dios, pero ese es nuestro único papel, ya que como dice Santiago “…alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados...”

La restauración en sí no le corresponde a ningún hombre, ya que nosotros no tenemos el poder de conocer los corazones, a nosotros solo nos queda dar ánimo a nuestros hermanos y ayudarlos a buscar ese encuentro con Cristo, siempre evitando ser  como los tres amigos de Job, los cuales simplemente lo juzgaron por lo que estaba pasando en su vida, que sí revisamos las palabras de  Elifaz a Job en este relato nos podemos encontrar que es algo aún vigente en nuestros tiempos, ya que este hombre lo juzga diciendo que algo debió haber hecho para estar en esas condiciones, “Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan.” (Job 4:8 RVR) 

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