La soberbia de lucifer

Resumen

La soberbia ha sido una conducta que arroja, desde tiempo inmemorial, resultados destructivos, corrosivos y degradantes que frustran el florecimiento humano, ésta, literalmente nos convierte en seres iracundos enajenados y apáticos ante el altruismo y el bien común, por tanto es el peor de los pecados capitales, y es la raíz de casi todos los otros pecados. Esto es debido a que da lugar a la miseria humana, del mismo modo como una siembra en el campo produce una cosecha, desde un punto de vista bíblico se puede decir que la soberbia lleva a la calamidad, fomenta el autodesprecio y la autocompasión, socava la comunidad y se aleja de Dios.

Fue este pecado, lo que transformó a Lucifer, un querubín ungido de Dios, una creación distinguida con un sello de perfección, lleno de sabiduría y perfecto en belleza, en Satanás, el diablo, el padre de la mentira y príncipe de las tinieblas; tal es el alcance de este terrible pecado capital. Por lo anterior, se afirma que la soberbia ha estado con nosotros desde el principio de los tiempos, y no es un pecado inherente a nadie, desde el más divino ser como lo es un ángel, hasta el ser más perverso de todos pueden estar atiborrados por la soberbia.

Lucifer, el arquetipo de la soberbia

Quien anda por los caminos de la soberbia, anda por caminos irreversibles.

La soberbia, esa altivez inexplicable, ese apetito desordenado que va argumentado desde la auto idolatría por sentirse superior, hace constantemente parte de nuestra vida cotidiana y, a veces adquiere formas diversas que se van entrelazando, positiva o negativamente, en el perpetuo peregrinar de la condición humana.  Por ejemplo, la soberbia, ha llevado al ser humano tanto al mundo de las irracionalidades y del pecado, como también lo ha encumbrado en las cimas excelsas del éxito. Por lo anterior, la soberbia es una noción muy controversial a la hora de profundizarla, algunos clasifican a la soberbia como el peor de los pecados capitales, otros, como ese apetito insaciable por alcanzar la excelencia de uno mismo. Entonces,  ¿Podemos considerar a la soberbia como un pecado capital? La soberbia no solo es un pecado capital sino el peor de estos, es una enfermedad del corazón, es el puñal que ataca a la humildad  y es la demostración de prepotencia y presunción más fiel que podemos hacer.

En el inicio del todo, la soberbia nos condenó a una vida de sufrimientos y sin sabores, Lucifer, el ángel más bello de todos, el portador de la luz, el jefe de la milicia celestial y el favorito de Dios, dejó que la soberbia encegueciera su vida, nublara su razón y lo llevara a desafiar al rey de los cielos y posteriormente a perder contra el omnipresente trayendo como consecuencia su exilio del paraíso y su reubicación en esos inconmensurables espacios del martirio. Todo, por su conducta irracional.

Pero, ¿cuál fue el detonante que hizo salir a flote la soberbia de Lucifer? La causa principal de su rebelión fue el deseo de derrocar a Dios y hacerse con la autoridad celestial, porque envidiaba la perfección del Creador y la soberbia y el orgullo le condujeron a la rebelión, o al menos buscar arruinar la armonía del Reino de los Cielos y conseguir su independencia y la de sus ángeles insurrectos con respecto al Todopoderoso. Sin embargo hay teólogos para los cuales  el misterio de la Divina Encarnación les fue revelado a los ángeles junto al hecho de que todas las jerarquías celestiales debían postrarse ante la gloria de La Palabra Encarnada que era la de Jesús. Eso produjo soberbia en Lucifer y en los ángeles que él amotinó, ya que veían con la rabia del orgullo herido el que la esencia divina se encarnase en una naturaleza tan tosca e inferior a la de ellos como era la naturaleza humana. De acuerdo a las diversas interpretaciones, se puede deducir que la biblia, quería mostrar metafóricamente a lucifer como la propia soberbia, esa soberbia que se muestra como el mayor obstáculo de desarrollo espiritual en los seres humanos, puesto que cierra toda posibilidad de auto reconocimiento del ser como esencia divina imperfecta, con la posibilidad de elegir el beneficio o la autodestrucción. Además de esto, la soberbia va de la mano con el egoísmo, la soberbia por medio del egoísmo, distorsiona la mirada ante los demás, por enfocar una mirada hacia si mismo, por tanto el egoísmo cae en esa negligencia ante el altruismo por entender que los intereses de los otros solo se tienen en cuenta como instrumentos a disposición de los fines propios. Según los textos bíblicos (Romanos 15:2) 

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