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Lemun Gentium


Enviado por   •  19 de Octubre de 2011  •  4.272 Palabras (18 Páginas)  •  640 Visitas

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1) Este documento cuenta con 8 capítulos.

Primer capítulo: la Iglesia se presenta como un pueblo unificado en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, después, se describe el misterio de la Iglesia en su relación con el Reino de Dios, luego a través de las imágenes que de ella nos presenta el Nuevo Testamento, y por ultimo mediante la noción paulina del Cuerpo de Cristo. El capítulo termina explicitando el carácter sacramental de la Iglesia, describiendo a la Iglesia como una única y compleja realidad.

Segundo capitulo: se centra en la noción de pueblo de Dios, indicando su vinculación con el pueblo de la antigua alianza, su dignidad, su universalidad y su índole misionera. En este capítulo ocupan un lugar relevante las enunciaciones sobre el sacerdocio común de los fieles, y sobre el sentido de la fe y los carismas en el pueblo de Dios

Tercer capítulo: está dedicado a la constitución jerárquica de la Iglesia y en particular al episcopado. Los temas más destacados son los que se refieren a la afirmación del sacramento episcopal y la realidad del colegio episcopal.

Cuarto capitulo: esta parte está dedicado enteramente a los laicos, describiendo su naturaleza, su misión y su dignidad, El concilio enuncia la plena eclesialidad de los laicos, por su vocación, es propio de los laicos buscar el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios .

Capítulo quinto: su mirada es a todos en la Iglesia, a través de la apelación a la vocación universal a la santidad. Todos en la Iglesia, tanto si pertenecen a la jerarquía como si están dirigidos por ella, están llamados a la santidad.

Capitulo sexto: se detiene hablar sobre la Iglesia y de los religiosos cuyo estado, constituido por la profesión de los consejos evangélicos, aunque no pertenecen a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenecen sin embargo firmemente a su vida y a su santidad

Capítulo séptimo: dice hacia qué puerto se encamina la Iglesia, que es ahora un pueblo peregrino sobre la tierra. Pero ya desde ahora, la Iglesia en la tierra está en relación con la Iglesia celestial y se une a ella sobre todo en la celebración del sacrificio eucarístico. La Iglesia se contempla en María, que es su tipo y su modelo.

Capítulo octavo: trata de la función de la Virgen en la economía de la salvación y de sus relaciones con la Iglesia. En él se ofrecen además los fundamentos del culto mariano y se describe su naturaleza.

2) En la introducción encontramos la afirmación que Cristo es la luz que guía a los hombres; y lo hace a través de la Iglesia logrando una unión con las relaciones sociales, técnicas y culturales, consiguiendo así la plana unidad de los hombres en Cristo.

3) El Señor quiso santificar y salvar a los hombres, no de forma individual. De lo contrario quiso constituir un pueblo que lo conociera de verdad y le sirviera santamente. Eligió como pueblo suyo a Israel, con quien estableció un pacto y a quien instruyó gradualmente, manifestándose a si mismo y a sus divinos designios. Como pacto nuevo estableció Cristo el Nuevo testamento en su sangre, convocando un pueblo de entre los judíos y los gentiles que se fundiera en unidad no según la carne, sino en el Espíritu y constituyeran el nuevo Pueblo de Dios, que tendrá como cabeza a Cristo. Además, tiene por ley el mandato del amor, como el mismo Cristo los amó.

En resumen, aquel pueblo mesiánico es el germen firmísimo de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano. Es decir, todo los hombres fueron llamados a formar parte, para cumplir los designios de la voluntad de Dios, que creo en el principio una sola naturaleza humana y determino congregar en un conjunto a todos sus hijos, que estaban dispersos.

4) La Iglesia jerárquica, es aquella que tiene la FUNCION de guías, acompañar, enseñar y regir a todo el pueblo creyente. El papa junto con los obispos, promueven la unidad doctrinal y esta enseñanza llega a los presbíteros y diáconos, en sus zonas pastorales, por la obediencia y la adicción.

En la Iglesia jerárquica, sus miembros poseen el sacerdocio de Cristo y también la Iglesia del pueblo de Dios, posee el sacerdocio real y común de los fieles.

¿Por qué?

Desde el día de nuestro bautismo, cuando fuimos hungidos con el aceite del santo crisma, fuimos proclamados SACERDOTES, PROFETAS Y REYES, y es esa nuestra dignidad de ser cristianos.

La Iglesia general, somos todos los bautizados, todas las personas que por su condición de hijos de Dios, son partes de un cuerpo donde Cristo es la cabeza y nosotros sus miembros. Iglesia es un cuerpo visible (donde se ve la Iglesia), y es un cuerpo invisible (donde sabemos que somos iglesia y que estamos unidos aunque no nos veamos). Esta última es llamada cuerpo místico.

La Iglesia pueblo de Dios camina siguiendo a Jesús al igual que Iglesia jerárquica, pero como un rebaño fiel a su pastor los fieles seguimos a nuestros presbíteros, diáconos y obispos que tienen el mandato de Jesús de apacentar a su pueblo.

5) Laicado: son los fieles cristianos, que están incorporados a Cristo mediante el bautismo, constituidos en Pueblo de Dios y hecho participes a su manera de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo,; ejercen la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo. A los laicos pertenece por propia vocación buscar el reino de Dios, tratando y ordenando según Dios los asuntos temporales.

*En la Iglesia: son miembros vivos a procurar el crecimiento de la Iglesia y su perenne santificación con todas sus fuerzas, recibidas por el beneficio del creador y gracia de redentor. Están llamados a hacer presentes y operantes en la Iglesia, en los lugares y condiciones donde ella no puede ser, si no es a través de ellos. Son testigos e instrumentos vivos. También colaboran en la empresa de que el divino designio de salvación alcance a todos los hombres de todos los tiempos y toda la tierra. Son participes de la misión salvadora de la Iglesia.

6) La iglesia goza en la opinión de todos, de una indefectible santidad, ya que Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y el espíritu llamamos “el solo Santo” amó a la Iglesia como a su esposa, entregándose a si mismo por ella

para santificarla, la unió a si mismo como su propio cuerpo y la enriqueció con el don del Espirito Santo para gloria de Dios. Por eso todos en la Iglesia son llamados a la santidad. Ésta, se manifiesta incesantemente y se debe manifestar en los frutos

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