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Libros Deuterocanónicos


Enviado por   •  23 de Abril de 2014  •  2.207 Palabras (9 Páginas)  •  625 Visitas

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LIBROS DEUTEROCANÓNICOS

LOS LIBROS QUE RADICAN EN LA DIFERENCIA DE LA BIBLIA PROTESTANTE Y LA BIBLIA ROMANA.

POR:

Jhonnatan Francisco Martínez Alva

Previo a obtener el título que lo acredita como:

BACHILLER MINISTERIAL

INDICE:

Introducción………………………………………………………………………………………………………2

Libros deuterocanónicos según el canon hebreo………………………………………………….3

Libros deuterocanónicos según el canon griego……………………………………………………6

Libros deuterocanónicos en la actual Biblia ortodoxa…………………………………………...9

Conclusión y Bibliografía…………………………………………………………………………………..10

INTRODUCCIÓN:

Si se cree que tanto protestantes como romanos profesan una misma fe y a un solo Dios, ¿a qué se debe que la Biblia protestante difiere en relación al número total de libros de la Biblia ortodoxa?

Con este estudio no se pretende un estudio extra- exhaustivo, pero sí reconocer algunos de los hechos históricos importantes que participaron en la constitución del canon Bíblico, como hoy se conoce, y la razón por lo que los libros deuterocanónicos no son reconocidos dentro del mismo.

Para completar este punto baste tomar la definición etimológica de la palabra Canon, ya que esta proviene del Griego y significa literalmente una vara recta, regla en sentido figurado (2Co. 10:13). También tomemos en cuenta que el concepto canonicidad, va asociado con el de inspiración divina. Pero si todos los libros son considerados como de inspiración divina, hubo libros que en el consenso general tuvo un tiempo por divinamente inspirados, por lo menos por algún grado, y que finalmente no entraron en el canon.

LIBROS DEUTEROCANÓNICOS SEGÚN EL CANON

HEBREO.

Desde los primeros escritos de la Biblia hasta aproximadamente el siglo 14 A.D. se terminó de formar un Protopentateuco, que incluía los 5 libros que se le atribuyen a Moisés (El pentateuco) algunos de los libros históricos (donde quizá “los libros referentes a los reyes” aludía a los libros de Samuel y de Reyes canónicos, que los judíos llamaban “profetas anteriores”), los salmos de David, los proverbios de Salomón, etc.

Pero según el apócrifo llamado II Esdras, y también “Apocalipsis de Esdras” relata que en vista que la ley de Dios había sido destruida en fuego”, Esdras pide al Señor que lo llene de su santo espíritu a fin de volver a redactar los libros que la contenían. Dios accede y le ordena que dicte a cinco escribas lo que él pondrá en su mente. Así lo hace Esdras, y durante 40 días dicta día y noche un total de 94 libros. Dios le ordena promulgar 24 de ellos (supuestamente los del canon hebreo completo) y reservar los otros 70 para la lectura de sólo de “los sabios” del pueblo.

Aunque se dan diversas numeraciones adoptadas y orden de colocación de estos libros, no es eso lo que nos interesa, sino cuáles fueron, como quiera que se encuentren y ordenen, los libros declarados como del canon hebreo por el sínodo de Yabneh. Son los siguientes, en las 3 secciones en que finalmente quedaron agrupados y tal como se encuentran en las ediciones actuales de la Biblia: La Toráh (libros de la ley, pentateuco) los Nebiím (profetas) subdivididos en “Anteriores” (Josué, Jueces, 1&2 de Samuel, 1&2 de Reyes) y los “Posteriores” (Isaías, Jeremías, Ezequiel, los 12 “menores”) y los Quetubim (Escritos), o escrituras misceláneas que son Salmos, Job, Proverbios, los meguilot o “rollos”. Rut, Cantares, Eclesiastés, Lamentaciones y Ester, y finalmente Daniel, Esdras-Nehemías y 1&2 Crónicas.

Los judíos no empleaban los términos “canónicos”, “apócrifos” y “seudoepígrafos”, que son una terminología de origen cristiano, para distinguir entre los libros de tema religioso. Los clasificaban en 3 clases: 1) los libros que contaminan las manos (Hoy llamados canónicos). 2) los guenuzim, (de la raíz ganaz, “guardar”, o “esconder”), o sea literalmente guardados, ocultados o almacenados, llamados después apócrifos y ahora deuterocanónicos. 3) los sefarim jitsonim, que literalmente son: libros de afuera.

Pero concentrándonos en nuestro tema hablemos acerca de los guenuzim que por su raíz quieren decir: libros guardados, escondidos o almacenados, esta definición etimológica nos permite deducir que entonces los libros deuterocanónicos o apócrifos son aquellos que están reservados, o sea no autorizados para la lectura general y mucho menos para lectura en las sinagogas (la iglesia). Más adelante aclararemos más respecto a esto, pero dicho sea de paso, que estos pueden utilizarse para la lectura, pero no para establecer algún punto de fe, o sea una doctrina.

En la formación del canon hebreo, podemos observar que hay libros, actualmente considerados en el canon, que no eran reconocidos como parte del tal, pero que luego que la Gran Sinagoga (Cuerpo antecesor del Sanedrín y del sínodo de Yabneh en autoridad) resolvió algunas dificultades que ofrecían. Entre tales libros podemos citar los de Proverbios, Cantares y Eclesiastés, que fueron salvados de la categoría de Guenuzim, por haber sido libros escritos por el rey Salomón, lleno de Sabiduría de parte de Dios; también tenemos al libro de Ester, que fue mantenido por un tiempo en esa categoría. También el libro de Ezequiel, estuvo a punto de ser declarado guenuzim, hasta que un rabino muy respetado de aquél entonces: Ananías ben Ezequías, halló solución a las discrepancias que se le encontraban con la Toráh.

Volviendo al probable criterio adoptado por los rabinos para declarar un libro como sagrado (canónico) a diferencia de otros, parece

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