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Los jóvenes Y La Iglesia


Enviado por   •  22 de Febrero de 2014  •  2.844 Palabras (12 Páginas)  •  316 Visitas

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Los jóvenes y la iglesia

Los jóvenes ya no asisten a la iglesia

Solución que se plantea

Tenemos que reconocer que “los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen”. Esto nos indica que solos no pueden que necesitan de una mano amiga, y que solo con Dios es que ellos tendrán nuevas fuerza

Dios dice de ellos que han vencido al mal…porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ellos.

Es tarea de la iglesia ayudar a la juventud a salir adelante y a librarlos de todo mal que los atormenta. Los líderes deben estar comprometidos con esta tarea de salvación.

El Pastor, es quien se preocupa por los jóvenes y anhela su retorno.

¿Qué podemos hacer por los jóvenes?

Orar por ellos. El mayor regalo que podemos dar a nuestros seres queridos que se han apartado de la fe, es el tiempo que pasamos en presencia de Dios en su nombre.

Buscarlos. Y buscar métodos de cómo atraerlos a Jesús.

Crear y programar actividades que satisfagan sus necesidades emocionales y espirituales.

Involucrarlos en las actividades a fin de que los jóvenes descubran, demuestren y desarrollen su potencial. Permitirles que puedan involucrarse en ministerios de dramas, mimos, títeres, musicales, deportes, proyección social, otros.

Creer en ellos. Hacerlos sentir que valen y que nosotros confiamos en ellos y que son ellos a quienes les estamos dejando el legado del liderazgo de la iglesia.

Crear un espacio de consejería y orientación juvenil y al mismo tiempo promover confianza para que se acerquen a los consejeros.

Opinión de los jóvenes

La salvación se produce en cierto momento del tiempo, pero es más que una simple decisión que se toma una sola vez. El Espíritu Santo quiere vivir la vida de Jesús a través de los creyentes, y esto implica oración, lectura de la Biblia, ofrendar, compartir nuestra fe y creer en las promesas de Dios. Muchos de nosotros comenzamos bien, pero luego nos alejamos de Dios antes de profundizar en la fe. Es fácil alejarse de Dios.

Alejarse de Dios es peligroso. Cuando nos falta dirección, no necesariamente nos estancamos; seguimos moviéndonos, pero por lo general en una dirección poco sana. "Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad".

Es fácil alejarse de Dios, porque no requiere ningún esfuerzo. Bajamos la guardia; a menos que sigamos el rumbo, pagaremos las consecuencias. A lo largo de la vida, se ha visto a muchas personas en esta situación. Hay un patrón reconocible en cuanto al alejamiento de Dios. Esto es lo que sucede por lo general. Cuando usted empieza a alejarse, comienza a ignorar la voz de su conciencia. Al comienzo, su sistema interno de alarma le remuerde, haciéndole saber que algo no anda bien. La conciencia le envía un mensaje, y luego otro, pero usted sigue justificando lo que hace y hacia dónde está yendo. No le hace caso a las advertencias. Poco a poco le dejara de importar. Cuando usted comienza a alejarse de Dios, se aparta de Su voluntad e inicia una vida de pecado. Esto puede sonarle fuerte, pero el decidir alejarse de la verdad de la Palabra de Dios equivale a poner el pie en algún tipo de transgresión. El solo hecho de que su conciencia no le retumbe, no significa que su conducta o actividad estén bien.

Cómo afecta a la iglesia

El papa francisco dijo: hace falta una iglesia que se dé cuenta de las razones por las que muchas personas se alejan de ella y que lo reconozca con valentía, una iglesia que sepa escuchar y que se ponga en camino con la gente.

"Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en su noche. Necesitamos una Iglesia capaz de encontrarse en su camino, una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de ella, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo, impotente para generar sentido", afirmó.

Opinión de la iglesia

Vivimos en una época en la cual los jóvenes dejan la iglesia de forma alarmante, y quizás debamos conocer algunos de los motivos que los impulsan a dejar atrás algo tan maravilloso como la vida en Cristo.

La iglesia le da demasiada importancia a cosas no esenciales

Los líderes en la iglesia, se acordarán sin problemas del tiempo desproporcionado que la iglesia y escuelas de iglesia gastaban en lo largo del cabello del chico, o lo corto de la falda o vestido de la chica.

Demasiadas veces se da la impresión que las normas son más importantes que los jóvenes. Para los jóvenes el tener muchas normas son vistas como siendo casi irrelevantes. Ellos luchan con la formalidad seca de parte de la liturgia – las formas y maneras de la adoración que aparecen ser muy lejanas a su mundo.

Líderes de la iglesia preocupados por la organización y no por las personas.

Es demasiado fácil poner a las normas por encima de la gente cuando se quiere mantener el orden.

Recientemente un joven fue invitado a ser un diácono. Él nunca se había puesto una corbata para ir a la iglesia, y la primera vez que le pidieron que recogiera la ofrenda estaba vestido como acostumbraba, con su ropa de iglesia pero sin corbata. El anciano detuvo todo y desde el púlpito le informó al joven – “¡Si vas a recoger la ofrenda en esta iglesia usarás corbata!” No hay más que decir excepto que el muchacho se sintió terriblemente avergonzado, le dio el platillo al diácono que estaba a su lado, se dio la vuelta y se fue de la iglesia.

Él no ha recogido la ofrenda o siquiera asistido a la iglesia desde entonces.

La iglesia es muy estricta.

Se describe a los muchachos cristianos como aquellos que “¡no

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