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Los primeros programas de alimentación asociados a la enseñanza tienen su origen en acciones caritativas

and3rk4 de Marzo de 2015

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Los primeros programas de alimentación asociados a la enseñanza tienen su origen en acciones caritativas.

Estas acciones pretendían paliar el hambre de los niños utilizando un plato de comida caliente como señuelo para atraerlos a la escuela.

Con la aparición de la cantina escolar se sientan las bases de lo que posteriormente será el comedor escolar, como suministrador de la comida de mediodía a los niños que asisten a la escuela.

La participación de los maestros en el funcionamiento de las cantinas escolares será decisiva aportando objetivos educativos al mero suministro alimentario.

El establecimiento de programas de alimentación infantil sobre bases caritativas, unido a la enseñanza aparece en Europa en las postrimerías del siglo XVIII y comienzos del XIX.

En 1790 Benjamín Thompson (conde de Rumford) inició en Munich, Alemania, un programa combinado de enseñanza y alimentación para niños hambrientos y vagabundos. El alimento servido a los niños consistía en una sopa a base de patatas, cebada y guisantes (Sopa Rumford), que no incluía carne dado su elevado coste y la carencia de una financiación adecuada para sus proyectos. Esto le llevó a centrar sus esfuerzos en el desarrollo de comidas que proporcionaran la mejor nutrición al menor coste, diseñando dietas equilibradas para los pobres.

Muchos países le requirieron para desarrollar la alimentación colectiva estableciendo programas en Inglaterra, Escocia, Francia y Suiza. En Londres, por ejemplo, se consigue alimentar a 60.000 personas diariamente con la citada “Sopa Rumford”. La magnitud de la obra emprendida le impulsó a desarrollar instalaciones más eficientes en la preparación de las comidas, acreditándole como inventor de la olla de doble cocción (baño maría), una cocina económica y una cafetera de goteo.[1]

En Inglaterra, John Pounds, zapatero de Portsmouth, en 1818 comenzó a enseñar a niños pobres de forma gratuita suministrándoles alimentos. Además de la lectura y la aritmética, John dio lecciones sobre cocina, carpintería y zapatería. Después de su muerte, Thomas Guthrie ayudó a promover la idea de Pounds para los niños necesitados, y comenzó una escuela caritativa en Edimburgo. El sheriff Watson estableció otra en Aberdeen (Escocia) que, si bien en 1841 era sólo para muchachos, daría paso en 1843 a una para muchachas y a una mixta en 1845. Más de 200 escuelas gratuitas para los niños pobres se establecieron en Gran Bretaña durante los siguientes ocho años.

En Francia Víctor Hugo mientras que estaba exiliado en Guernesey en 1865, aportaba fondos para las comidas calientes de los niños de una escuela próxima. Seis años más tarde, "La Sociedad Popular para cocinas en las escuelas públicas" se estableció en Angers, Francia. El objetivo era suministrar comidas en la escuela a los niños que no podían pagar, cobrándose dos centavos al resto. En 1867 Duray, ministro de Instrucción Pública, había solicitado una atención especial a la nutrición de los niños, lo que condujo a establecer programas de almuerzo en la escuela para los niños necesitados en cerca de 464 lugares.

Ya en las postrimerías del siglo XIX, ante la realidad de una infancia hambrienta y carente de lo más indispensable, con un nivel de absentismo escolar considerable, se plantea la necesidad de ofrecer un plato de comida caliente como señuelo para atraerlos a la escuela, surgiendo así las CANTINAS ESCOLARES que pueden considerarse el antecedente del comedor escolar como suministrador de la comida de mediodía a los niños que asistían a la escuela.

Se intenta que su acción abarque el mayor número posible de escuelas y, así mismo, de niños beneficiarios, centrando sus objetivos más en la cantidad que en la calidad, debido en gran medida a la limitación de recursos económicos en que se sustentaba.

Un breve repaso por las diferentes ciudades europeas nos dará una idea de la importancia que la cantina escolar adquirió realizando una labor que iba más allá del suministro de alimentos y de ahí la gran difusión alcanzada a lo largo de la primera mitad del siglo XX.

En Francia, la ciudad de Paris en 1880 adoptó un proyecto que pretendía la instalación de cantinas escolares en las escuelas comunales con el fin de proporcionar una comida al día a los niños más necesitados. La gran importancia concedida a esta institución hizo que el municipio de París consignara en el presupuesto de 1899 un crédito de 900.000 francos. Posteriormente, en el II Congreso de Higiene escolar (1905), se aludió a la necesidad de que en las cantinas establecidas, bajo la subvención de la municipalidad de París, los alimentos fueran apropiados a las funciones digestivas de los niños, para subsanar la defectuosa alimentación proporcionada por las familias, bien por ignorancia, bien por pobreza, mientras que se aprobaba la necesidad de organizar de manera unificada las cantinas escolares en lo referente a las reglas de higiene.[2]

En las cantinas de Francia, los programas del almuerzo eran supervisados por los profesores que recibían 25 centavos por día por esta labor. La participación estaba abierta a todos los niños y sólo pagaban una cantidad que equivalía al coste del alimento los que podían pagar. El anonimato de los niños que recibían comidas gratis fue protegido mediante la entrega de boletos para el almuerzo iguales que los de las comidas de pago.

En las escuelas de París, en el año escolar 1908-09, había 853 comedores que suministraron comidas para 38.531 niños. El 32% de las comidas fueron pagadas mientras que el 68% restante fueron servidas gratuitamente. Desde esta época siguieron en aumento los auxilios municipales y en 1909 el crédito alcanzó 1.400.000 francos. A esta cantidad había que sumar el importe de las raciones de pago que alcanzaron un 40%, aproximadamente, del consumo total. Fuera de la capital, un informe de 1909 mostró 2.867 comedores en funcionamiento en Francia, que servían almuerzos a 147.974 niños. Las estadísticas de algunos años (Tabla 1) demuestran con claridad el desarrollo de esta institución.

Años Raciones gratuitas Raciones de pago

1892

3.917.000

3.054.000

1898

5.892.000

3.338.000

1907

11.239.800

7.835.000

Tabla 1. Raciones servidas en las cantinas escolares de la ciudad de Paris

En Alemania, en 1875, distintas sociedades privadas financiaban la alimentación en las escuelas, como en el caso de Hamburgo (Sociedad Filantrópica de la Escuela de Hamburgo) y Dresden (Sociedad para la Alimentación Escolar Niños Necesitados). A estos programas se unieron, en algunas ciudades, los subvencionados por la municipalidad con lo que se consiguió llegar al 6% de la población escolar antes de terminar el siglo. La mayor parte de las cantinas escolares estaban sostenidas por asociaciones particulares que recibían subvenciones de los municipios.

También en Alemania, otro programa fue el de "colonias de vacaciones", donde a los niños enfermos y débiles de las zonas muy pobladas de las ciudades se les dieron unas vacaciones en el país por unas semanas cada verano. Dichos programas, fueron patrocinados, en su mayoría, por maestros y médicos. El trabajo y los logros de las colonias de vacaciones se debatieron en la convención celebrada en Leipzig en 1890. A esto siguió una investigación sobre la necesidad de la alimentación escolar con apoyo del gobierno, cuyo informe fue publicado en 1896. Había en ese momento programas de alimentación escolar en funcionamiento en setenta y nueve ciudades alemanas. El informe estimuló el interés generalizado de tal manera que, en 1897, un proyecto de ley fue introducido en el Reichstag, con la finalidad de proporcionar comidas escolares en todas las ciudades. El proyecto de ley fue derrotado debido al temor de que provocase una afluencia masiva de personas hacia dichas ciudades.

Ya en 1908, en Alemania, recibían los auxilios de la cantina en Berlín, 7.000 escolares; en Hamburgo 3.000; en Leipzig, 2.200, y en Ludwigshafen, 1.230 o sea el 10% de la población escolar. En los años sucesivos se observa que estas fundaciones se propagan proporcionándose comida a los niños de las escuelas en ciudades como Munich, Nuremberg y otras.

En Inglaterra, en 1879, Manchester se convirtió en la primera ciudad inglesa en proporcionar comidas escolares para los niños pobres y desnutridos. Ante los problemas para conseguir soldados aptos para su alistamiento en el ejército durante la guerra de Bóer (1899-1902), en 1904 se llevaron a cabo investigaciones cuya conclusión fue que “entre las causas en contra del bienestar físico de la población, la falta de nutrición adecuada es uno de los más graves" y que "la cuestión de la alimentación adecuada y suficiente de los niños es la que tiene la conexión más estrecha posible con cualquier régimen que se adopte para su desarrollo físico e igualmente para su trabajo mental“,[3] lo que originó una recomendación para el establecimiento de almuerzos escolares en los que los niños pagarían una pequeña cuota.

En años sucesivos, en Inglaterra, se nombrarían hasta cuatro comités que confirmarían los informes anteriores de las comisiones, siendo el suministro de comidas aprobado por ley en el Parlamento en diciembre de 1905. La ley decía que los niños que asistieran a una escuela pública de primaria debían disponer de los alimentos necesarios que les permitieran sacar el

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