Meditaciones Bíblicas

SIEMPRE DAD GRACIAS

“Siempre dad gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:20).

En este pasaje bíblico se nos amonesta a ser agradecidos con Dios siempre y por todo. Nuestra gratitud, sin embargo, debe ser en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

A continuación repasaremos algunos textos bíblicos que nos describen por qué debemos dar gracias a Dios siempre:

¿Por qué debemos dar gracias a Dios siempre?

1. “Por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús” (1 Corintios 1:4 úp).

2. “Por todos vosotros… de que en todo el mundo se habla de vuestra fe” (Romanos 1:8).

3. Por recibir la palabra de Dios, “que obra en vosotros los que creéis” (1 Tesalonicenses 2:13 úp).

4. Por la libertad del yugo del pecado, para convertirnos en “siervos de la justicia” (Romanos 6:17-18).

5. “Por vuestra contribución a la causa del evangelio” (Filipenses 1:5).

6. “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15).

Conclusión:

“Así, por medio de Jesús, ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, fruto de labios que confiesen su nombre” (Hebreos13:15).

GRACIAS POR SU CONSTANTE AMOR

“¡Dad gracias al Señor por su constante amor, y por sus maravillas en bien de los hombres! Porque él satisface al sediento, y llena de bien al hambriento” (Salmo 107:8-9).

El amor de Dios no tiene límites. Siempre está sobre nosotros. Su amor no se detiene. Es constante. Y ésta es una poderosa razón para darle gracias a Dios.

También la Palabra del Señor señala que Dios obra “maravillas en bien de los hombres”. En bien de todos los seres humanos. No importa quiénes sean o cómo sean, él siempre obra maravilla en bien de la humanidad. Y esta es otra causa poderosa para darle gracias al Creador.

Demos gracias a Dios porque él satisface nuestras necesidades. Dice claramente la Palabra divina que “él satisface al sediento”, sí. Por eso dice: “A todos los sedientos, venid a mí”. También agrega: “El que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él un manantial que brotará para vida eterna” (Juan 4:14). Él es el agua de vida.

Dios “llena de bien al hambriento”. Sí, amén. Él es el Pan de vida, el Pan del cielo. Mediante su Palabra nos alimenta. Pero también nos da del fruto de la tierra. Cada día a su tiempo, Dios nos alimenta. Gracias a Dios por el pan de cada día. Gracias a Dios por los bienes que trae a nuestro corazón. Él sacia de bienes nuestra vida. Es nuestro amante benefactor. Gracias demos a Dios siempre. Su amor, nunca deja de ser.

ALABEN TODOS A DIOS

“¡Mi boca aclame al Señor! ¡Alaben todos su santo nombre, ahora y siempre!” (Salmo 145:21).

El Salmo 145 es un gran llamamiento a alabar a Dios. Notemos la alabanza personal de David (vv. 1-2), la alabanza colectiva de los santos de Dios (v. 10), y la alabanza universal de toda la humanidad (v. 21). El salmista David anticipaba el día cuando toda la alabanza que llenaba su propio corazón llenaría todo el mundo. Ahora veamos algunas razones que el mismo salmista menciona por las que debemos alabar a Dios.

1. Porque “su grandeza es inescrutable” (v. 3). Meditemos en “la hermosura y en la gloria de su majestad” (v. 5).

2. Porque Dios es “grande en amor” (v. 8). Él es un Dios misericordioso y perdonador (cf. Isaías 43:25; 55:7).

3. Porque “bueno es el Señor con todos, y con ternura cuida todas sus obras” (Salmo 145:9).

4. Porque él es un Rey incomparable y “su dominio es por todas las generaciones” (vv. 11-13).

5. Porque él es “ayudador de los que caen” (v. 14), porque no los dejará postrados (Salmo 37:23-24) y restaurará al alma decaída (Salmo 23:3).

6. Porque el Señor “cumple el deseo de los que le temen; oye su clamor y los salva” (Salmo 145:19).

7. Y porque “el Señor guarda a todos los que lo aman” (v. 20).

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