Señales De Luz

NATURALEZA DE LAS SEÑALES

“Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos”. (Juan. 9:16)

1.1 1 ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Partimos de esta pregunta, formulada por los fariseos ante el milagro realizado por Jesús a un hombre ciego. Esta nueva “señal” de Jesús será la cantera para extraer el oro de nuestras próximas lecciones. El estudio de este semeion promete ser cautivador y didáctico. La beta de nuestro análisis es la de la NATURALEZA DE LAS SEÑALES.

1.2 2 No es necesario acudir a la fuente primaria para conocer y luego entender, el suceso que dio origen a la pregunta de los fariseos. Leamos la narración del semeion del ciego de Siloe en la pluma del apóstol Juan. “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy”. (Juan 9:1-9)

Que es una señal? Ya lo sabemos.

Que es un semeion? El líder lo puede explicar muy bien!

La naturaleza de las señales de Jesús se manifiesta claramente en el semeion del ciego de Juan 9. Veamos:

SEÑALES DE LUZ

LAS SEÑALES SON OBRAS DE LUZ.

2.1 3 La ceguera es la incapacidad de percibir la luz. En un salón totalmente oscuro todos son ciegos. El problema del ojo invidente es que no percibe la luz, por tanto el cerebro no codifica los colores, las formas, los tamaños, la distancia ni el movimiento. De allí que Jesús proclamara: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo”. (Juan 9:4-5)

Jesús habló de las obras que se hacen en el día y se proclamó “luz del mundo”. Las señales de Jesús son obras de luz porque pertenecen al día, no a la noche.

Las señales de Jesús son públicas, abiertas, transparentes, capaces de someterse al escrutinio público o científico. Jesús no actúa en oculto ni en el secretismo. En consecuencia, las obras de señales de Dios no tienen nada que ver con magia, espiritismo, santiguos, hechicerías, brujerías ni ninguna práctica oculta.

2.2 4 Las señales de Jesús son obras de luz porque se sustentan en la Palabra de Dios. La Biblia es luz y fuente de luz. De hecho, toda señal debe ser aprobada por la Palabra de Dios. “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. (Salmo 119:105) “Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen”, (Proverbios 6:23)

De modo que toda obra que no pueda ser sustentada por la palabra de Dios es obra de tinieblas.

Amado(a): Aléjate de todo aquello que involucre o se relacione con el ocultismo, así sea el fetiche popular, o el espiritismo culto. Renuncia a la consulta a los caracoles o la masonería. Desde la hechicería hasta el rasacrucismo son condenados por la Palabra de Dios. Las señales de Jesús proceden de las obras de la luz.

2.3 5 Las señales de luz disipan la confusión. Las obras de la luz eliminan la confusión. Juan narra el milagro del ciego desde este inicio: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”. (Juan 9:1-3)

¿Quién pecó, este o sus padres?

Nuestro nivel de confusión está en relación directa e inversa con nuestro grado de iluminación. Somos tan ilustrados como seamos iluminados por la luz de la Palabra de Dios.

Los discípulos de Jesús expresaron el pensamiento común de cualquier judío contemporáneo, quienes asociaban las desgracias y enfermedades a los pecados personales, en caso de un individuo, o a los pecados nacionales, cuando se afectaba toda la nación. La pregunta era lógica, según la lógica farisaica. Como el ciego lo era de nacimiento, su ceguera debería ser la consecuencia del pecado de alguien ¿Del mismo ciego? Si es así, ¿cuándo y cómo peco? ¿De los padres? ¿Puede Dios dejar videntes a los padres que han pecado y hacer recaer la consecuencia en el hijo que no ha pecado? Confusión.

Tiempo nos falta para adentrarnos en este tema. Sólo recordemos que Jacob y Esaú luchaban dentro del vientre de Raquel, lo que dio pie para que los rabinos “sin luz” vieran allí una base para argumentar el pecado prenatal. Esto, aparte de la vida anterior y otras enseñanzas extrabiblicas. Confusión total.

La respuesta de Jesús es luz: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”. (Juan 9:3)

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