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Todos los niños tiene que poder jugar, estudiar, rezar y crecer en su propia familia, en un ambiente armonioso de amor y de serenidad. Es un Derecho y nuestro deber.


Enviado por   •  27 de Abril de 2017  •  Trabajos  •  1.430 Palabras (6 Páginas)  •  286 Visitas

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Universidad  Católica de Salta - Facultad de Ciencias Jurídicas - Abogacía - Teología I-

                 

                   

" TRABAJO INFANTIL EN LA REPÚBLICA ARGENTINA "

Comelli, Elio Osvaldo - U. G. N° 170 - Caleta Oliva, Santa Cruz  -  Año: 2015 -

Profesor Comisión 8: Matías René  Mina -

Trabajo Infantil en Argentina

     Todos los niños tiene que poder jugar, estudiar, rezar y crecer en su propia familia, en un ambiente armonioso de amor y de serenidad. Es un Derecho y nuestro deber. En la Argentina, el trabajo en niños menores de 16 años está prohibido y el tiempo de trabajo en adolescentes está regulado, porque los expone a no poder ejercer su derecho a la educación, que actualmente es obligatoria hasta la finalización del ciclo secundario.

Uno de cada diez menores en Argentina  está explotado laboralmente, según la Organización Internacional del Trabajo.

Trabajo infantil en cualquiera de sus formas

     El trabajo en cualquiera de las formas aquí considerado (trabajo en tareas domésticas y en tareas económicas en el mercado) afectaba al 14,9% de los chicos/as entre los 5 y 17 años en la Argentina urbana en 2013. Alrededor de 1,5% de estos chicos/as realizaba ambos tipos de trabajo de manera simultánea. La propensión al trabajo infantil entre 2010 y 2013 disminuyó en 2,7 p.p. Tal como se ha analizado antes, esta merma se ha producido básicamente por una caída del trabajo económico en el mercado. Esta disminución del trabajo infantil también fue mayor entre los niños/as entre 5 y 13 años que entre los adolescentes de 14 a 17 años (2,7 y 1,9 veces, respectivamente entre 2010 y 2013). Asimismo, se advierte que dicha disminución en la incidencia del trabajo fue mayor en las mujeres que en los varones (3,8 y 1,6 veces, respectivamente). En el porcentaje promedio el trabajo infantil no presenta diferencias significativas entre los varones y mujeres en 2013 (15,4% y 14,4%, respectivamente). La caída del trabajo infantil fue particularmente significativa en los estratos sociales, económico ocupacional de trabajadores marginales y en menor medida en el obrero integrado. En particular, entre los chicos/as en el estrato social bajo y en el espacio informal. Las brechas de desigualdad social son significativas pero han disminuido levemente entre 2010 y 2013. En el caso del estrato social económico ocupacional se pasó de una brecha regresiva para los chicos/as en el estrato trabajador marginal respecto del medio profesional de 2,7 a 1,8 veces. Entre los chicos/as en el 25% más pobre y el 25% más rico la brecha es negativa para los primeros respecto de los segundo y se mantuvo estable en torno a las 2,3 veces. Mientras que la brecha entre los chicos/as en el espacio residencial informal y el formal de nivel medio disminuyó pasando de 3 a 2 veces. La caída del trabajo infantil estadísticamente significativa se registró a nivel de la infancia y adolescencia del Conurbano Bonaerense. La propensión al trabajo infantil es mayor en el interior del país que en el conurbano, pero se reduce a la mitad en Ciudad de Buenos Aires.[1]

Regulación Jurídica: Ley Nacional N° 26.390.

 Prohíbe el trabajo infantil y eleva a 16 años la edad mínima de admisión al empleo. El Estado argentino, como parte de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, se compromete a proteger al niño contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o bien que sea nocivo para su salud o su desarrollo físico, moral, espiritual o social. En la Argentina, el trabajo en niños/as menores de 16 años está prohibido y el tiempo de trabajo en adolescentes está regulado, por cuanto se reconoce que ello es necesario porque expone al adolescente a no poder ejercer su derecho a la educación, que actualmente es obligatoria hasta la finalización del ciclo secundario. Sin embargo, el ejercicio del derecho a la educación no es lo único vulnerado en los niños/as y adolescentes que trabajan. El trabajo doméstico intensivo y la participación en actividades económicas en la niñez y la adolescencia expone a los sujetos de este grupo poblacional a múltiples riesgos en las capacidades físicas y psicológicas, y en el ejercicio de otros derechos fundamentales, como son el derecho al juego recreativo, a la práctica de deportes, al esparcimiento, a la sociabilidad con pares, entre otros.[2]

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