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Vivencia del Yague


Enviado por   •  10 de Marzo de 2021  •  Ensayos  •  1.820 Palabras (8 Páginas)  •  137 Visitas

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Universidad del Cauca

Etnología de Colombia

Ángel Sebastián Cifuentes Llanos

Relato Etnográfico: El Yagé, Práctica Sagrada o Profana

Me enteré de estas estas sesiones de Yagé[1], cuando Pedro un amigo mío me invitó, me dijo que sería una práctica muy interesante, que me liberaría de todo espíritu negativo que rondara en mi vida y que él me aseguraba que cuando saliera iba a ser una persona diferente. A pesar de que oí estas palabras, yo desde hace algún tiempo estaba motivado a conocer y experimentar el yagé, por lo que le pregunté cuando sería la primera sesión a la cual asistiría con mi padre, que también es muy apasionado con el tema de la medicina alternativa. La práctica estaba acordada para el mes de febrero, en una finca cerca a la vereda El cofre, era un sábado no sabría decir que fecha exactamente, pero en fin, previo a ese día Pedro me dio la recomendación de que no consumiera carnes y que mantuviera una dieta líquida y con verduras, lo cual yo no entendía el contexto de por qué se debe hacer esto. Fue mi error no preguntar al principio, pero luego, tiempo después, entendería el porqué de la situación, me recomendó llevar sleeping y carpa, para mitigar un poco el frío de la noche y una botella de agua, pues sería necesaria porque después de la purga tu cuerpo necesita reponer fluidos, y por último una ofrenda que se daría al altar, ya sea floral o frutal, con todo estas indicaciones listas ya lo único que faltaría es la buena disposición y asistir puntualmente el día sábado a las 8:00 pm para dar inicio al ritual.

     Era el sábado en la noche, estando ya en la finca, instalamos nuestra carpa y sleeping en el área de camping, y la curiosidad llama a la puerta, entonces entré al salón donde se ejecutaría el ritual y vaya sorpresa algo que nunca había visto antes, una mesa con una vasija gigante en el medio, botellas de distintos colores, adornos florales en cada esquina, además habían cuadros de muchos Kofan, lo cual yo podría interpretar que eran taitas o personas muy influyentes en su comunidad, además de que habían cojines en el suelo en forma de círculo y habían demás adornos como collares de dientes de algún tipo de felino, posiblemente tigres. Al adentrarme un poco más pude escuchar un tipo de cánticos en un idioma que no conocía, luego empezó a llegar más y más gente. Lo increíble y lo que resalto en esta etnografía es que venía gente del Valle, de Antioquia, de Bogotá se veía una cantidad de personas procedentes de otro lado, sólo para practicar la ceremonia, además de estudiantes de la Universidad Nacional, los cuales llegaron en cantidad, yo contaba unas 20 personas, me pareció interesante observar cómo se puede ver un interés de las personas de la ciudad por conocer este ritual del yagé y poder limpiar espiritualmente su cuerpo, eso pensé yo en medio de mi ingenuidad como primer practicante, pero luego la verdad saldría a la luz, pues detrás de estas prácticas en los jóvenes se esconde una falta de sacralidad que luego explicaré más detalladamente.

     Al empezar la ceremonia nos dijeron que el aporte económico que quisiéramos dar para colaborarles a los miembros de la comunidad en cuestión de transporte y gastos era voluntario, después de esto nos hicieron coger posición en los cojines ubicados en la sala donde se haría el ritual. Al salir el taita me sorprendí un poco de la vestimenta que usaba y más que todo me sorprendí de la edad de este individuo, primero digo que el atuendo era un poco exótico, con una cofia hecha de plumas de color verdes y azules, un collar con dientes alrededor de su cuello, un traje tipo túnica blanco que le llegaba hasta los pies y varios collares de la semilla Sacha[2], pero lo más sorprendente fue ver que el taita tiene 103 años y es nada más y nada menos que el taita Querubín Keta, que es uno de los taitas más viejos de la comunidad de los Kofan. Investigando un poco se puede dar cuenta uno de que es uno de los primeros en acudir a estas prácticas rituales, además estaba en compañía de su hijo y futuro sucesor del saber ancestral y de su sobrino, que era ayudante en el acto de limpia y que musicalmente también era un apoyo.

     El taita hizo su presentación y antes que nada dijo que el yagé no era una planta mala, era una planta enviada del cielo para poder ayudarnos en nuestra vida espiritual y que no temiéramos de sus efectos, esto es muy importante para que la planta haga su efecto como debe. Después de darnos la charla se hizo una oración, exactamente un Ave María y un Padre Nuestro, esto es interesante también porque se ve como en medio de una forma de integración cultural, a pesar de ellos no ser creyentes directos de la religión católica se puede ver ese acercamiento de introducir en sus prácticas cierto tipo de ritual presente en el catolicismo. Poco tiempo después, separó dos filas de hombres y mujeres, las mujeres que estuvieran en su ciclo menstrual no podían participar de la ceremonia, después poco a poco se fue avanzando hasta el taita donde estaba dando en una pocilla pequeña la bebida, en el ambiente se respiraba un olor a tabaco y otras hierbas que hacían sentir armónico el lugar; cuando fue mi turno, bebí con respeto y con toda la disponibilidad el yagé, al tomarlo tenía un sabor muy amargo, extremadamente amargo diría yo, lo que pude captar en ese instante fue un sabor a tabaco con algo de alcohol, de resto en la mezcla no podría decir exactamente de qué se pueda tratar. Después de la toma, en la fogata se intercambian  experiencias mientras el yagé surte efecto, me pude sentar a hablar con unos estudiantes, los que mencionaba anteriormente y les pregunté que si eran muy frecuentes las visitas de ellos a estas prácticas religiosas, a lo cual ellos me contestaron que sí, pero cuál fue mi frustración en ese momento, fue que a la hora de preguntar el significado que ellos le veían, sencillamente me dijeron que era un psicotrópico muy fuerte y que cuando lo mezclaban con otra sustancia psicoactiva, se veían efectos mucho más fuertes y que por eso ellos tenían el interés de ir a estas prácticas, entonces mi desilusión fue mucha al ver que una planta sagrada como esta había perdido absolutamente el valor de lo sacro en estos jóvenes. Me puse a pensar mucho sobre esto y pude ver que el yagé tiene un valor diferente para las personas. Poco a poco fue cogiendo el efecto del yagé, empecé a sentir muy pesado mi cuerpo, yo no estoy absuelto de que la purga no me haga efecto así que sentí las náuseas y fui a ese lugar donde simbólicamente para los Kofan, se limpia el cuerpo botando todo tipo de espíritus negativos que están en tu interior, y me dieron ganas de acostarme, en este momento empieza la etapa de ensoñación, me abstengo a contar pues es una experiencia sumamente personal, pero como lo dije mucho antes en este trabajo, la pinta se muestra buena o mala dependiendo nuestro estado de conciencia, acompañado toda la noche se oían cánticos y música andina. Al finalizar la sesión se hace un acto de limpia, que ya lo describí anteriormente y con eso finaliza la ceremonia, lo interesante de ver esto es que yo asistí a otra sesión pero el resultado fue mucho más diferente al que presencié por primera vez, pues tuve la oportunidad de hacerme conocido del taita, interactuar un poco con ellos y además poder observar que esta vez ya no iban jóvenes, sino gente que tenían muchas enfermedades y muy devotamente le pedían a la planta que por medio de sus poderes mágicos les ayudara, además de en esta práctica ver gente muy devota del yagué, tratan la planta con la misma sacralidad que lo harían los Kofan, esto fue muy hermoso de ver y salí muy contento porque este ritual debe ser de mucho respeto y hubo resultados muy satisfactorios al final de esta experiencia.

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