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ANTECEDENTES

pia96Trabajo20 de Noviembre de 2014

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INTRODUCCIÓN

Cuando se habla de valores se está haciendo referencia, de alguna u otra forma, a la relación del ser humano con los demás, con él mismo y con las cosas, por lo que, independientemente de la posición subjetiva, objetiva u objetivo subjetiva que se adopte a la hora de analizarlos, resulta imposible realizar un abordaje de los mismos sin utilizar alguna categoría psicológica y mucho menos posible será explicar la posición adoptada al tratar el tema, para lo cual siempre habrá que hacer referencia a la subjetividad del ser humano.

Aunque resulta prácticamente imposible aproximarse a los valores sin utilizar alguna categoría psicológica, es muy común que los psicólogos sobrevaloren la importancia de los elementos psíquicos que participan en los mismos, y los enfoquen como componentes subjetivos de la conciencia individual, dando con esto muestras, en muchos casos, de dificultad para superar los marcos de su disciplina a la hora de tratar los valores. En el presente estudio se intentará contribuir al enfoque psicológico de los valores ético morales para lo cual es necesario precisar diferencias que estos tienen con otros tipos de valores, así como ofrecer la conceptuación del mismo y la de los elementos psicológicos a través de los cuales será abordado.

Atendiendo a la forma en que las propiedades de los objetos, procesos o fenómenos contribuyen a la práctica social y a la satisfacción de necesidades del ser humano, los valores que ellos portan pueden clasificarse en: artísticos estéticos, éticos morales, políticos ideológico, terapéuticos, científicos tecnológicos, históricos, pedagógicos, de uso, entre otros.

Aunque entre estos tipos de valores existen elementos comunes, también existen diferencias importantes, por lo que el tratamiento teórico del que son susceptibles unos pudieran no serlo otros. En la presente obra se hará referencia solamente a los valores éticos morales. Cualquier intento de extrapolación del tratamiento que en esta obra se les de a los mismos, a otros tipos de valores, se hará con gran riesgo de error.

Valor ético moral pudiera ser definido como la significación positiva para la dignidad humana en un sentido amplio y para la satisfacción de necesidades de nuestra especie y la practica social en un sentido estrecho, de elementos psicológicos que a través de su participación en la autorregulación de la conducta y en la propia corrección de los mecanismos de autorregulación, hacen posible la adaptación de los diferentes niveles de integración en los que está presente el ser humano.

Una gran diferencia que existe entre los valores ético -morales y otros tipos de valores radica en el portador o depositario. Cualquier objeto, proceso o fenómeno puede ser potador de cualquier tipo de valor, excepto de valores ético morales, los cuales solo son portados únicamente por el ser humano, como potencialidades para la acción, a través de propiedades de elementos del psiquismo.

Aunque todos los elementos de la psiquis participan de alguna u otra forma en la autorregulación de la conducta y por tanto en los valores ético morales; en el presente estudio solo se tratará la relación de estos valores con las categorías: necesidad, toma de decisiones, voluntad, motivo, jerarquía de motivos, objetivo, sentido de la vida, estilo de vida, actitud, valoración, autovaloración y carácter. Se intentará dar respuesta a la interrogante: ¿Qué características deben tener cada uno de estos elementos para que la autorregulación de la conducta sea correcta desde el punto de vista ético moral?

ANTECEDENTES

ANTECEDENTES INTERNACIONALES

• El siguiente trabajo realizado por Francisco Rivas, titulada CONDUCTA Y ASESORAMIENTO VOCACIONAL EN LA ADOLESCENCIA, hecho valencia 2003. Su resumen no dice La conducta vocacional en la adolescencia: viaje, recorrido, tránsito, travesía, exploración... pues es todo eso.

La literatura científica, tiende a designar la adolescencia como un período de transición, en cuyo extremo inferior se sitúa la pubertad y representa el abandono de la infancia en el plano biológico, y en el extremo superior, aparece la madurez o vida adulta con la integración social plena a través de la incorporación al mundo del trabajo y su progresión en la vida profesional. Temporalmente, este período dura unos quince años y, por edad, ocupa "entre los quince y los treinta años" del ciclo vital del individuo; período de especial importancia porque las decisiones y elecciones que se toman en esos años, tienen hondas consecuencias y repercusiones para el futuro de cada uno.

Ese período psicosocial se identifica como adolescencia o juventud, que unos diferencian en adolescencia temprana, media o tardía, y otros toman los dos últimos directamente como juventud. En lo referente a la conducta y asesoramiento vocacional, utilizaré adolescencia o juventud indistintamente, para abordar, en nuestro entorno sociocultural, esos más o menos quince años cruciales de transición del desarrollo humano.

Sin suscribir la generalización literaria de etiquetar a esos años como explosivos o tormentosos, lo cierto es que la adolescencia como tema de estudio del que se dispongan datos e investigaciones valiosas en nuestro medio, tiene apenas unos treinta años de vigencia para encontrar algún capítulo sobre desarrollo vocacional.

Sirva este trabajo como apunte para los psicólogos que, en su tarea profesional, tratan con personas que, en esos quince años de transición, tienen que ir resolviendo muchas situaciones complicadas que afectan a su futuro. Son años difíciles y apasionantes. El adolescente tiene que enfrentarse con tareas muy complejas e interdependientes, tales como construirse una entidad propia, procurar el máximo de su desarrollo personal en un medio sociocultural determinado y completar el proceso de socialización e independencia funcional en un mundo laboral cambiante. En resumen, hay que atender a múltiples, diferentes y contradictorios frentes: divertirse y estudiar, realizarse y adaptarse, gozar y controlar, crecer y mantener. Si se me permite la licencia, parece que la adolescencia sea deseada desde la infancia y añorada en la adultez. Es decir... cuando se está lejos de ella". Pero en todo caso, un período de vital crecimiento.

• El siguiente trabajo realizado por Francisco Ballester Hernández; su trabajo se titula EDUCACIÓN EN VALORES Y MEJORA DE LA CONVIVENCIA; hecho en Murcia 2007. En el resumen nos atender que al hablar de educación en valores puede resultar un tema, además de reiterativo, especialmente problemático para docentes y familias. El objetivo de formar a los niños y jóvenes como personas morales parece entrar en contradicción con una sociedad materialista, insolidaria y que facilita “contravalores” a través de los medios de comunicación. A lo que hay que añadir que el propio valor de la educación escolar parece cada vez menor (cuestionadas su utilidad económica y la necesidad de esforzarse para ser “alguien de provecho”) al tiempo que más conflictivas son las relaciones escolares (pérdida de autoridad del profesor, fenómenos de violencia escolar, etc.).

Tampoco ayudan a mejorar la situación los planteamientos simplistas que derivan a la escuela cualquier problema social para que sea prevenido por ella. Es deseable que se incluyan y trabajen explícitamente una serie de valores que permitan convivir en sociedad y desarrollarse integralmente, pero esto no debe suponer instrumentalizar a la educación escolar (“cuando a la sociedad le pica se rasca en la escuela”), pues la escuela, por sí sola, ni puede reducir los accidentes de tráfico ni combatir la obesidad infantil, entre mucho otros ejemplos. En realidad esta pretensión demuestra un cierto desconocimiento, cuando no desconsideración, hacia el sistema educativo, sus funciones, problemas y limitaciones.

Precisamos de un nuevo enfoque de educación en valores que permita, en la medida de lo posible, superar estas contradicciones e integrarse con otras propuestas como la mejora de la convivencia escolar.

• La presente investigación titulada: PAUTAS DE TRANSMISION DE LOS VALORES EN EL AMBITO FAMILIAR; realizada por Hortensia López Lorca su trabajo fue presentado a la UNIVERSIDAD DE MURCIA EN JUNIO-2007. En el resumen nos dice que desde hace tres décadas, se han ido produciendo cambios importantes en la sociedad y como es natural, en una de instituciones sociales hacías la familia. Los grandes cambios sociales inciden sobres padres e hijos también sobre sus relaciones con la sociedad y con la escuela. Ello ha llevado a la familia a enfrentarse a nuevos retos, a una necesidad de cambio. La familia manifiesta su fuerza en el amor y la seguridad que le otorga a sus miembros para el buen desarrollo del niño y del adolescente. No obstante, la familia aparece como fuente de dificultades, conflictos, fracaso. Ante esto, los investigadores ven necesario una búsqueda de repuesta y soluciones.

Parece necesario la vivencia de determinados valores que sugieren la idolatría del ego, de hacer las cosas solamente cuando apetecen de esfuerzo. Y la familia es la escuela de valores en donde se forjan los ciudadanos de desechos y deberes. El rol insustituible de la familia como transmisora de valores, se perciben un silencio sobre el modo de educar a los hijos.

Es difícil establecer normas generales en las enseñanzas de valores. No se trata de una transmisión teórica sino vivencial, los padres son los primeros protagonistas como los modelos para sus hijos. La tarea de educar

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