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Continuidades y rupturas en la política de Ciencia y Tecnología de Jamaica: 1960 – 2005


Enviado por   •  14 de Octubre de 2020  •  Documentos de Investigación  •  5.007 Palabras (21 Páginas)  •  49 Visitas

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Continuidades y rupturas en la política de Ciencia y Tecnología de Jamaica: 1960 – 2005.

Autor: Alfredo Alvarado

alvaradoriosalfredodavid@gmail.com

Introducción

Jamaica, al igual que la mayoría de los países del Caribe Insular, es una economía que ha evolucionado de las plantaciones de caña de azúcar, a una economía que fija sus esperanzas en el desarrollo basado en la invitación de grandes corporaciones multinacionales a establecer industrias en su territorio (Coke, 1974; 7).

Aunque la primera política de Ciencia y Tecnología (CyT) de Jamaica fue promulgada en 1960 (dos años antes de su independencia), el uso de la investigación, así como de tecnologías de conservación de los suelos en el área de Cedar Valley y su difusión entre los agricultores, ya eran reconocidos por parte de la autoridad del sector a principios de la década de 1950, como de crucial importancia para la prosperidad agrícola, por lo que fueron ampliamente estimulados (Kent, 2002; 51).

La política de Ciencia y Tecnología de 1960

En el marco de la promulgación de la política de 1960, se creó el Consejo de Investigación Científica (SRC)[1], y por mandato de ley de acuerdo con el artículo 5to de la Ley del Consejo de Investigación Científica, debía: recopilar información de programas de investigación pertinentes para el país, foráneos o locales; emprender investigaciones para la adaptación y transferencia tecnológica; investigar sobre los recursos disponibles en la isla; mejorar los procesos productivos y organizativos de la isla; desarrollar nuevos procesos y métodos para la creación y expansión del sector industrial; alentar a las personas a realizar investigación científica; y asesorar a los ministros.

Desde el sector gubernamental algunos reportes de ciencia y tecnología[2] han descrito esta primera política como limitada dado que no cumplió las tareas requeridas. Es posible ampliar la perspectiva acerca del tipo de razones por las cuales el primer período esta política es descrito de tal forma, mediante dos estudios publicados en el período de su implementación.

Al respecto, en “La gestión de la ciencia y la tecnología en las Indias Occidentales” (Coke, 1974), se señala que en una entrevista realizada a  técnicos y científicos jamaicanos[3], estos expresaron que había poca oportunidad de innovación cuando las operaciones encomendadas consistían principalmente en ensamblar componentes pre-diseñados y casi terminados: “no es de sorprender que los hombres creativos de esas firmas se encuentren rápidamente promovidos a la administración o a las ventas para convertirse en ejecutivos en lugar de hombres de producción” (p. 8).

Cuando a pesar de estas condiciones, un científico local persistía en intentar innovaciones, era desalentado por la oficina central. Un ejemplo interesante de resistencia a la innovación  se puso de manifiesto en la respuesta de las industrias de bauxita a las sugerencias de  utilizar almidón local en lugar del producto ya establecido internacionalmente para precipitar la alúmina. El hecho de tratarse de un proceso patentado, en el que había ventajas estratégicas para las empresas por el uso de una materia prima de América del Norte, terminó por afectar a la decisión de descartar la propuesta de usar un almidón para el proceso. Este aspecto fue señalado como un reflejo de la dependencia estructural de la economía, que la planificación de la investigación científica no lograba superar, ya que las oportunidades de innovación eran mayores para grupos foráneos que para los locales.

En este orden de ideas, el segundo artículo al que hacemos mención: “Tecnología y desarrollo dependiente en Jamaica, un caso de estudio”, define la primera década de aplicación de la política de CyT como un período para el establecimiento del desarrollo capitalista dependiente, que “ha servido para retardar y no promover el desarrollo socio económico” (Girling, 1972; 69). Tras analizar el impacto de la industria procesadora de alimentos en la transferencia tecnológica para el desarrollo socioeconómico de  Jamaica, tomando como referencia  su contribución a la producción total, al empleo, la investigación, la inversión, y la educación, el estudio concluye que aunque esta industria tuvo mejores resultados que la economía en su conjunto, medido con relación al crecimiento de la oferta de mano de obra disponible, su desempeño fue favorable hasta 1968, pero no posteriormente (p. 173). También se señala en dicho estudio, que la localización de las instalaciones de investigación se correlacionó positivamente con el porcentaje de propiedad local, significando esto que mientras 79% de las empresas locales habían desarrollado al menos un producto que utilizaba principalmente productos agrícolas nativos, sólo 10% de las empresas de propiedad extranjera podía hacer esa afirmación. Las repercusiones en este sentido,  se observaron en que durante la primera década de ejecución de la política, la investigación era incapaz de resolver un problema local como el deterioro termófilo de los alimentos procesados en los sitios de venta,  debido a que el problema se daba en Jamaica, pero no podría encontrarse en un país desarrollado en el que todos los supermercados tenían aire acondicionado.

Con relación a la educación, el nivel de gastos en los programas de formación, con regularidad no iba más allá de la formación de rutina para desempeñarse en el puesto de trabajo. El gasto promedio de la industria hasta 1972 fue de menos de 8 USD por trabajador al año[4], pero “aunque hubo numerosas quejas sobre la calidad del trabajo, sólo hubo el menor intento de formar y desarrollar personal” (p. 174). Asimismo, se encontró que las empresas de propiedad local y las empresas situadas en zonas rurales tenían más probabilidades de reinvertir sus ganancias que las empresas extranjeras; además que las empresas extranjeras obtenían una proporción mayor de sus materias primas de fuentes extranjeras; y finalmente que la capacidad de procesamiento de alimentos fue influenciada principalmente por el tamaño de la empresa más que por su ubicación, refutando la hipótesis de que las empresas ubicadas cerca de materiales agrícolas  tendrían mayor capacidad de uso, ya que la característica dominante de la zona rural era la falta de infraestructura y servicios sociales (p. 176).

Posteriormente, como resultado de la necesidad de armonizar la aplicación de la Ciencia y Tecnología dentro de una estrategia nacional de desarrollo, en 1990 es adoptada y difundida por el Ministerio de Planificación, Desarrollo y Producción, una segunda política de Ciencia y Tecnología.

La política de Ciencia y Tecnología de 1990

La política diseñada en 1990, planteó como objetivos el desarrollo de la CyT en función de las necesidades del país, contribuir con el Producto Interno Bruto y el desarrollo social. Para ello, definía un conjunto de prioridades localizadas en las siguientes áreas: desarrollo de recursos humanos del país, enseñanza de la ciencia  mediante la exposición al método científico de los estudiantes; modernización de los sistemas de información, gestión de la investigación agrícola, ampliación del trabajo en biotecnología, emprender estudios sobre el medio ambiente y la contaminación; apoyar programas de recolección de datos sobre los suelos, el agua y la atmósfera; desarrollo de fuentes de energía renovables; promover los derechos de autor así como la protección de patentes, y promover el área de la microelectrónica.

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