Geomorfologia del Pensamiento Sistémico.
Wade WinstonEnsayo1 de Diciembre de 2016
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GEOMORFOLOGIA DEL PENSAMIENTO SISTEMICO (Capitulo I del libro: El Pensamiento Sistémico) Hernán López Garay
PARTE I. INTRODUCCION
¿Qué es el pensamiento sistémico?
Esta es una de las preguntas que anima el presente libro. Los diversos de los autores por darle una respuesta a esta pregunta han resultado plasmados en los capítulos que a continuación se presentan. Cada autor, basado en su experiencia académica trata de mostrarnos lo mejor de su reflexión y de su praxis sobre lo que significa pensar el mundo y actuar en el sistemicamente. Pero la variedad de respuesta a las que el lector se encuentra a continuación pueden crear gran confusión, prácticamente si el o ella son neófitos en este campo. Por ello es necesario dar unas orientaciones que permitan situarse y comprender, por que hay tal variedad y por que no es posible dar una respuesta única y definitiva a la pregunta: ¿Qué es el pensamiento sistémico? Sin embargo si fuéramos forzados por un lector impaciente a dar una respuesta adelantaríamos la siguiente afirmación que, sin duda, a esta altura de su lectura, le lucirá enigmática, pero que esperamos se vaya clarificando en el transcurso del libro: El pensamiento sistémico es un pensamiento reflexivo cuyo devenir esta dinamizado continuamente por un “afán holista”. Es un pensamiento sobre totalidades y sobre si mismo (y el afán que lo impulsa).
1. SITUANDONOS EN UN NUEVO MUNDO CONCEPTUAL
A menudo cuando somos puesto en una nueva situación, nos preguntamos no solo como se caracteriza y como difiere de las otras situaciones, sino también cual es su dinámica y hacia donde se dirige. Dichas preguntas parecen surgir de una necesidad que tenemos los seres humanos po0r “situarnos”, es decir una necesidad por mantenernos “ordenados”. En efecto, hay dos modos (no independiente) de estar perdido. Uno es de carácter especial y otro temporal. La pérdida especial se manifiesta en la pregunta: ¿Dónde estoy? Cuando reflexionamos sobre el significado de esa pregunta encontramos que la misma esta en el contexto de un devenir: algo estábamos diciendo, algo teníamos en mente que nos daba dirección e impulso, pero por alguna causa en este momento no lo tengo claro. Responder la pregunta requiere entonces saber que estas haciendo, --que no es otra cosa que saber de donde vengo—y con referencia a este origen marcar un destino. La “recta” que une “origen” con destino indica mi dirección. Ubicarse temporalmente exige un examen de la jornada que he transitado y en cierta medida proyectar esa jornada hacia el futuro. Si se que he transitado tal o cual camino, entonces; con referencia a el, logro situar mi devenir. Observamos como los dos modos de orientación (especial y temporal) están relacionados, pues es claro que la jornada se defina en términos especiales y lugares de procedencia (de donde vengo) y lugar de destino, lo primero prescindiendo a lo segundo, ya que hay un trancito del uno al otro—con lugares intermedios.
El presente libro tiene por uno de sus objetivos principales el de introducir al lector al mundo del llamado pensamiento sistémico. En este primer capitulo buscamos entonces ayudarlo a orientarse en ese nuevo mundo del pensamiento. Según lo dicho, la tarea de situar al lector implica contemplar preguntas tales como: ¿Qué diferencia el mundo del pensamiento sistémico de otros mundos del pensamiento? ¿Cuál es la jornada que se a transitado y hacia donde se dirige?
2. PENSAMIENTO Y GEOMORFOLOGIA: UNA METAFORA DELEUZIANA
Aunque no hay una respuesta estándar para estos cuestionamientos (ya que el problema actual de pensamiento sistémico es complejo y se presenta a múltiples interpretaciones), en esta capitulo intentaremos situar aspectos temporales del pensamiento sistémico de una perspectiva particular. Inspirada en una metáfora geológica (Delueza (XXX)). De acuerdo a esta metáfora, contemporánea el estado actual es similar a contemplar una formación geológica con los ojos de un geólogo. Como “geólogos” del pensamiento interesados no solo en hacer “mapas” y “clasificaciones” de las “rocas” expuestas a la “superficie de la tierra” y de aquella “subterráneas”, sino que también deseamos explicar el origen y distribución de las misma. Queremos pues “situarnos” no solo especial sino también temporalmente, y como hemos dicho eso implica explicar espacio de coordenadas espacio-temporales y un vector de dirección que enlace el origen que el presente en términos de una jornada recorrida y sugiera posibles tendencias futuras. Debemos, entonces, dilucidar el origen y formación de los “paisajes” actuales que forman el pensamiento sistémico, países en cuya información juega un papel importante las fuerzas “constructivas” que dan lugar a “montañas de valles” y las fuerzas “erosionantes” o “tallantes” como el “agua” o el “viento”, que modifican el material traído a la superficie por las fuerzas constructivas. Mas delante intentaremos clasificar lo9 que significan estos términos en el pensamiento sistémico. Pero ahora dejemos que sea el mismo Deleuze (xxx) quien hablando del devenir fisiológico, termine de dibujarnos la metáfora que venimos bosquejando. Al respecto, el nos dice que, ante todo, hay que renunciar a la perspectiva histórica estrecha del antes y el después. El tiempo de la fisiología es estratigrafo “…en el que el antes y el después tan solo indican un orden de superposiciones. Algunos senderos (movimientos [de una imagen de pensamiento]) solo adquiere sentido de dirección en tanto que atajos o rodeos de senderos perdidos; una curvatura variable solo puede aparecer como la transformación de una o varias curvaturas;… y las imágenes del pensamiento no pueden seguir en un orden cualquiera, puesto que implicar cambios de ordenación que solo pueden ser localizados en la imagen anterior… Los paisajes mentales no cambian sin son ni ton a través de las épocas: a sido necesario que una montaña yerga se aquí o que un río pase por allá, y eso recientemente, para que el suelo, ahora reseco y llano, tenga tal aspecto, o aquella textura. [Por supuesto] es verdad que pueden aflorar capas muy antigua, abrirse paso a través de las formaciones que las habían cubierto e ir directamente sobre la capa actual a la comunica una curvatura nueva” (Deleuze, XXXpags.60-61).
Es decir el pensamiento fisiológico es una fuerza telúrica que se manifiesta en paisaje (ordenes o arreglos) conceptuales cuyo devenir no es lineal, pues no es un asunto de antes y después. Mas bien su devenir se asemeja a las formaciones geológicas (estratos y capas desplazándose, abriendo espacios para que surjan nuevos pensamientos). Dar cuenta del devenir del pensamiento es pues descubrir narrativamente un orden de superposiciones estratigráficas. Como hemos llegado a un punto dado no es explicable necesariamente como un encadenamiento de progresivos y continuo de eventos casuales que, arrancando de un origen o centro, se desenvuelven concatenadamente para terminar con la configuración actual del presente. En suma, se trata de una historia de pensamientos no causal. Lo que tratamos de hacer en este capitulo pues es no solo presentar una imagen del pensamiento sistémico, localizando las “rocas”, “montañas” y “valles” que los construyen sino también dando cuenta (de modo no causal) del origen y devenir de estas formaciones. Ilustremos con un ejemplo.
- ejemplo de explicación morfológica
Nuestro ejemplo se basa en la obra de Michele Foucault titulada Vigilar y castigar y pretende y lustrar como el castigo a los infractores de cargo social, que predomino el siglo XVII, da paso a nueva formación “geológica” que caracteriza el modo de pensar sobre el castigo en el siglo XX y que se centra en la noción de la privación de la libertad. ¿Cómo ha llegado la prisión en el modo preferido de pensar el castigo en el siglo XX? Para descubrir las condiciones que posibilitan este modo actué al de pensar el castigo Foucault se remite al pasado con el modo de pensar radicalmente distinto. Este modo lo encuentra en el siglo XVII con el suplicio (entiéndase por suplicio someter a un violador de la orden social estableciendo a castigo corporales, en algunos casos –y dependiendo de la falta---- torturándolo hasta morir). Precisamente porque hoy en día pensaríamos que el barbarico volador de los derechos fundamentales del hombre, someter a un ciudadano a un suplicio por infringir una ley, es que es posible comparar dichas forma de entender el castigo con nuestra noción actual de la
Adelantándonos en donde clasificaremos definitivamente el significado de la fuerzas constructivas y erosionantes, diremos que fuerzas constructivas no es mas que el afán sistémico o voluntad sistémica (Fuenmayo,1997). Este es un afán por ubicar todo lo que conoce dentro de un orden y totalidad mas amplios. De hay que este afán también sea llamado holista, pues el holismo es un modo de considerar la realidad primaria como totalidad (Diccionario Flisofico Ferreter 1981, pag1545). Las fuerzas erosionantes corresponden al uso, refinamiento, variaciones y agotamientos que toda manifestación del pensamiento sufre en su devenir.
privación de la liberta. Pero esta comparación no solo cumple funciones de contraste revelador de las fronteras del pensamiento actual sobre dicha materia. También nos ayuda a situarnos temporalmente, en términos de la jornada que el pensamiento ha seguido desde entonces, para desembocar en la prisión como el modo dominante de castigo del presente. La pregunta que ayuda a situarnos es entonces: ¿como ha devenido el castigo como suplicio ---a partir de este origen histórico relativamente cercano--- en castigo como prisión? Esta pregunta encuentra una posible respuesta en Vigilar y Castigar. A través de una narrativa, en la que Foucault describe la declinación del Renacimiento y el surgimiento de la Modernidad, el problema del castigo y la pena comienzan a ser pensados como un problema que a razón tiene que dilucidar. Racionalmente hablando, ¿dado un delito X, qué castigo corresponde justamente? Todo trabajo de los juristas ilustrados del siglo XVIII será enfocado en la tarea de hallar una repuesta racional y universal esta pregunta. Sin embargo, sus esfuerzos no desembocarán finalmente en la instauración de una concepción racional y universal del castigo. Su trabajo ayudará más bien a derrumbar la vieja concepción, abriendo así un espacio que será ocupado por la prisión como forma disciplinaria universal de castigo. Esta forma de castigo no surgirá del pensamiento de los juristas ilustrados sino de un campo muy distinto, a saber, el del régimen de las fabricas y monasterios (Foucault, xxx). La narrativa foucaultiana nos muestra como los modos de pensamiento y las instrucciones y prácticas sociales a la que dan lugar se van entrelazando y condicionando mutuamente, confluyendo y haciendo posible el orden presente. no obstante, ni el fin del suplicio como forma dominante de castigo es la causa del surgimiento de la prisión como la nueva forma dominante de castigo, ni tampoco los monasterios o el naciente desarrollo industrial del siglo XVII que adopta métodos disciplinarios monásticos, son la causa! El nacimiento del discurso de la prisión irrumpe a través de otras formaciones discursivas (v.gr. jurisprudencia ilustrada y rezados de suplicio) que enfrentándose abren, sin proponérselo, un espacio para la privación de la libertad como la forma dominante de castigo de las sociedades industrializadas del siglo XX.
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