IMPACTO Y DESAFÍOS ASOCIADOS A LA BRECHA DIGITAL ENTRE PAÍSES

Actualmente, en el mundo existe una amplia brecha entre los países desarrollados y países en vías de desarrollo en cuanto a economía, educación, salud, conservación del medio ambiente, cultura, tecnología, entre otros. Entonces, ¿qué hacen otros países para estar a la vanguardia y otros no?, especialmente en esta nueva era digital. Y ¿qué impacto tiene esto sobre los ciudadanos y las ciudades?.

Una combinación de políticas públicas dirigidas por el interés del Gobierno en crear estrategias que permitan que el país avance a nivel tecnológico, tomando en cuenta las tecnologías de la información y comunicación como medio para el desarrollo de individuos, comunidades, regiones, etc. Además de la participación y colaboración de empresas públicas y privadas, sin olvidar la inclusión y participación de los ciudadanos, hacen que un país crezca exponencialmente hacia el desarrollo.

Pero, siendo los ciudadanos los principales beneficiarios en la nueva era de información, ¿están realmente interesados en participar en el desarrollo de nuevas tecnologías? ¿Se les ha creado el interés necesario para incursionar en esta nueva era digital? ¿Cómo se incluye a una sociedad en la tecnología? Estas son algunas preguntas interesantes que se deben responder el Gobierno y la Sociedad para tener éxito en la inclusión de las TIC como medio para el desarrollo del país, especialmente en aquellas regiones donde el acceso a la tecnología es bajo.

Parte de la sociedad del presente está inmersa en la era digital, la cual marcó su inicio con la aparición del teléfono, computadoras, hasta el Internet que conocemos hoy en día, capaz de conectar personas y grupos a nivel mundial.

El manejo y uso eficiente de los recursos de esta nueva era, a través de la sinergia entre Gobierno, Sociedad y Empresa Privada, resultan en el desarrollo de la colectividad, apoyados en una cultura digital establecida por planes y acuerdos estratégicos para el desarrollo de nuevas tecnologías fomentados e impulsados por el Estado.

Aquellos países que logran el objetivo de “sembrar” esta cultura orientada al uso de nuevas tecnologías, son los que logran metas y objetivos que a su vez se traducen en la obtención de ventajas competitivas. Sin embargo, lamentablemente, no todos tienen acceso a las nuevas tecnologías, básicamente a consecuencia de tres factores como lo son la pobreza, la infraestructura y la capacitación.

Estos factores impactan directamente en el desarrollo de un país y lo que produce internacionalmente la desigualdad entre países y localmente entre regiones. En especial, en cuanto al acceso a internet y el uso de las TIC.

El poder económico, científico y político de las grandes ciudades, sobre todo aquellas que tienen una mayor calidad de vida, son foco de atención para nuevas actividades productivas e industrias de nueva o alta tecnología influyendo proporcionalmente en la economía de un país. En tal sentido, el uso adecuado de las TIC ha sido un factor determinante en el fortalecimiento de las organizaciones y las naciones contemporáneas que han tenido éxito al enfrentar los problemas que surgen de la complejidad del mundo actual.

Existen países, donde es imposible para cierta porción de la población, la adquisición de equipos de tecnología para estar “conectados” con la nueva era; regiones donde las instalaciones tecnológicas son insuficientes o nulas para dar acceso a las nuevos métodos, y territorios donde la falta de formación y adiestramiento hacen que las tecnologías sean vistas como algo de otro mundo, algo desconocido.

Además de las dificultades antes mencionadas, existe otro desafío importante y que impacta en el abordaje a las nuevas tecnologías, es la resistencia al cambio, hecho propiciado por la gran parte de la generación adulta, que se resiste a entrar y explorar las herramientas de esta nueva era.

Estas diferencias de conectividad de países desarrollados, que se apalancan en el uso de las nuevas tecnologías para estar a la vanguardia, con países en vías en desarrollo, de escaso uso de tecnologías de comunicación e información, llevan al origen del término brechas digitales. Por lo tanto la brecha digital es aquello que separa a grupos de individuos que acceden de forma provechosa a las tecnologías de información y comunicación, de los individuos que no lo hacen, por cualquiera de los factores mencionados anteriormente.

La cantidad de equipos de computación, teléfonos inteligentes, tabletas, entre otros, no son el punto de partida para la medición de la brecha digital, en gran medida es necesario tomar en cuenta también las facilidades y costos para el acceso a la red, programas de capacitación y educación que permitan optimizar el uso de la infraestructura instalada.

Los países desarrollados, con una cultura digital evolucionada y con visión futurista, se empeñan en optimizar la calidad de vida de los ciudadanos, haciendo indispensable el desarrollo del talento humano para la construcción de ciudades más modernas y amigables para todos, donde las tecnologías de información y comunicación jueguen un papel fundamental, capaz de incorporar el valor agregado, aprovechando al máximo todo el potencial obtenido.

Por otra parte, los países en vías de desarrollo, con una pobre cultura digital, están orientados a depender de procesos y métodos antiguos, esto por la falta de iniciativas en las estrategias de gestión en el aspecto de las nuevas tecnologías.

Si bien el éxito de las tecnologías de información y comunicación en los países desarrollados se deriva de la sinergia operacional entre el Estado, la Sociedad y las Empresas Privadas, no se puede esperar que tal tarea grupal sea obra del azar; deben existir retos y desafíos que impulsen desde cada uno de estos factores hacia la obtención de un objetivo en común, una mejor calidad de vida.

Por parte del Estado es destacable girar los lineamientos a través de planes estratégicos en el marco de tecnologías, que

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