La Ciencia Y La Tecnología En El Cambio De Las Relaciones Social
abisaid3038 de Septiembre de 2013
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CIENCIA, TECNOLOGÍA E INTERACCIONES SOCIALES
La Ciencia y la Tecnología en el Cambio de las Relaciones Social
La historia de la tecnología es la historia de la invención de herramientas y técnicas con un propósito práctico. La historia moderna está relacionada íntimamente con la historia de la ciencia, pues el descubrimiento de nuevos conocimientos ha permitido crear nuevas cosas y, recíprocamente, se han podido realizar nuevos descubrimientos científicos gracias al desarrollo de nuevas tecnologías, que han extendido las posibilidades de experimentación y adquisición del conocimiento.
Durante la Edad de Piedra, los humanos eran cazadores recolectores, un estilo de vida que comportaba un uso de herramientas y asentamientos que afectaba muy escasamente a los biotopos. Las primeras tecnologías de importancia estaban asociadas a la supervivencia, la obtención de alimentos y su preparación. El fuego, las herramientas de piedra, las armas y el atuendo fueron desarrollos tecnológicos de gran importancia de este periodo.
El siglo XIX produjo grandes avances en las tecnologías de transporte, construcción y comunicaciones. El motor a vapor, que había existido en su forma moderna desde el siglo XVIII se aplicó al barco de vapor y al ferrocarril. El telégrafo también se empleó por primera vez con resultados prácticos en el siglo XIX.
La tecnología del siglo XX se desarrolló rápidamente. Las tecnologías de comunicaciones, transporte, la difusión de la educación, el empleo del método científico y las inversiones en investigación contribuyeron al avance de la ciencia y la tecnología modernas. Algunas tecnologías como la computación se desarrollaron tan rápido como lo hicieron en parte debido a las guerras o a la amenaza de ellas, pues hubo muchos avances científicos asociados a la investigación y el desarrollo militares, como la computación electrónica. La radio, el radar y la grabación de sonido fueron tecnologías clave que allanaron el camino a la invención del teléfono, el fax y el almacenamiento magnético de datos.
En los pocos años que han transcurrido del siglo XXI la tecnología ha avanzado rápidamente, progresando en casi todos los campos de la ciencia. La tasa de desarrollo de los computadores es un ejemplo de la aceleración del progreso tecnológico, lo que lleva a algunos a pronosticar el advenimiento de una singularidad tecnológica en este siglo.
Paralelamente, estas nuevas tecnologías modificaron las necesidades de organización de los seres humanos, al exigir nuevas funciones y tareas, y permitir nuevas formas de división del trabajo, de las relaciones sociales y, en última instancia, de relaciones de poder.
En realidad, pese a la espectacularidad de los modernos avances tecnológicos, podemos afirmar que aquellos primeros pasos tuvieron un impacto, particularmente en la evolución del hombre como animal, inmensamente superior a los que podríamos encontrar en la actualidad.
La informática y las telecomunicaciones contemporáneas podrían no tener nunca el impacto evolutivo que tuvo el descubrir que una semilla sembrada producía una planta. Nuestras generaciones tienen, sin duda, acceso a nuevas tecnologías y nuevos procesos sociales ligados a ellas, pero no somos los fundadores de la tecnología y, probablemente, los grandes cambios que hoy vemos sean muchos menores que los que la humanidad ha testificado a lo largo de la historia.
Al cambiar las personas y sus relaciones, la ciencia y la tecnología construyen nuevas interacciones e incluso nuevos espacios de interacción antes totalmente inexistentes. Sin embargo, este proceso de construcción es, simultáneamente, un proceso de destrucción de lo antes existente: las nuevas relaciones no se añaden simplemente a las que ya existían, sino que las modifican en distintos grados e incluso la sustituyen.
Como consecuencia, la Ciencia y la Tecnología en tanto instrumentos de transformación, tienen un profundo efecto simbólico en la sociedad, generando esperanza, deseos y expectativas, pero también temores, desconfianza y rechazo.
Muchos cambios tecnológicos son valorados por la sociedad de manera muy distinta a lo largo del tiempo.
La ciencia, la tecnología y el desarrollo son una trilogía en la que confluyen todos los esfuerzos de la sociedad cualquiera que esta sea, también es evidente que existe una vinculación estrecha entre el poder económico de los países y la dependencia que genera derivándose hacia derroteros ya conocidos de pobreza y desigualdad conduciendo la humanidad hacia el uso en ocasiones irracional de los recursos y la contaminación, en aras de la satisfacción de bienes y desprecio hacia el equilibro ecológico, consecuencias que todos los habitantes de este planeta hemos constatado, no obstante, poniendo en una balanza los beneficios y los perjuicios ocasionados, se puede afirmar que el ser humano ha tenido un avance significativo en la búsqueda hacia mejores condiciones de salud, alimentación, vivienda, comunicaciones y bienestar, desafortunadamente no se ha encontrado el equilibrio para que estos beneficios sean distribuidos equitativamente a todos los habitantes y así mismo conservar el patrimonio heredado.
Así mismo, la apertura comercial y el fenómeno global plantea el nuevo paradigma en el que todos los países, desarrollados y en vías de desarrollo deben participar, debiéndose encontrar los mecanismos en los cuales todos puedan beneficiarse y asumir los compromisos en la conservación de los recursos y el equilibrio ecológico.
Es fundamental retomar en esta globalidad, la conciencia y la identidad propia, a fin de poder implementar nuevas concepciones de desarrollo. Esta concepción debe estar en razón directa de las necesidades individuales y culturales de cada país forjadas a través de su historia y adaptándolas a las necesidades y requerimientos del entorno global, asimilando aquello que le resulte beneficioso y desechando lo que dada su realidad es inoperante.
Energía Nuclear
Quizás, para algunos, la ciencia puede resultar algo demasiado ajeno. Pero lo cierto es que está aquí, presente en cuantas cosas nos rodean, e influyendo decisivamente en nuestro futuro y el de la humanidad. Podríamos pensar que ya nada puede sorprendernos, pero nada más lejos de la verdad. Para muchos de nosotros, la energía nuclear se resume en Chernóbil (1986 en la Unión Soviética), e Hiroshima.
Pero en este libro, Asimov nos introduce en el fascinante mundo de los átomos. Desde las primeras referencias datadas en la Grecia antigua, pasando por sus más tempranas conjeturas científicas, allá por el siglo XVIII, los descubrimientos más fascinantes durante la primera mitad del siglo XX. Desde el descubrimiento de Marie Curie de la radioactividad, los avances han sido asombrosos. Se descubrió con ello una forma de extraer energía inagotable de esos diminutos ladrillitos que componen la materia de todas las cosas. Si dispusiéramos de todo el uranio y el torio de la corteza terrestre, asegura Asimov, dispondríamos de 100 veces más energía que de todo el carbón y el petróleo del planeta. Se inició pues la carrera nuclear en pos de descifrar los asombrosos enigmas del núcleo de los átomos. Y en este proceso se desarrolló la fisión nuclear, a partir de la cual es posible extraer energía a partir de la escisión de un núcleo de uranio 235, entre otros elementos. Las primeras plantas nucleares fueron celebradas como un adelanto indiscutible de la humanidad.
En la actualidad, las opiniones sobre los diversos usos de la energía nuclear son variadas, y en su gran mayoría se han alejado de los extremos iniciales que veían en ella sólo un gran instrumento de destrucción o la solución. universal al problema energético mundial.
Los libros.
Durante la mayor parte de la historia humana, los libros fueron instrumentos de registros de conocimientos especiales (científicos, religiosos, artísticos) reservados a ciertas élites políticas, religiosas o económicas. Por sus condiciones de producción, estrictamente manuales, los libros eran escasos y, cuando llegaban a convertirse en mercancías, extremadamente caros. Frecuentemente, desde los círculos a los que los libros estaban destinados, su conocimiento por otros era considerado indebido. Esto resultaba especialmente cierto desde la perspectiva religiosa.
Con el advenimiento de la imprenta, se inicia la época de expansión bibliográfica, de la modernidad y del pensamiento crítico, facilitado en la actualidad con el acceso a la información en otro tipo de fuentes, tales como periódicos, revistas, Internet, etc. No obstante, el valor del libro es perdurable a través del tiempo.
Entre los finales de la Edad Media y el siglo XVIII, en Occidente se intentó controlar y ordenar la gran cantidad de textos que el libro manuscrito y luego el impreso habían puesto en circulación, tras la invención de la imprenta por Gutenberg. Plasmar los títulos de una determinada manera, clasificar las obras o dar un destino a los textos para clasificarlos fueron operaciones gracias a las cuales se hacía viable el ordenamiento del mundo de lo escrito, por aquel entonces. Pero, paulatinamente empezó a imperar el deseo de la instauración de una biblioteca inmaterial, más eficiente, que daría lugar a una transformación en la relación con los textos escritos.
En la actualidad, el libro es un producto cultural muy altamente valorado,
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