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La Vida En El Colera


Enviado por   •  13 de Octubre de 2014  •  956 Palabras (4 Páginas)  •  172 Visitas

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La mente del escritor: Ensayos sobre la creatividad científica y artística

Bruno Estañol

ISBN: 978-6077638537

Presentación: Rústica

El primer miembro que probó y tuvo fue el mío.

Sus padres se divorciaron cuando era pequeño, así que se crio solo con su madre su infancia y adolescencia. Cuando él tenía 17 años me case con Beatriz su madre, yo tendría unos 35 años en ese entonces y trabajaba como gerente de una gran compañía, era un sujeto alto y fornido, tenía músculos aunque no muy arcados, eran perfectos para mi edad. Mi rostro fino pero masculino y siempre vestía trajes finos de oficina donde dejaba notar mi pecho grande y firme y cuando caminaba mis nalgas redondas y suaves se marcaban en mi pantalón, siempre que me salía de bañar por las mañanas estaba este chico observándome y oliendo una loción exquisita que siento le daba sensación excitante.

No recuerdo cuando empezó todo pero cada que podía lo tocaba, a veces, jugando, tocaba su entrepierna mientras entrenábamos lucha. Parecía extrañado pero sentía que le gustaba, yo sonreía mientras lo hacía. Recuerdo la primera vez que me observó yo salía de la ducha con solo una toalla que me cubría medio abdomen hasta mis rodillas, dejando ver mi vello en pecho y piernas, mis pezones rozados siempre relucían después del baño y se me hacía un camino de vellos en el abdomen que bajaba hasta mi entrepierna. Cuando entraba al cuarto a cambiarme, dejaba la puerta abierta donde él sin falta me observaba las nalgas pero no dejaba que viera mi miembro.

Cuando cumplió 18 años, él había tomado una ducha y estaba en su cuarto vistiéndose cuando entre:

-ahora que tienes 18 años te voy a enseñar a tocarte.

Le baje los calzoncillos, su miembro quedo bajo mis grandes manos y comencé a masturbarlo, él se quedó pasmado pero veía su cara de gusto yo ya tenía una expresión sucia y su miembro tuvo una erección, él se estremecía de deseo y pareciera ser que tuvo su primera venida, se quedaba gimiendo mientras le decía riendo: -¿Rico verdad? Ya te enseñaré más cosas. Me levanté y me fui, cada vez que podía yo lo masturbaba y él me pedía más, pero su madre siempre estaba cerca así que solo en eso quedábamos, perecía que estaba obsesionado conmigo porque varias veces lo atrapé olfateando mis calzones cuando entraba a la ducha.

Una noche, mi esposa se había ido a visitar a un familiar enfermo por lo que regresaría el día siguiente, él estaba en el cuarto, entré, ya estaba algo ebrio, sin camisa y solo en ropa anterior:

-Tu mamá no está, y hoy en noche de hombres.

Me paré al lado de su cama dejándole

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