Las formas de agresión en la escuela
adalbertaMonografía19 de Agosto de 2012
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Alrededor del 50 por ciento de escolares de colegios públicos y privados del Perú fue víctima de bullying o violencia escolar, y la mayoría de ellos mencionó a los apodos como las agresiones más frecuentes, según un estudio de especialistas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
La investigación, realizada en distintos momentos entre los años 2007 y 2010 en colegios de la costa, sierra y selva, fue realizada por el doctor Miguel Oliveros Donohue, docente principal de la citada universidad, en colaboración con otros especialistas.
Aunque hubo hasta siete diferentes tipos de agresiones que se encontraron asociadas al bullying, se mencionó que la colocación de apodos fue la más frecuente, hasta en un 91% de los casos, sobre todo en la selva, de acuerdo con la última fase de la investigación.
Las otras formas de agresión relatadas fueron los golpes, el acoso, escupir al compañero, discriminarlo, despojar de algún objeto y llamarlo homosexual, así como atacar vía email.
El estudio también reveló que el 34% de los agredidos no comunicó los hechos y que el 64% de los compañeros son observadores y no tienen interés en defender a las víctimas. Además, alrededor del 25% de los padres no reacciona ni protege a las víctimas.
Observando los resultados por regiones, se evidenció que el 40.5 por ciento de los estudiantes de la costa recibieron apodos, en la sierra el 53.6 por ciento y en la selva el 70.7 por ciento.
De igual manera, el estudio detalla que el 65.9 por ciento de estudiantes agredidos verbalmente fueron hombres y el 53.6 por ciento fueron mujeres.
Al respecto, María Ramos, titular de la Dirección de Tutoría y Orientación Escolar (Ditoe), manifestó que poner apodos es una forma de ejercer maltrato psicológico porque, constantemente, se hostiga e insulta a los demás por los defectos físicos o personales que presentan.
Otro problema que ocurre es que los agredidos se vuelven personas depresivas e inseguras, con baja autoestima, especialmente en la secundaria, porque atraviesan la etapa de la adolescencia, dijo.
Sobre el comportamiento de los agresores, Ramos explicó que actúan así porque desde pequeños observaron cómo sus padres se agredían e insultaban, modelo que ellos repiten con sus círculos cercanos.
Comentó que los agresores también pudieron haber sido influenciados por programas televisivos en donde se ven estas conductas. "O quizá desde pequeños no se inculcó la empatía ni el respeto hacia el prójimo".
"En la escuela se debe formar una cultura de respeto al otro, de aprender a valorar al compañero y, sobre todo, entender que nadie tiene el derecho de maltratar, agredir ni excluir a los demás", indicó la funcionaria.
Por último, exhortó a los padres a instruir a sus hijos a base de valores, a fin de que toleren y no excluyan a aquellos menores que son diferentes o presenten alguna discapacidad.
BULLYING
El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar o, incluso, por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia (12-13 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
El acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar.
El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.
Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnóstico); es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin limitación de edad.
Objetivos y evolución de los casos de acoso escolar
El objetivo de la práctica del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter, aplanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir, y destruir a los demás que pueden presentar los acosadores como un patrón predominante de relación social con los demás.
En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros busca, mediante el método de «ensayo-error», obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de los que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros.
Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. Ello es debido a la falta de una autoridad exterior (por ejemplo, un profesor, un familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas, proyectando el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus iguales seguidores.
A menudo la violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente, materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el mecanismo del chivo expiatorio. Destruir al que no es seguidor, al que se resiste, al diferente, al que sobresale académicamente, al imbuido de férreos principios morales, etc.
Tipos de acoso escolar
Los profesores Iñaki Piñuel y Zabala y Araceli Oñate han descrito hasta 8 modalidades de acoso escolar, con la siguiente incidencia entre las víctimas.
1. Bloqueo social (29,3%)
2. Hostigamiento (20,9%)
3. Manipulación (19,9%)
4. Coacciones (17,4%)
5. Exclusión social (16,0%)
6. Intimidación (14,2%)
7. Agresiones (13,0%)
8. Amenazas (9,1%)
Bloqueo social
Agrupa las acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente a la víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y su marginación impuesta por estas conductas de bloqueo.
Son ejemplos las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues son indicadores que apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social de apoyos del niño.
Se incluye dentro de este grupo de acciones el meterse con la víctima para hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, llorica, etc. El hacer llorar al niño desencadena socialmente en su entorno un fenómeno de estigmatización secundaria conocido como mecanismo de chivo expiatorio. De todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.
Hostigamiento
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del niño. El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.
Manipulación social
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la imagen social del niño y "envenenar" a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente de la víctima. Se cargan las tintas contra todo cuanto hace o dice la víctima, o contra todo lo que no ha dicho ni ha hecho. No importa lo que haga, todo es utilizado y sirve para inducir el rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen social de la víctima acosada, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de manera involuntaria, percibiendo que el acosado merece el acoso que recibe, incurriendo en un mecanismo denominado "error básico de atribución".
Coacción
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total de su voluntad.
El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que fuerzan o tuercen esa voluntad
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