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Enviado por   •  23 de Diciembre de 2013  •  3.731 Palabras (15 Páginas)  •  197 Visitas

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El silencio, sombra protectora de los ‘paras’ en Barranquilla

Durante siete años los barranquilleros se creyeron una mentira que ahora, con el computador de ‘Jorge 40’ y las denuncias del cura Bernardo Hoyos sobre plata de las Auc en la campaña del alcalde Guillermo Hoenigsberg, se quedó sin piso: que la amenaza ‘para’ en la ciudad era un problema de zonas marginales y de activistas de izquierda.

Pocos recuerdan que el grupo criminal que realizó más de 500 asesinatos selectivos entre el 2000 y el 2005 y que se robó la plata de la salud apareció en el Atlántico a finales de los 90.

El mayor obstáculo que encontró en su camino no fueron, precisamente, las autoridades ni los líderes políticos y empresariales, sino la existencia de otro poder criminal que terminó como alimento de caimanes en Sitionuevo, al otro lado del río Magdalena.

Fue a mediados de 1999. Entre los lagartos de la finca Los Techos Rojos se perdió el rastro de Dino Meza, el jefe de una temible banda que, al decir de un policía de la época, “era la dueña de las calles de Barranquilla”.

Cuando llegaron los primeros hombres de ‘40’ se encontraron con que Meza ya había colonizado todos los sectores susceptibles de extorsión. Y ‘El Pollo’, el primer jefe paramilitar del que se oyó hablar en esa capital, lo llamó para que se uniera a las Auc .

“Él siempre se negó a someterse –dice un investigador de la Fiscalía–.

Recogía por seguridad y extorsiones más de 10 millones de pesos diarios y no iba a entregar así no más la gallina de los huevos de oro”.

Por eso nadie entendió que aceptara reunirse con ‘40’ al otro lado del río, ya en el departamento de Magdalena. Cargado de cadenas y anillos de oro, Dino Meza dejó a sus escoltas al otro lado del Puente Pumarejo y partió confiado a su cita con la muerte. Fue uno de los 16 asesinados y desmebrados de ese día en Los Techos Rojos.

Investigaciones, en nada Lo que siguió fue la aplicación de la misma fórmula criminal de los Meza, solo que multiplicado por 100, como cuenta un comerciante: “Primero atracaban las tiendas, hasta mataban sin razón, para crear la necesidad del servicio de seguridad. A los días pasaban pidiendo la cuota y el que se negaba tenía que irse”. Solo en el 2000 los tenderos asesinados fueron 26.

Los medios empezaron a informar, sin profundizar demasiado, sobre la escalada de violencia en la ciudad.

Entre los muertos por los que nadie se preocupó hubo 18 forasteros. Eran guerrilleros de las Farc que, según reportes de seguridad, tenían como misión un secuestro masivo en una reconocida discoteca. La gente de ‘40’ los cazó en tres días y sus cadáveres aparecieron con letreros de las Auc en la espalda.

Entonces empezó la persecución contra sindicalistas, profesores universitarios, estudiantes y líderes cívicos.

Pero la justicia, aparte de establecer que la mayoría de crímenes se usaron “motos tipo RX, un vehículo gris y armas 9 milímetros”, no hizo mucho.

“Revisados los procesos que adelanta la Fiscalía en Barranquilla por estos hechos, se observa que en su mayoría se ha proferido resolución inhibitoria o de suspensión, por cuanto no se ha logrado la identificación de los autores”, señala un informe entregado el año pasado al fiscal Mario Iguarán. No hubo reacción Ni Barranquilla ni el país reaccionaron frente a la embestida del ‘Bloque Norte’.

En el Congreso en el que Alonso Acosta Ossio fue presidente de la Cámara y el ex alcalde Hoyos fue senador no hubo grandes debates sobre la sangría que acabó con el mito de que Atlántico era un remanso de paz. Muchos se quedaron esperando que el grupo de Fuad Char hiciera más por defender a Soledad, un municipio que en las dos últimas décadas ha sido uno de sus principales feudos electorales.

Los Name y los Gerlein siguieron acrecentando sus imperios políticos y económicos casi sin fijarse en lo que estaba pasando. Y aunque había un proceso de paz con las Auc en marcha, desde Bogotá no se hizo nada para frenar a ‘40’.

Sí hubo solitarias y valientes voces en columnas de prensa y alertas de algunas autoridades, empezando por el gobernador Carlos Rodado. Pero no encontraron eco.

Desde Sabanagrande, donde hicieron masacres y tuvieron campamentos, los ‘paras’ se proyectaron por todo el departamento.

Mataron al alcalde de Santo Tomás porque no quiso prestarse para un desfalco de 2 mil millones de pesos con pensiones y asesinaron en el 2003 a José Castillo, el candidato más opcionado a la alcaldía de Soledad.

La viuda, Rosa Estela Ibáñez, fue elegida con los votos del muerto, pero terminó sometida por los asesinos de su marido e involucrada en uno de los peores escándalos de corrupción de los últimos años (ver notas anexas).

En Barranquilla empezó a decirse que la coca de los ‘paras’ se movía libremente por la ciudad. De hecho, el retiro de cinco oficiales de alto rango de la Policía Atlántico en los últimos tres años y la detención de 20 miembros de la institución están relacionados con escándalos como la devolución de tres toneladas de cocaína que habían sido descubiertas en un retén.

Y por la información del computador y la versión de un ex ‘para’ que hoy es testigo protegido por la Fiscalía, se sabe que miembros del DAS y un mayor y varios soldados del Gaula del Ejército estaban con ‘40’.

Para ese momento, ya era un hecho que las autodefensas eran las dueñas de la violencia en una ciudad en la que, supuestamente, no habrían tenido razón de existir, porque nunca hubo presencia guerrillera importante.

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Ahora, las denuncias del cura Hoyos contra Hoenigsberg, de la que él mismo fue abanderado, podrían arrojar nuevas luces sobre cómo las autodefensas le apuntaron al poder en la cuarta capital del país.

Un muerto tenía la clave Un muerto aparece como actor de primera línea en ese proceso. Eduardo Losada Manotas, según lo que le dijo el cura Hoyos a la Fiscalía, habría recibido 2.500 millones de pesos de ‘40’ para la campaña de Hoenigsberg. Él fue el fundador de Métodos y Sistemas, la empresa que acaba de intentar, con una tutela, acallar los informes de El Heraldo y la ONG Protransparencia sobre el escándalo de la ‘parapolítica’.

Hoyos dice que el propio Losada le habló de esa operación y que el jefe ‘para’ se la confirmó en una reunión que tuvieron en Santa Fe de Ralito, a donde fue para averiguar por unas amenazas en su contra.

Meses antes de la pelea del cura con su antiguo protegido, el rumor ya corría en círculos cercanos

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