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ANÁLISIS DE LOS CONTENIDOS Y PREMISAS QUE FUNDAMENTAN LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA

victoremilio88Ensayo11 de Noviembre de 2015

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REPÚBLICA DE ARGENTINA

UNIVERSIDAD DE  PALERMO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

DOCTORADO EN EDUCACIÓN SUPERIOR

MÓDULO: TECNOLOGÍA EDUCATIVA

TEMA:

ANÁLISIS DE LOS CONTENIDOS Y PREMISAS QUE FUNDAMENTAN LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA

PROFESOR: DRA. SILVINA CASABLANCAS

ALUMNO: VÍCTOR VILLAVICENCIO

Buenos Aires, Julio 2015

  1. ¿Explicar los vínculos existentes entre los tres componentes que configuran la realidad actual: Sociedad, tecnología y educación?

Según Rodríguez Acevedo (1998), “tal vez uno de los fenómenos más relevantes del mundo contemporáneo es el inusitado valor que ha adquirido el saber, como condición indispensable para el desarrollo de los pueblos” (p. 107). De acuerdo a Toffler, A y Toffler, H (1994), vivimos en una sociedad del conocimiento, caracterizada porque la base de la producción son: los datos, las imágenes, los símbolos, la ideología, los valores, la cultura, la ciencia y la tecnología. Los elementos más indispensables e insustituibles en las organizaciones, no es la infraestructura, las máquinas o los equipos, sino las habilidades, capacidades y competencias de los individuos para adquirir, crear, distribuir y aplicar creativa, crítica y responsablemente los conocimientos, en un contexto donde la vertiginosidad de la ciencia, tecnología e innovación los hace raudamente obsoletos.

Dentro de este escenario es pertinente vincular la tecnología con el desarrollo social, tema que está presente en forma prioritaria en las agendas de los países, por el surgimiento de los campos de: la informática, la biotecnología y la tecnología, que están cambiando los estilos y la visión del mundo. Por consiguiente, los sistemas educativos son los corresponsables de la perspectiva de la tecnología, para que no se desvirtúe su objetivo primordial, que es contribuir a la búsqueda de soluciones y a las demandas de la sociedad, tratando de mejorar su calidad de vida. Propósito que no siempre es alcanzado debido a las relaciones de poder presentes en la sociedad, que han transformado a la tecnología en la principal herramienta para alcanzar la hegemonía económica y política. Que de acuerdo a Carlota Pérez (1986), “ofrecen múltiples evidencias de las transformaciones del paradigma tecno-económico instalado. Pero esa realidad y tendencias no sólo se vinculan al mercado, también incluyen a las políticas públicas” (como se cita en Cimadevilla, 2009, p. 70).

De acuerdo a Gay (2008), “dadas las características sociales de la tecnología, su enfoque desde el campo de la educación no debe ser solamente técnico, sino también socio-humanístico, y abarcar todos los niveles educativos (primario, secundario, terciario y universitario), buscando desarrollar una cultura tecnológica” (p. 47). Este aspecto, es de suma importancia ya que abarca: los cambios, las representaciones, los valores y el comportamiento del ser humano reflejado a hacia los demás, en la interacción y la comunicación a través de la tecnología.

Pese a esta influencia,  la brecha digital no ha disminuido debido a factores esenciales como el acceso y la conectividad, que no llega a todos los estratos sociales y espacios geográficos de los países. Bajo este argumento se ha caracterizado a la población, de acuerdo a Cabello (2008),  en términos de  “inforricos e infopobres” (como se cita en Cimadevilla, 2009, p.70). De igual forma, no hay que desestimar la importancia de la influencia cultural en la brecha especialmente en el uso de la tecnología en actividades familiares, productivas y sociales de las personas, que son muy disimiles y acordes a su medio de desarrollo. Lo que determina, según CEPAL (2007), que: “la brecha digital es, en esencia, un subproducto de brechas socioeconómicas preexistentes” (como se cita en Cimadevilla, 2009, p. 71).

Esta realidad, es reforzada por el argumento de Jesús Martín Barbero que: “La sociedad de la información no es sólo aquella en la que la materia prima más costosa es el conocimiento sino también aquella en la que el desarrollo económico, social y político, se hallan estrechamente ligados a la innovación que es el nuevo nombre de la creatividad sociocultural” (citada por Cimadevilla, 2009, p. 72). Lo errado, es estimar que la tecnología proporcionará la receta para la solución de todos los problemas en los diferentes ámbitos sociales y culturales, caracterizados por Cimadevilla (2009) como “tecnofilia” o lo contrario que su incorporación radicalizará las asimetrías y las desigualdades sociales, definido por el mismo autor como “tecnofobia”. Estos dos polos han originado la existencia de un dualismo digital, que según Cimadevilla (2009), “contrasta enfática y optimistamente otros contornos de nuestros escenarios como los que nos develan los vinculados a los ámbitos de la marginalidad en general” (p. 73).

Estos contextos, obstaculizan el desarrollo tecnológico, debido a la frágil apropiación en las infraestructuras, en el consumo, en las habilidades cualificables  y en el uso de los dispositivos y las herramientas por parte de los individuos, generando resistencia, según Cimadevilla (2009), carencias al sentido, a la significación y a la identificación con los equipos digitales,  pese a la influencia de la sociedad para ingresar al mundo digital. Esta fuerte tendencia, ha implicado la presencia de falsedades que se han transformado en políticas ajenas al bienestar en general de la sociedad, que Cimadevilla (2009), las describe como “falacias”, que inciden directamente en el dictamen de políticas y sobre todo de la responsabilidad del Estado y de las empresas,  limitando su uso, empleo, acceso, resolución de problemas y la comunicación entre los individuos. Es decir, instaurando según Néstor García Canclini (2004), “una sociedad de conectados y desconectados, de diferentes y desiguales que quedan al margen de la tecnodigitalización” (como se cita en Cimadevilla, 2009, p. 75). Por otra parte, es importante realzar el sustancial aporte social, cultural, legal, económico, educativo, de desarrollo y de seguridad que ha ofrecido la tecnología durante su desarrollo y posicionamiento en la sociedad.

En este sentido, el dinamismo de las tecnologías digitales ha transformado el contexto de los sistemas educativos, generando nuevos desafíos que demandan según Sancho y Gorospe (2010), “innovaciones en la manera de enseñar, en el contenido del aprendizaje, en las formas de relacionarse con el conocimiento y en el tipo de ciudadano al que han de contribuir a formar” (p. 17).  Esta incorporación en las aulas ha permitido generar nuevas formas de acceder, generar, transmitir información y conocimientos, a la vez que permite flexibilizar el tiempo y el espacio en el que se desarrolla la práctica educativa y la innovación en el uso de estrategias y metodologías de aprendizaje para lograr una enseñanza activa, participativa y constructiva.

En contraste a los cambios descritos ut supra, todavía existe dificultad en transformar los procesos de enseñanza y aprendizaje con la introducción de la tecnología, impidiendo  según Sancho y Gorospe (2010), “ser configuradas como herramientas cotidianas de trabajo escolar” (p. 18). La importancia de disponer políticas sustentables y sostenibles de fortalecimiento tecnológico en los sistemas de educación, permitirían según Sancho y Gorospe (2010), cambios en la infraestructura, la gestión y la administración de las instituciones, pero que estos procesos muchas veces son contrarrestados con la ausencia de innovación y mejora en las metodologías docentes y prácticas en el aula, debido a la presencia de procesos de modernización conservadora y no tecnológicos, llevados a cabo por los actores educativos. Pero esta realidad no es responsabilidad exclusiva de los docentes, los responsables del dictamen de políticas educativas han condicionado la finalidad y los procesos de formación docente que según Sancho y Gorospe (2010), han definido la  identidad y subjetividad pedagógica, sus creencias educativas, sus expectativas y su repertorio de habilidades docentes.

En conclusión, de acuerdo a De Pablos Pons (2009), “los cambios tecnológicos han sido la causa de modificaciones fundamentales en la gestión del conocimiento, en las nuevas formas de organización social y en la propia cognición humana” (p. 33). Sumando a lo anterior, la tecnología otorga múltiples oportunidades y beneficios, favorece las relaciones sociales, el aprendizaje cooperativo, el desarrollo de nuevas habilidades, nuevas formas de construcción del conocimiento, desarrollo de las capacidades de creatividad, comunicación y razonamiento y garantiza un efectivo canal de comunicación entre los miembros de la sociedad. Por lo tanto, según De Pablos Pons (2009), la transformación de la tecnología en un medio útil y aplicable para la sociedad en general, es un proceso que tiene que llevarse a cabo tanto en el plano social e institucional y en lo personal, buscando y encontrando esa utilidad real que puede aportar como valor añadido. Y el contexto que facilita esta metamorfosis está subrogado a los sistemas educativos en todos sus niveles, pero siempre y cuando estén integrados a programas bien fundamentados que permita su aplicación pedagógica y didáctica, afianzando su sentido social.  

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