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APIBD PREESCOLAR


Enviado por   •  6 de Marzo de 2015  •  2.418 Palabras (10 Páginas)  •  199 Visitas

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ACTIVIDADES PARA INICIAR BIEN EL DÍA

Educación preescolar

Las actividades que integran esta propuesta tienen como finalidad propiciar en los niños la práctica del lenguaje oral y de la lectura, el pensamiento matemático y su participación en actos de escritura. Se trata de actividades que se realizan en un máximo de 20 minutos al inicio de la jornada diaria; se pueden alternar día con día, o bien, dejar una actividad durante varios días, mientras el interés de los alumnos se mantenga. Hay que evitar que las actividades se hagan de manera monótona y rutinaria.

El acceso de los niños a los libros de la biblioteca de aula y de la biblioteca escolar es una condición necesaria para propiciar el interés y gusto por la lectura.

Es recomendable que los textos que la educadora escribe (un poema, una canción, una rima) como parte de las actividades aquí propuestas, queden a la vista de los niños y que los utilice en otros momentos, al trabajar con lenguaje escrito

Escuchamos la lectura de…

La educadora lee en voz alta a los niños: un relato de ficción, una leyenda, un poema, un cuento, una fábula, un libro de la Biblioteca de Aula.

¿Qué se requiere?

Prever qué texto se va a leer y practicar la forma en que se leerá a los niños.

¿Cómo se hace?

Crear un ambiente propicio para que los niños escuchen, leer con gusto (pero con naturalidad) y con entonación apropiada al texto del cual se trata.

Si es un texto amplio, se puede leer por episodios (en distintos días), lo cual mantiene a los niños interesados en la lectura.

Mientras se lee, no interrumpir la lectura, porque los niños pueden perder la atención. Si ellos preguntan o comentan algo durante la lectura, se les puede indicar con alguna señal que al terminar, podrán atenderse esos comentarios.

¿Qué se logra?

Los niños imaginan mientras escuchan, están atentos, disfrutan al escuchar a alguien cuando lee, mejoran su habilidad de comprensión. Enriquecen su lenguaje y “viajan” a mundos desconocidos.

Aprenden que la lectura es una actividad que se comparte y se disfruta.

Nos deleitamos con las palabras.

La educadora dice un trabalenguas, una adivinanza, un poema o una retahíla, los niños la repiten y la aprenden.

¿Qué se requiere?

Disponer de un acervo de trabalenguas, retahílas, adivinanzas, poemas, que pueden aportar los padres de familia y la educadora puede integrar así un fichero.

¿Cómo se hace?

Puede pedírsele a una niña o un niño que diga el trabalenguas, retahíla o adivinanza. La participación debe ser voluntaria, pero la educadora animará a participar, a quienes se muestran más inhibidos.

Tratándose de un poema, es importante que los niños capten el sentido del poema, que digan qué creen que se dice en él; si tiene título, por qué creen que se llame así, etcétera.

¿Qué se logra?

Los niños adquieren confianza y seguridad para expresarse. En la medida en que juegan con las palabras –en trabalenguas y retahílas– van tomando conciencia del lenguaje y los sonidos, de los fonemas que forman las palabras habladas, distinguen significados. Al decir y aprender poemas comienzan a familiarizarse con el lenguaje metafórico.

Armamos rompecabezas.

Los alumnos arman rompecabezas clásicos, modelos con el tangram y con cuadros bicolores.

¿Qué se requiere?

Disponer de material suficiente para cada niño, así como con rompecabezas con distinto número de piezas y diferentes imágenes.

¿Cómo se hace?

Es importante que los niños armen rompecabezas de manera individual. Con el tangram se pueden proponer distintos retos a los niños, como mostrarles un modelo (un barco, un conejo, una casa, una flecha) y que ellos lo reproduzcan.

Con los cuadrados bicolores se les pueden mostrar ciertos patrones para que ellos los continúen.

¿Qué se logra?

Al trabajar con distintos tipos de rompecabezas los niños desarrollan su percepción geométrica: establecen relaciones entre las características de las piezas (partes) y la imagen que se logra formar con ellas (el todo). Van comprendiendo cómo se va formando cierta imagen o modelo en la medida en que se combinan (se hacen embonar) las piezas.

En el caso del tangram, el hecho de hacer coincidir los lados de las piezas, hace a los niños entender, por ejemplo, que dos triángulos forman un cuadrado o un romboide.

Escuchamos y decimos lo que pensamos

La educadora propone a los niños escuchar en la radio una canción, una noticia o un comercial, lo escuchan todos y conversan acerca de lo que escucharon.

¿Qué se requiere?

Disponer de un radio o bien, grabar en audio lo que se propondrá a los niños escuchar y comentar (canción, noticia o comercial)

¿Cómo se hace?

Pedir a los niños que escuchen con atención, para que después comenten sobre ello. Trabajar con un elemento en cada ocasión (canción, noticia o comercial).

Si se trata de una canción, hacer que los niños comenten sobre lo que se dice en ella, qué imaginan al escucharla, qué sienten, etcétera.

Si es un comercial, qué es lo que anuncia, si la voz es de hombre, mujer, niña o niño, qué sonidos identifica, qué imaginan mientras escuchan.

Si es una noticia, de qué se trata, dónde ocurrió y cuándo…

¿Qué se logra?

Desarrollar la escucha y la comprensión. Que los niños organicen sus ideas y las expresen, incorporen nuevas palabras a su vocabulario, que comprendan que hay diferentes medios de comunicación.

Conocemos y conversamos

La educadora lee un relato de la vida real, un libro o artículo de revista –informativo o descriptivo–, una noticia de periódico y conversan en grupo sobre lo que leyeron.

¿Qué se requiere?

Utilizar la biblioteca de aula o escuela y formar un acervo de periódicos y revistas con temas de interés.

¿Cómo se hace?

Seleccionar textos que interesen, sorprendan, diviertan, amplíen el conocimiento de los niños. Los tópicos pueden ser diversos, referidos a la vida en la comunidad o en otros lugares, a la vida de los animales, sucesos actuales. Por ejemplo ¿Cómo se vive en…? ¿Cómo producen miel las abejas?, ¿Qué es un tocadiscos?, ¿Cómo funciona un teléfono?, ¿Qué es la hibernación?

Mostar a los niños la fuente o el portador (revista, libro periódico) de la cual leerá para ellos. Después de leer la nota o artículo, permitirles que exploren y comenten libremente.

Explicar qué tipo de información contiene esa fuente.

¿Qué se logra?

Los niños aprenden a identificar qué tipo de información pueden encontrar en los distintos portadores de texto, en la medida en que participan en experiencias reales de uso. En este caso, a través de la lectura de su educadora.

Escribimos y leemos

Los niños dictan a la educadora un trabalenguas canción, rima, o un poema, la educadora lo escribe y juntos lo leen.

¿Qué se requiere?

Prever cuál será el trabalenguas, la canción, rima o poema que los niños dictarán a la maestra (lo deseable es que ellos lo sepan y lo practiquen, con la idea de que le dictarán a su maestra).

¿Cómo se hace?

La educadora pide a los niños que le dicten (el trabalenguas, canción, rima o poema) para que ella escriba (en una hoja grande que quede a la vista de los niños). Da la distribución necesaria al texto. Los niños se percatarán de que deben dictar de manera pausada, dando oportunidad a que quien escribe, capte todas las ideas y las registre.

Al terminar, juntos leen el texto escrito por la educadora. Ella va señalando el texto mientras todos leen.

¿Qué se logra?

Participar en actos de escritura son experiencias importantes para comprender el carácter permanente de la escritura y la relación de lo que se dice con lo que se escribe.

Los niños se percatarán de que sus ideas quedan registradas a través de la escritura y que después se pueden leer cuantas veces quieran. Se van dando cuenta de que la extensión y organización de un texto, varía de acuerdo con su propósito (es distinto en un poema o canción que en una noticia periodística).

Contamos

La educadora propone juegos con el dominó o una baraja y los niños cuentan para responder las preguntas de la maestra y saber quién gana.

¿Qué se requiere?

Garantizar que exista el material suficiente para realizar esta actividad. En el caso de baraja, dejar sólo las cartas con números del 1 al 10.

¿Cómo se hace?

Organizar equipos pequeños y recorrer éstos para proporcionar el apoyo que requieran.

Con el dominó. En parejas:

• Solicitar a los niños que cada uno tome 2 fichas, las observen y digan quién tiene más puntos. Intercambiar una de las fichas y decir quién tiene más puntos ahora. Uno de los niños entrega a su compañero la ficha que tiene menos puntos. ¿Quién tiene más puntos ahora?

• De todas las fichas del dominó. ¿Cuál es la que tiene más puntos?, ¿cuál es la que menos tiene?

• ¿En qué fichas se pueden encontrar igual número de puntos?

Con la baraja. En parejas:

• Un juego de cartas para cada pareja. Las cartas se colocan boca abajo en 2 filas, una delante de cada niño. A la indicación de la educadora, todos levantan una. La comparan con la de su compañero y el que tiene más puntos se queda con ella, la otra carta se pone hasta abajo de la fila. Cuando las cartas sean iguales, ambos niños se quedan con la carta que sacaron. Al final cada niño cuenta las cartas que obtuvo, el ganador es quien tiene más cartas.

• Con la baraja, ordenarlas de menor a mayor, según el número.

¿Qué se logra?

Al contar, los niños avanzan en el conocimiento de la serie numérica, aprenden, por ejemplo, que el número de elementos de una colección no varía aunque se cuente en distinto orden, o que el último número que se nombra corresponde al total de elementos de una colección.

Se logran las relaciones aditivas (el 6 puede formarse con el 1 y el 5; el 2 y el 4; el 3 y el

Leemos poesía y canciones

Los niños leen al grupo un poema o la letra de una canción.

¿Qué se requiere?

Haber leído previamente el poema o canción que algún niño o niña leerá. Que haya libros de poesía en la biblioteca de aula y de escuela, y que los niños los utilicen. De preferencia, que el poema o canción sea leído por el niño en el libro (no en fotocopia).

¿Cómo se hace?

Los niños leen al grupo un poema o una canción que ya se saben porque la han leído con su maestra.

Procurar que todos los niños tengan oportunidad de participar, especialmente quienes se muestran más inhibidos; animarlos para que lean.

¿Qué se logra?

Aunque los niños no sepan leer convencionalmente, el hecho de asumir la actitud de un lector (diciendo lo que ya memorizaron y seguir el texto (aunque sea simulando) de izquierda a derecha, los hace sentir confianza y establecer relaciones entre lo que van diciendo y lo que ven escrito. Van descubriendo la relación entre lo que se dice con lo que se escribe, por ejemplo al descubrir regularidades en las palabras que comienzan con la misma letra o que terminan igual. Éstas son prácticas de lectura.

Resolvemos problemas

La educadora plantea un problema y los niños lo resuelven usando procedimientos propios.

¿Qué se requiere?

Poner a disposición de los niños hojas de papel, lápiz, objetos que les sirvan para contar.

¿Cómo se hace?

La educadora elige problemas en los que los niños tengan que agregar, reunir, quitar, igualar comparar o repartir objetos. Algunos ejemplos de este tipo de problemas y relaciones que implican se señalan a continuación:

Problema Relación que implica

Diego tenía 3 paletas, su tía lo llevó a la tienda y le compró 5 más ¿Cuántas paletas tiene Diego ahora? Agregar

Sara tiene 3 pelotas azules y Sandra tiene 5 rojas. ¿Cuántas pelotas tienen entre las dos? Reunir

Había 8 focas jugando, 3 se fueron a nadar. ¿Cuántas focas se quedaron jugando? Quitar

Luisa tiene 3 cochecitos y Saúl tiene 8. ¿Cuántos cochecitos necesita Luisa para tener la misma cantidad de cochecitos que Saúl? Igualar

César tiene 3 estampas y Juan tiene 8. ¿Cuántas estampas más tiene Juan que César? Comparar

Susi tiene 9 dulces y los va a repartir entre sus 3 amigos. A todos les quiere dar la misma cantidad de dulces. ¿Cuántos dulces le tocan a cada quien? Repartir

Plantear el problema y cerciorarse de que los niños lo comprendan. Si los niños dicen no haber entendido o piden que se repita el problema, plantearlo de nuevo, pero completo, para que hagan el esfuerzo por retener la información.

Dejarlos que busquen maneras de resolver, ayudarles a comprender el problema, pero no decirles cómo resolverlo. La educadora puede apoyar a los niños para comprender el problema, pero evita guiar la solución.

¿Qué se logra? Los niños ponen en juego lo que conocen acerca de los números y los principios de conteo, se esfuerzan por comprender lo que el problema pide y en relación con ello realizan acciones en busca de la solución. Razonan, representan, van comprendiendo las diversas relaciones implicadas en el problema (agregar, reunir, quitar, repartir).

Leemos imágenes.

La educadora presenta a los niños imágenes diversas y les invita a conversar sobre lo que ven.

¿Qué se requiere?

Contar con un acervo de litografías, fotografías, murales, dibujos o láminas que puedan apreciar todos los niños a la vez.

¿Cómo se hace?

Crear un ambiente relajado, puede incluir música clásica de fondo, para que los niños puedan observar la imagen y conversar.

Las siguientes preguntas pueden servir como guía para que los niños empiecen a expresar lo que ven.

 ¿Qué ven en la imagen?

 Si son personas ¿Quién(es) son?

 Si son personas o animales ¿Qué hace(n)?

 ¿Dónde está(n)?

 ¿Es de noche o de día? ¿cómo lo saben?

 ¿Cuántos colores hay?

 ¿Qué les llama más la atención?

 ¿Qué nombre le pondrían?

 ¿Qué sienten al mirar esta obra o imagen?

La educadora planteará las preguntas pertinentes a la obra o imagen que se observará y describirá.

¿Qué se logra?

Este tipo de actividades ayuda a los niños a observar cada vez mejor, y a describir lo que ven y lo que sienten. A la vez que se desarrolla la expresión oral, se desarrolla también la sensibilidad y la imaginación.

Pensemos cómo ganar

La educadora invita a los niños a jugar Gato, les explica la dinámica y les ayuda a resolver sus dudas.

¿Qué se requiere?

Garantizar un juego por pareja.

También puede realizarse dibujando la imagen en una hoja de papel para que los niños tracen los círculos y las equis.

¿Cómo se hace?

En parejas, deben elegir quién es el gato y quién el ratón. Por turnos, van colocando en las casillas del tablero las figuras que seleccionaron o las escriben sobre el papel. Gana el juego el primer jugador que logra formar una línea continua, en dirección vertical, horizontal o diagonal.

¿Qué se logra?

Este juego motiva al niño a planear una estrategia que lo lleve a formar una línea con sus figuras o a evitar que el jugador contrario lo haga. Aunque el juego es aparentemente simple, propicia que el niño se dé cuenta de que presenta muchas variaciones y de que es difícil ganar si acomoda las figuras de forma azarosa, sin pensar antes en las ventajas y desventajas de cada jugada.

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