Aborto en Chile

radicionalmente, el nacimiento de un ser humano, o el aviso de este suceso, es motivo de una alegría, de una celebración, de una “bendición”. Sin embargo, ¿Qué pasa con esas miles de mujeres, que al saber que darán a la luz dentro de unos meses, viven la angustia más grande de sus vidas? Un tema tabú, para políticos, conservadores, católicos, pro-vidas y un montón de gente, quizás, que considera al aborto, como un asesinato. En Chile hoy, el aborto está penalizado, sea en cualquiera de sus formatos, incluso si se trata de un feto

anancefálico, aunque la madre tenga VIH o aunque se trate de una niña de 12 años, y de una manera inhumana se pone en riesgo la vida de esa madre, y no solo su vida, también, su salud mental. Lo que conlleva a que se lleven a cabo abortos completamente ilegales y poco higiénicos, con altísimos índices de muertes por hemorragias y desangramientos, y descarados precios, y también por supuesto, a las que no se atreven o no tienen el suficiente dinero, se les obliga sistemáticamente, a llevar a cabo ese embarazo no deseado. Y es entonces aquí donde surge mi duda, hacia los políticos, los conservadores, la religión y los pro-vida. Si todos ellos se preocupan de que la VIDA se lleve a cabo, ¿Quién de ellos entonces, se preocupa de la CALIDAD de vida de ese feto?, esa madre que dará a luz, ¿Sólo con parir esta saldada?, si es ella la que tendrá ese hijo/a y por lo tanto será la responsable de este mientras este exista y para el resto de su vida, ¿No es ella misma quien tiene que decidir y plantearse si se encuentra en las condiciones más óptimas para hacerse cargo de una responsabilidad como la de ser madre de un nuevo ser? Es aquí cuando entonces, se pasa por encima de la autonomía e integridad de la mujer y son otros los que toman decisiones por ella, es más, una decisión tan importante como la de dar un hijo. ¿Por qué el ser madre o el no tener más hijos o simplemente no tenerlo en ese momento, no son decisiones igualmente respetadas? Si en todos se trata de un plan de vida. Desgraciadamente, no puedo dejar de hacer la unión entre embarazos no deseados y una infinidad de personajes públicos, conocidos como personas en riesgo social o consideradas un peligro público, como me trae a la memoria el gran personaje el “Cisarro”, un niño, que tan solo a los 12 años, ya delinqueaba junto a su pandilla, y así lo ah hecho hasta hoy, a los 15 años, que hace poco se supo de uno más de sus delitos que de seguro los seguirá cometiendo, porque no debe poseer ninguna otra forma de vida, ni el sistema le otorga otro. Al ver las noticias, junto a la familia, o sentada sola en el living, es inevitable no preguntarse, ¿Y la madre de ese niño?, y que pasa si la respuesta es, y lo más seguro que la sea, es que es alcohólica o drogadicta, es pobre, jamás quiso tener un hijo, de seguro ella no planeó tenerlo, y ese hijo, no nació siquiera de una pareja establecida, sino mas bien, de placer. ¿Es eso lo que castiga la iglesia católica y los conservadores?, ¿El tener un hijo de placer, y no de planificación?, en pleno siglo XXI se sigue castigando un suceso que hoy es tan común, ¿Cuántas vidas mas habrá que echar a perder?, ¿Cuántos cisarros más se necesitan en las calles de la ciudad, cuantos “lanzas” en estación central, cuántas mujeres pidiendo una moneda a las afueras de los bancos con más de un hijo en los brazos, cuántos adolescentes aburridos de la pésima vida de sus casas, viviendo en las caletas del rio Mapocho, acudiendo a robos y asaltos para sobrevivir y tener un pan?, sin querer exagerar, lamentablemente, no deja de ser cierto lo que acabo de relatar. Pero a veces pienso y luego concluyo, que el aborto en sí no deja de ser una acto tan violento y tan perturbador para una mujer, por qué llegar a él entonces, por qué ningún gobierno, ningún presidente, ningún legislador, a puesto en mesa un tema tan importante

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