Agentes O Actores Educativos
chiquitaz2722 de Febrero de 2013
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INTRODUCCIÓN
Ante la cambiante sociedad actual, las necesidades de formación de los ciudadanos se prolongan más allá de los primeros estudios y se extienden a lo largo de toda su vida. La formación continua resulta cada vez más imprescindible, El propio sujeto es el principal actor y responsable de su propia educación. Todos somos actores educativos, no somos sujetos, participamos activamente en el proceso porque la educación se construye no se transmite.
Existen actores que facilitan, ayudan al descubrimiento y sirven de interlocución para el propio desarrollo de cada persona. Estos actores son las familias, sobre todo en los primeros años; posteriormente los educadores que asumen este servicio como una profesión de altísima responsabilidad, por cuanto se trata del desarrollo de las potencialidades de niños, adolescentes y jóvenes; también son actores las comunidades y los medios de comunicación social, y la sociedad en general, ya que en ella es que nos desarrollamos y desenvolvemos con los valores y actitudes que nos deja cada uno de los agentes educativos.
AGENTES O ACTORES EDUCATIVOS
El propósito fundamental de toda educación es ayudar a cada ser humano a hacerse persona y miembro de una sociedad, es decir, a humanizarse y socializarse. Esto implica la participación de diferentes actores. Hay sectores de la comunidad venezolana que asumen conscientemente la tarea educativa, pero, al mismo tiempo, una importante parte de la población reduce la responsabilidad educativa al ámbito escolar y la limita, a menudo, a la dimensión académica.
LA RELIGIÓN
La Iglesia en Venezuela ha dedicado una atención prioritaria a la acción educativa, tanto a través de las comunidades cristianas y parroquias, como de instituciones y personas dedicadas a esta labor: sacerdotes diocesanos, laicos educadores, congregaciones religiosas, movimientos apostólicos, asociaciones. Es obligatorio hacer un reconocimiento a tantas mujeres y hombres que han entregado sus vidas siguiendo su vocación de educadores.
Una expresión concreta de este interés son los numerosos centros educativos tales como escuelas, centros y grupos juveniles, de capacitación, grupos de catequesis, movimientos juveniles y de educación popular, llama la atención el esfuerzo realizado para obtener calidad educativa y llevarla, también, a los ambientes menos favorecidos. Sin embargo, el peso cuantitativo de la presencia de la Iglesia en este campo es limitado; los nexos de relación entre las instituciones de Iglesia son débiles y, en algunos casos, no se dan, lo que limita su capacidad de proyección e influjo. Entre las numerosas instituciones de Iglesia, que se definen como católicas, es necesario destacar la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC), que agrupa diferentes instituciones y colegios asociados; organizaciones para la capacitación laboral bajo la administración de la Conferencia Episcopal, el Instituto Venezolano de Capacitación Profesional de la Iglesia (INVECAPI), y la Asociación de Promoción de la Educación Popular (APEP) o dependientes de diversas instituciones de Iglesia, congregaciones, parroquias, fundaciones, asociaciones de laicos, particulares entre otros;
la Iglesia se ha preocupado de la orientación general de la educación y de las políticas educativas en el país y se ha hecho presente, expresando y defendiendo sus convicciones y principios, en aquellas circunstancias en que han estado sobre el tapete temas importantes, tales como la Constitución Nacional, la Ley Orgánica de Educación, el Proyecto Educativo Nacional, y la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente (LOPNA).
LA FAMILIA
Es muy variada en nuestro ambiente la conciencia que se tiene acerca de la misión fundamental de la familia, como primera y principal educadora de los hijos, y de la incidencia de sus aportes en el desarrollo de la personalidad de los mismos, ya desde la gestación y de los primeros años de vida. Encontramos numerosas familias que asumen esa misión con gran responsabilidad: se preocupan por la salud física y emotiva de los hijos, por sus estudios, por inculcarles valores, por el mundo de relaciones que van estableciendo, por su formación religiosa, pero hay otras muchas que tienen poca sensibilidad en este sentido o se sienten incapaces de asumirla.
Son muchas las razones por las que las familias no asumen su responsabilidad educadora: no cuentan con las condiciones mínimas que les permitan crear un ambiente propicio; no pueden ofrecer, o no ofrecen de hecho, la dedicación indispensable para promover en sus hijos un crecimiento armónico e integral; encuentran dificultades para entablar una relación positiva. Unos por apatía, otros por indiferencia y, por la falta de formación de los padres para cumplir su rol, dejan la orientación de los hijos casi exclusivamente en manos de la escuela, de los medios de comunicación masiva y de la calle.
La necesaria relación entre las familias y los diferentes centros con los que comparten la misión de educación es, en general, deficiente y superficial, aunque se den ejemplos satisfactorios de colaboración y complemento. La Familia es la primera educadora y primera responsable de la educación de los hijos. Ello implica el derecho irrenunciable a elegir el tipo de plantel educativo y de educación de acuerdo a sus convicciones y valores.
Es responsabilidad de la familia la educación de los hijos en lo siguiente:
La formación de valores, principios, creencias, actitudes, normas y hábitos en los hijos, en espacios de respeto, amor, autonomía, reflexión, participación, independencia y aceptación.
La educación religiosa de sus hijos e hijas de acuerdo a sus convicciones, el cultivo de la conciencia moral y del ejercicio de la libertad.
El procurar, para los hijos, los medios sociales educativos y de uso del tiempo libre más acordes con los principios anteriores.
El seguimiento de los aprendizajes sociales que realizan los hijos, en creencias, principios y valores morales, actitudes familiares, actitudes sociales y hábitos.
LA SOCIEDAD
Existen en la sociedad otros actores que tienen gran influjo en la orientación y resultado de la educación aunque no estén dedicados formalmente a ella. Se da, en algunos, cierta conciencia de este poder y responsabilidad, pero es evidente que muchos otros no tienen en cuenta esta dimensión de sus actuaciones, o conscientemente anteponen sus intereses particulares, proponiendo pautas y modelos de conducta reñidos con un auténtico desarrollo de las personas. El impacto de estos actores incide cada vez más sobre amplios sectores de la población, con toda la carga de beneficios y peligros que puede suponer.
Entre estos actores destacan los medios de comunicación social y las nuevas tecnologías que, por su fuerte incidencia en la determinación de aspiraciones constituyen una inmensa posibilidad educativa. Es frecuente escuchar quejas sobre la escasa conciencia de muchos medios acerca de su responsabilidad en este campo. La subordinación de los medios a las exigencias de una publicidad, que para promover el consumo, utiliza el sexo y la violencia, desvirtúa el carácter educativo y de servicio social de los mismos.
Es importante resaltar el influjo educativo que aporta lo que podríamos denominar “la calle”, ese conjunto de interacciones del que forman parte los amigos, los modelos o ídolos de moda, los espacios reservados a niños, adolescentes y jóvenes, las diversiones y las formas de pasar el rato, así como los valores transmitidos vivencialmente por los adultos
La fuerza de todos estos actores, y su orientación está tan lejos de garantizar un influjo educativo positivo, que se ha generado un cierto sentido de impotencia en muchas familias, escuelas, y en otros centros educativos.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL.
Son instrumentos esenciales del proceso educativo y, por tanto, deben apoyar con su programación las políticas orientadas a formar personas autónomas y ciudadanos responsables y solidarios, cumplir funciones informativas y formativas, conceder espacios para desarrollar programas educativos, contribuir al desarrollo de valores y convivencia humana, dar una mayor participación al ciudadano e involucrarse más de lleno en el proceso educativo como tal. Además, los Medios deben aplicar un código de ética respecto a expresiones y contenidos de violencia, discriminador o atentatorio a la dignidad de la persona y ser muy cuidadosos en el uso del idioma.
LAS COMUNIDADES
En primer término nos referiremos a las Comunidades Educativas de los planteles que deben estar conformadas por todos los padres, representantes, estudiantes, educadores, administrativos y obreros de la institución, sin inferencias de personas ajenas u otras organizaciones comunitarias, salvo las vinculadas con el proyecto educativo del plantel y que, en todo caso, deben participar en pro de la integración y colaboración de los diversos actores de la comunidad educativa en sí, respetando las autonomías y propias competencias, así como la vida interna y autoridad del centro educativo.
Las comunidades educativas deben tener las características, estructuras, programas y destinatarios de acuerdo a los niveles y modalidades que atiendan, dentro de los límites que establezca la ley y las normas reglamentarias, pero acordes a las necesidades de la comunidad y las tareas que se propone llevar adelante para su organización, promoción y transformación.
La República Escolar vendría a ser parte de la Comunidad Educativa, una forma de
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