Analisis Periodistico
20121520 de Marzo de 2015
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Para analizar varios artículos periodísticos sobre:
Situación y propuestas para la educación superior en Paraguay
Por Prof. Ing. Agr. Pedro Gerardo González, Rector UNA
La universidad probablemente sea una de las instituciones con mayor vigencia en la historia de la civilización humana, con un poco más de 900 años de existencia, siendo la Universidad de Bologna una de las primeras de las que se tiene conocimiento y que data del siglo XII. Poco después destacó la Universidad de la Sorbona, en París. En el siglo XIII aparecieron, en Inglaterra, las Universidades de Oxford y de Cambridge; la Universidad de Nápoles, en Italia; en el año 1230, la Universidad de Salamanca, en España; en 1288, la Universidad de Coimbra, en Portugal; en América, la Universidad de Santo Domingo, a inicios de los 1500; en 1551, la Universidad de Lima y, en 1553, la Universidad de México.
En la década de 1990-2000, se produjo el choque entre dos tendencias en la educación superior a nivel mundial: mientras el Banco Mundial propiciaba la orientación competitiva y de mercado de la educación superior, argumentando que debería dejarse en manos de la iniciativa privada lo relacionado a este nivel educativo, y reorientar los recursos a la educación básica, la Unesco, del otro lado, defendía el carácter de servicio público de la educación superior, con el fin de mantener el financiamiento estatal para lograr que la misma sea lo más accesible posible desde el mérito y no desde la situación económica.
Este antagonismo de paradigmas sobre el modelo de universidad desvela solo uno de los temas en crisis. Otro tema en discusión es la marcada masificación, debido a que, a pesar de que los recursos siempre son escasos, se ha demostrado una clara correlación entre los estudios universitarios, movilidad social y los ingresos económicos. El número de estudiantes universitarios que han salido al extranjero se ha duplicado durante el periodo 1995-2006, evidenciando una marcada internacionalización de la educación superior, cuya contracara es la fuga de cerebros desde países pobres, como los de Latinoamérica, hacia Europa y Estados Unidos, principalmente.
La revolución digital se ha instalado también en las universidades, pero el auge de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) hace que el equipamiento de una universidad, aunque plenamente justificado por una mayor productividad, sea mucho más costoso.
Pese a la masificación y la internacionalización mencionadas, el acceso a la universidad sigue siendo muy inequitativo, como es el caso del Brasil, cuyo sistema educativo universitario se precia de ser uno de los mejores de Sudamérica, donde el 74 % de los estudiantes universitarios pertenecen al quintil más rico y, en cambio, solo el 4 % pertenece al quintil con nivel socioeconómico más bajo de la sociedad de dicho país.
Ante dicha situación, el debate sobre la misión y la razón de la educación superior en el mundo está en pleno auge. Un estudioso español, Francisco López Segrera, afirma: “… la universidad, como institución democrática que crea y difunde el conocimiento y que históricamente ha demostrado capacidad de creación, de crítica y de iniciativa, debe abrir caminos para que el mundo que queremos sea no solo más sabio, sino también más solidario, más justo y más sostenible”.
La educación superior en Latinoamérica
En cuanto a la región, en Latinoamérica, desde 1990 hasta 2006, se observa una serie de cambios muy significativos. En 1995, en la región, había 5428 instituciones de educación superior (IES), de las cuales 53,7 % eran privadas. En el año 2002, las IES aumentaron a 7514, de las cuales 69,2 % eran privadas.
En cuanto al número de matriculados, en 1995, se tuvo 7.405.257 estudiantes, de los cuales un 38,1 % estudiaba en IES privadas. En el año 2002, la matrícula aumentó a 12.186.260 estudiantes, de los cuales el 47,1 % estudiaba en el sector privado.
Como promedio, en la región se invierte por estudiante 2380 dólares americanos, un monto mucho menor al que se invierte en los países desarrollados.
En 14 países de la región funcionan instituciones que financian estudios de grado y de posgrado y, por lo general, los cursos de posgrado ofrecidos por las IES públicas son pagados y no gratuitos como los de grado.
Entre 1998 y 2002, el presupuesto público destinado a la financiación de la educación superior aumentó en un 100 %, mientras que el 23 % del presupuesto fue destinado para todos los niveles educativos.
Pero en los últimos años, en América Latina, se desarrolló una tendencia en educación superior en la cual se impulsa el financiamiento privado y se ha promovido la creación de IES privadas. Asimismo, las carreras ofrecidas por dichas IES son una respuesta a las demandas del mercado. En cuanto a la creación de conocimiento, el mismo está orientado con un fin económico y la distribución del conocimiento es restringida (patentes son manejadas mayoritariamente por países ricos). Asimismo, el gobierno de las IES privadas se da con un carácter gerencial sin participación de los estamentos que componen la comunidad académica.
La educación superior en Paraguay
El Paraguay fue el último país de Hispanoamérica que contó con una universidad. La misma fue fundada bajo el gobierno del general Patricio Escobar, en 1889, a propuesta del senador José Segundo Decoud.
Hasta 1960, la Universidad Nacional de Asunción (UNA) fue la única institución de educación superior que funcionó en Paraguay. El 22 de marzo de 1960, por decreto del Poder Ejecutivo, se creó la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”. Durante la transición a la democracia, se dio un proceso de creación masiva de instituciones universitarias, la mayoría de ellas del sector privado.
En la actualidad funcionan 53 universidades (8 nacionales y 45 privadas). De las ocho nacionales, dos fueron creadas directamente por el Congreso sin ningún tipo de dictamen del Consejo de Universidades.
De las 45 privadas, 16 fueron creadas por el Congreso a pesar de tener dictámenes desfavorables del Consejo de Universidades.
Ante la creciente demanda de la sociedad por contar con espacios de formación superior que ofrezcan calidad, el Estado debe asumir imperativa e indelegablemente su rol de ente regulador y garante de la educación como bien público. En este sentido, es necesario que el Estado desarrolle una política pública coherente en educación en general y en materia de educación superior en particular.
Por lo tanto, los problemas más acuciantes en términos de educación superior en el Paraguay son los siguientes:
La necesaria y urgente promulgación de una nueva ley que establezca un rol más decidido del Estado en el control de la calidad de la educación.
Los recursos destinados por el Presupuesto General de Gastos de la Nación a las ocho universidades públicas existentes precisan ser aumentados para una mejor oferta educativa y el desarrollo de proyectos de investigación y extensión universitaria, más si se tiene en cuenta que para el 2015 unos 700.000 jóvenes paraguayos estarán en condiciones de acceder a los estudios universitarios.
La excesiva burocratización del uso de los fondos provenientes del Tesoro Nacional hacen que muchas acciones en las áreas de docencia, investigación y extensión sean sumamente difíciles de concretar.
La extrema pobreza y la pobreza son factores limitantes para que miles de jóvenes que concluyen la educación media anualmente accedan a estudios superiores, pues el 52 % de la población entre los 20 y los 29 años se encuentra en esos niveles.
Los cursos de posgrado en todos sus niveles no reciben recursos del Presupuesto General de Gastos de la Nación, por lo que los mismos deben ser pagados y sufragados por los interesados en cursarlos.
No existen becas de posgrado que permitan que los participantes pidan permiso o abandonen sus lugares de trabajo y se dediquen a tiempo completo a fin de aprovechar adecuadamente aquellos cursos que demandan mucha dedicación para la investigación y los trabajos académicos (laboratorio, salidas de campo, seminarios, viajes).
Asumiendo que la investigación es fundamental para el desarrollo del país, los proyectos de investigación desarrollados en las diversas universidades, tanto públicas como privadas, no cuentan con una línea segura de financiamiento.
La brecha digital que separa a nuestro país de los más avanzados del mundo e incluso de los de la región requiere una decidida acción para reducirla paulatinamente.
Los procesos de evaluación y acreditación deben ser implementados por la Aneaes –organismo creado por ley en el año 2004– en todas las carreras universitarias. La falta de un presupuesto adecuado limita las acciones que puede emprender dicha institución para aumentar el número de procesos de acreditación.
Propuesta de acciones para la educación superior
Ante una marcada ausencia del Estado en su rol de regulador del sistema de educación superior, es necesario plantear una propuesta clara y realizable, por la trascendencia que tienen las instituciones que forman a los nuevos profesionales, principales responsables de desarrollar al país en las siguientes generaciones.
En este sentido, se plantea, en coherencia con el paradigma del Estado servidor del hombre libre, las siguientes acciones:
a) Promulgación urgente de una ley de educación superior que garantice el rol del Estado como regulador del sistema de educación superior.
La actual ley de universidades está vigente desde el año 1993, que estableció los
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