Antecedentes De La Obligación Del Tutor

EVOLUCIÓN HISTÓRICA

1. En la época antigua: en los pueblos primitivos no se conoció la tutela y esto se debió a que su organización gentilicia supliera la falta de los progenitores, ya que el grupo del cual formaba parte el menor quedaba a cargo de este a falta de sus padres.

2. En Grecia: surge la tutela para la protección del incapaz al cual se le nombra un tutor.

El organismo encargado de hacer tal nombramiento se le denominó la Autoridad, esta reconoce los nombramientos hechos en testamento y los legales, pero tenía la facultad de nombrar tutor dativo.

La Autoridad también podía intervenir, en la tutela, cuando el tutor no la estuviese ejerciendo con transparencia.

Además en Grecia todo el pueblo disponía de acciones populares para proteger al Huérfano

3. En Roma: en Roma al principio el tutor se limitaba a la mera conservación del patrimonio del pupilo, con el transcurso del tiempo esta concepción egoísta cambia, y se obliga al tutor que no sólo conserve los bienes sino que los haga producir, siendo la tutela un cargo público. 3

Se puede decir que la figura de la tutela surge con el derecho romano y ésta cambia a medida que el derecho romano va evolucionando.

En Roma en el período patriarcal la familia era la base del Estado, por tanto la propiedad familiar era la que se debía mantener.

El culto familiar a los antepasados era ejercido por el Pater Familia, éste tenía un control sobre todo en la familia, por tanto no se podía nombrar a nadie como tutor si este ya le había designado alguno por testamento. Pero posteriormente la propiedad privada se fue haciendo más individual y la tutela romana adquiere las características propias de la tutela actual.

En Roma estaban sometidos a tutela los menores impúberes, cuando llegaban a la pubertad estos pasaban a la curatela hasta cumplir los 25 años de edad. Las mujeres estaban sometidas a la tutela perpetua en el derecho antiguo en la denominada, Tutela Molieron y esta se fundamentaba en la conservación de sus bienes en favor de sus agnados, el derecho romano justificaba esta perpetuidad por el hecho de que según ellos la mujer era muy ligera de carácter e inexperta en los negocios.

En esta tutela al igual que la de los impúberes se admite el nombramiento por testamento, el legal y el dativo.

La tutela legítima era un verdadero derecho para el agnado, y se le nombraba aunque estuviera ausente o fuera incapaz.

A finales de La República principia a decaer la mujer

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