Armas Quimicas

ARMAS QUÍMICAS

“EL SER HUMANO TARDÓ MENOS TIEMPO EN TOMAR EJEMPLO DEL ZORRILLO PARA ATACAR A SUS SEMEJANTES CON SUSTANCIAS PESTILENTES, QUE EN IMITAR A LAS LUCÍERNAGAS PARA ILUMINARSE EN LAS NOCHES”

Introducción

Lo que fue en los inicios de la historia humana donde se imitaban los mecanismos de defensa que usan otros seres vivos (animales y plantas), con el avance tecnológico se abrió paso las armas químicas. Las armas atómicas o lo explosivos convencionales, ocasionan daños a la infraestructura material del sitio afectado, y no solo material sino también la riqueza natural; en cambio las armas químicas no afectan gravemente la infraestructura y los procesos de descontaminación y recuperación del territorio afectado es mucho más efectivo, rápido y barato. Por eso se usaron estas armas como estrategia ya que no dañaba de forma irreversible las riquezas tanto materiales como naturales. Además las armas químicas requieren para su fabricación de pequeñas dosis, del orden de miligramos o aun menos que eso, actúa con gran rapidez, su efecto es de corta duración (días, cuando mucho), tiene un gran rango de actuación (humanos, animales y plantas), y son relativamente fáciles de manejar.

Breve historia

Como referencia más antigua tenemos que los chinos unos mil años antes de Cristo, usaban humos arsenicales para hacer salir a sus enemigos de las trincheras, para el siglo V a. de C. en la guerra de Peloponeso entre Esparta y Atenas donde usaron dióxido de azufre que es un gas asfixiante, usado para sacar a sus enemigos de las cuevas. Para el siglo XVI los alemanes hicieron bombas pestilentes usando pezuñas y cuernos de animales molidos mezclados con una resina vegetal pestilente llamada asafétida, y luego le prendían fuego.

La modernidad de las armas químicas comienza en 10 de marzo de 1915 (PRIMERA GUERRA MUNDIAL) cuando los alemanes usaron tanques con gas cloro a lo largo de una línea de trinchera en Bélgica, todo este trabajo duro más de un mes, porque esperaban que el viento soplara hacia el oeste, y finalmente el 22 de abril de 1915 abrieron la válvulas liberando 150 toneladas del mortífero gas y reportando unos 10.000 casos de intoxicación y unos 5.000 muertos.

Entre los años 1915 y 1918 se calculo dice que liberaron cerca de 125.000 toneladas de compuestos tóxicos provocando un aproximado de 1.300.000 bajas entre ellas 90.000 muertes. Los productos más usados durante este periodo fueron el cloro, el fosgeno que es un gas asfixiante y casi siempre causa la muerte, el gas mostaza que producía graves quemaduras, y los gases lacrimógenos que son los mismos que usa la policía para las manifestaciones.

En el periodo de las dos grandes guerras se firmo el tratado de Versalles para el protocolo de la prohibición del uso de los gases asfixiantes, venenosos u otros gases, y de métodos bacteriológicos de operaciones militares, 1925. Pero fue ignorado.

Italia y Japón, entre otras naciones usaron gran cantidad de armas químicas en diversos conflictos bélicos, pero los alemanes se dedicaron a investigar sobre nuevas formas de armas químicas; durante una investigación en un laboratorio sobre insecticidas por accidente el alemán Gerhard Schrader en 1935 descubrió el primer agente neurotóxico (Tabún) conocido entre los militares estadounidenses como GA (German Agent). En este accidente quedan afectados Schrader y su ayudante al quedar expuestos por un breve tiempo al tabún y mostrando como efectos dificultad respiratoria y dilatación de la pupila. Después del descubrimiento del tabún siguió el del gas sarín y el gas somán; estos tres gases son compuestos orgánicos que contienen fosforo y afectan notablemente el Sistema Nervioso Central.

No obstante durante la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL no fueron empleadas las armas químicas, más por evitar represalias que por falta de armas, y quizá influyo el hecho que Adolf Hitler fue víctima de las armas químicas durante la PRIMERA GUERRA MUNDIAL.

Después de la guerra vinieron nuevos gases neurotóxicos denominados gases Vx (Estados Unidos); RVx (Russian Vx, antigua Unión Soviética) y más reciente los denominados gases Novischok (ultima década del siglo XX), similares en estructura química al Vx pero mucho más potente y más efectivo. Todos estos compuestos son órgano fosforado.

Paralelamente se trabajo en las armas químicas binarias, que consistía en dispositivo puesto en el misil que permite llevar la materia prima para la obtención del gas, esta membrana es muy frágil pero permite manejar de forma segura el gas a producir. Al ser lanzado el misil el empuje rompe dicha membrana permitiendo la mezcla de los componentes y el torque permite la agitación de la mezcla. La reacción ocurre en menos de un minuto llevando la conversión en más del 95% permitiendo que cuando el misil llegue a su destino el arma química esta lista para actuar.

Después de la Segunda Guerra Mundial se reportaron diversos incidentes con el uso de las armas químicas como es el caso de Irak contra Irán y los disidentes kurdos a finales de la década de 1980. De igual forma se menciona el uso de herbicidas por los militares estadounidenses en la guerra de Vietnam donde se calcula que el uso de estos herbicidas dañaron considerablemente los suelos y su recuperación puede llegar a tardar hasta varios siglos para que se puedan volver a producir cultivos.

Como actúan

Hay varias definiciones para las armas químicas en la OTAN, la ONU, y la Convención para las Armas Químicas, pero se puede decir que las armas químicas están diseñadas para causar uno o más de los siguientes efectos:

Provocar bajas en las tropas enemigas por lesión o por muerte.

Minimizar la efectividad del equipo, el armamento y el comando enemigo por contaminación, obligándolos a usar equipo de protección.

Provocar movimientos caóticos en las tropas enemigas.

Reducir la velocidad del enemigo, haciéndolo un blanco fácil para la artillería.

Acortar el terreno disponible para ser usado por el enemigo.

Dentro de las características que debe tener un producto químico para ser usado como arma, se encuentra la velocidad con que se producen sus efectos, la facilidad de manejo y la baja persistencia de sus efectos residuales.

También las condiciones climatológicas pueden afectar en alguna medida el arma química elegida, entre estos esta la velocidad y dirección del viento,

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