Articulación Preescolar
politha23 de Septiembre de 2012
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Articulación preescolar-primaria: recomendaciones al maestro
1. Escrito por: Ana Cristina Rodríguez Rivero, Caridad Olimpia Turón Díaz. Instituto Superior Pedagógico Enrique J. Varona, Cuba.
Desarrollo
La problemática de la continuidad o articulación entre educación infantil y primaria no es un tema nuevo, pero hoy adquiere una mayor significación dadas las exigencias educativas para el nuevo milenio que trae consigo grandes demandas al desarrollo científico técnico y por tanto al desarrollo de las futuras generaciones.
En diferentes investigaciones se ha abordado la relación existente entre el nivel de preparación del niño al ingresar a la escuela y su aprendizaje en los primeros grados de la educación primaria. El estudio de esta relación responde al criterio referido a la necesaria continuidad que debe existir entre la educación preescolar y la escolar como dos eslabones de un proceso educativo único, lo cual está determinado esencialmente por el nivel cada vez más complejo y elevado de las exigencias de la escuela primaria y por otra parte, por la conciencia de las grandes posibilidades que tiene la etapa preescolar para lograr un mayor desarrollo de los niños de estas edades.
La edad preescolar constituye una etapa significativa en la vida del individuo, pues en ella se estructuran las bases fundamentales del desarrollo de la personalidad, se forman y regulan una serie de mecanismos fisiológicos que influyen en el desarrollo físico, el estado de salud y en el grado de adaptación al medio.
La entrada del niño a la escuela constituye un momento fundamental de su vida, va a iniciar el proceso de aprendizaje sistemático de los fundamentos de las ciencias, comienza una actividad seria y responsable: el estudio, que durante toda la vida escolar va a constituir la actividad fundamental y por su cumplimiento será evaluado por los maestros, padres, coetáneos y por la sociedad en general. Este hecho refleja la importancia que tiene para el niño obtener éxito, fundamentalmente en el primer grado, eslabón inicial de este proceso, donde se sientan las bases para el futuro aprendizaje y se adquieren hábitos y procedimientos de trabajo que resultarán básicos para toda su labor posterior como escolar.
Al incorporarse a la vida escolar, el niño experimenta una reestructuración psicológica esencial, pero este niño que culmina su 6to. año de vida y comienza en el 1er. grado, mantiene aún, las características psicológicas propias de la edad preescolar, dadas por ser el desarrollo un proceso continuo pero paulatino y progresivo, requiriendo del niño un tiempo de adaptación a los nuevos cambios en su vida que puede durar desde los primeros meses hasta incluso todo el curso escolar, en dependencia de sus peculiaridades individuales, construidas de forma particular bajo la influencia del medio familiar y sociocultural en general en que se ha educado.
Algunos maestros de 1er. grado, en su manejo pedagógico con los niños, pretenden convertirlos bruscamente en escolares, obviando que constituye un período de tránsito de preescolar a escolar, que ocurre en las condiciones físico-ambientales de una escuela, para lo cual hay que prepararse.
Constituye una necesidad el asesoramiento a los docentes del 1er. grado en la instrumentación de su labor pedagógica a fin de evitar que se produzca un cambio brusco de una etapa a otra.
Existe acuerdo a nivel internacional acerca de la trascendencia de la continuidad entre la educación inicial y preescolar y la educación básica. Se coincide en que el tránsito de una etapa a otra debe producirse de manera natural y que debe haber preparación tanto de los niños como de los docentes que están implicados en esta continuidad.
Comprender esta problemática implica previamente definir la posición teórica acerca del desarrollo infantil y la influencia de la educación de la cual se parte. Para nosotros, el desarrollo es un proceso continuo y ascendente, que ocurre como resultado de la educación, y los logros que se producen en una etapa determinada tienen sus gérmenes en la anterior en términos de potencialidad, y sientan las bases para la siguiente. En su decursar se hacen evidentes contradicciones que promueven el tránsito de una etapa a la otra.
Coincidimos con las ideas de la investigadora cubana O. Franco, para la cual, la articulación en la educación significa lograr la unidad de ideas y acciones, lo que implica la necesaria integración entre todas las influencias educativas que recibe el niño durante su vida, porque es preciso coordinar el trabajo y las actividades a fin de unificar criterios y modos de actuación, tomando en cuenta los principios de la unidad y la diversidad; la masividad, calidad y la equidad y, del trabajo preventivo.
La articulación debe garantizar ante todo un desarrollo progresivo, una continuidad lógica y natural, a fin de evitar que produzca cambios bruscos de una etapa a otra; un proceso educativo debidamente organizado que favorezca la ampliación y el enriquecimiento del desarrollo del niño, expresado en una rápida adaptación a las nuevas condiciones a las que se enfrenta.
En general, enfrentar en forma adecuada estas transformaciones, no es una tarea fácil para el niño, que sólo logrará adaptarse adecuadamente a las condiciones de vida de la escuela e iniciar con éxito un aprendizaje sistemático, si el maestro está consciente de su papel en la articulación entre los niveles de educación preescolar y la educación primaria, para favorecer la escolarización de los niños y las niñas, evitando, con una influencia educativa desarrolladora, la posible descompensación que se puede presentar en los educandos al llegar a la escuela primaria.
Las consecuencias negativas para el desarrollo del niño se pueden producir tanto de inmediato, como incluso, mucho tiempo después, presentándose dificultades para adaptarse a la nueva situación escolar, perdiendo interés en las tareas escolares, necesitando realizar un mayor esfuerzo para mantenerse concentrados en las actividades, ya que no mantienen los mismos intereses del grupo donde se encuentran, deseando el juego en mayor grado y pueden manifestar desajustes emocionales, tales como: retraimiento, irritabilidad, llanto frecuente, negativismo, miedos, intranquilidad, ansiedad, alteración del control de esfín-teres y otras no previsibles, pudiendo llegar a que sus posibilidades docentes queden por debajo de lo que realmente pudieran dar.
Así, las contradicciones internas de su evolución podrán provocar conflictos y crisis, más o menos intensas en unos niños que en otros, en dependencia de sus características individuales y la forma en que se maneje la situación en el hogar y en la escuela.
La práctica pedagógica de las autoras revela, que es necesario continuar trabajando en la preparación de los docentes de la escuela primaria en relación con las formas de actuación pedagógica con el niño que egresa del grado preescolar para lograr su adaptación a la nueva situación social del desarrollo, aun desde su condición de preescolar.
A partir de observaciones de grupos de niños que iniciaban el 1er. Grado y entrevistas a sus maestros, se constató que:
• Algunos niños presentan dificultades en la comprensión de orientaciones y explicaciones durante los primeros meses del curso escolar.
• Otros no se concentran suficientemente, manifestándose con intranquilidad motora, solicitando reiteradamente ir al baño o tomar agua. No obstante, esto se relaciona con la calidad o el tipo de actividad en la que están participando.
• Ciertos niños parecen que involucionan en la adquisición de hábitos y habilidades.
• Algunos muestran sudoraciones, llanto, reclamo de apego con la madre y/o maestra de preescolar, acompañado de la negativa para cumplir la tarea docente.
• Se reportan casos que presentan alteraciones del sueño nocturno, resistiéndose a levantarse temprano para asistir a la escuela.
• Otros se inhiben hasta el punto de dormirse en el aula cuando el maestro no le da un enfoque lúdico a las tareas.
• Un grupo de los maestros de 1er. grado refieren que los niños no traen hábitos correctos y los catalogan como “indisciplinados”, “intranquilos” o “desobedientes”.
• Las maestras expresaron que, en ocasiones, ellas muestran irritación, ansiedad, desespero, temores al fracaso o a que el proceso de transmisión de conocimientos no llegue al niño con calidad.
Se requiere entonces que el educador desarrolle estrategias de educación y aprendizaje diferentes para
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