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Bioseguridad

katlen13 de Enero de 2014

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Mas o menos esto es bioseguridad en la sala de autopsia no pongan necropsias si bien es un sinónimo es mejor usado autopsia.

Del prosector y ayudante

En nuestro medio seria el disector y el medico legista

http://personales.unican.es/bueltal/hospital/autopsias/estructura/biosegur.htm

Lavarse las manos con jabón antiséptico que contenga clorhexidina (p.e. Hibiscrup®).

Colocarse sobre el pijama el equipo de autopsia, que contiene: bata reforzada, delantal de polietileno, cubrezapatos impermeables, gorro, mascarilla quirúrgica y gafas de protección.

Doble juego de guantes de látex, normal y especial, e intercalados entre ambos, un par de guantes resistentes al corte (Perry 710). Éstos últimos son reciclables. Existen varias tallas en las salas de autopsia 2 y 3.

Al finalizar la autopsia, lavarse de nuevo con jabón antiséptico (p.e. Hibiscrup®).

Autopsias habituales: sala nº 2. Autopsias de SIDA, hepatitis y encefalopatías espongiformes: sala nº 3.

Durante la prosección, las puertas y ventanas de la sala de autopsias deben estar totalmente cerradas. Al final de la autopsia, ventilar abriendo las ventanas y cerrando las puertas

Para serrar el cráneo y los cuerpos vertebrales se debe utilizar en todos los casos la sierra mecánica CNS3 (sierra + aspirador).

No usar botas de goma.

Al salir de la sala de autopsias, quitarse los cubrezapatos impermeables, los guantes y el resto del equipo de autopsias.

Se recomienda que el personal esté vacunado frente a la hepatitis B y el tétanos.

El personal que sufra un corte, pinchazo o salpicadura, debe lavarse con suero fisiológico o agua abundante a chorro y luego, jabón antiséptico de la zona afectada siempre que se pueda, y ponerse en contacto con el Servicio de Medicina Preventiva (teléfonos 73224 y 72542) o con el Servicio de Urgencias.

Ropa sucia

Colocar en recipientes específicos, dentro de una bolsa roja impermeable. Existe un recipiente en cada sala de autopsias. La ropa sucia de las autopsias "de alto riesgo" se considera "material desechable.

Material desechable no cortante:

El material desechable no cortante, como guantes, gasas, apósitos, etc., manchado de sangre o líquidos corporales, junto con restos de órganos, debe ser depositado en contenedores de material biocontaminado para enviar a incinerar. Los resíduos líquidos pueden verterse directamente al alcantarillado, echando al final lejía y agua por el desagüe.

Artículos desechables cortantes:

El material desechable cortante, como agujas, hojas de bisturís, etc. debe echarse en recipientes rígidos no perforables ubicados en cada una de las salas de autopsias. Cuando esté lleno, se eliminará en el contenedor de material biocontaminante. Para quitar las cuchillas del mango del bisturí, usar el quitahojas.

Instrumental

Se debe usar guantes mientras se realizan las siguientes operaciones:

Lavar con Neodisher® (blanco).

Desinfectar con una solución acuosa de glutaraldehido (Cidex®), 15 o 30 minutos.

Esterilización al vapor en autoclave (135º C, 10 minutos).

Aclarar, secar y guardar.

Mesas de autopsias y mobiliario metálico:

Lavar con jabón de superficies Neoform Plus® (verde).

Aclarar con agua.

EVITAR LA FORMACIÓN DE AEROSOLES (chorro de agua).

Salas

Limpiar con agua, detergente y lejía (5 g/l). Aclarar con agua y lejía (5 g/l).

Las superficies horizontales deben limpiarse una vez al día profundamente, y después de cada autopsia, con una solución de hipoclorito sódico (lejía) al 1/10 en agua. Las paredes y los techos, cada 15 días como mínimo.

Después de cada autopsia, y una vez limpia la sala, verter un chorro de lejía por los desagües.

Ventilar, abriendo las ventanas y cerrando las puertas, al final de cada autopsia.

EVITAR LA FORMACIÓN DE AEROSOLES (chorro de agua).

Recogida y transporte de muestras

En recipientes marcados y taponados convenientemente.

Doble embalaje: introducir en bolsas de plástico trasparentes.

Transporte en bandejas con tapa.

Acompañar volante, pero no mezclado con la muestra.

http://conganat.uninet.edu/6CVHAP/conferencias/conf_virginia.html#inicioCONFERENCIAS

BIOSEGURIDAD EN LA AUTOPSIA

Dr. Virginia Capó de Paz

Departamento de Anatomía Patológica.

Instituto de Medicina Tropical "Pedro Kouri"

Ciudad Habana, Cuba.

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La aceptación del empleo de la disección de cadáveres en el estudio de las afecciones que causan enfermedades en los seres vivientes ha transitado por diversas fases. En el "Siglo XII la enseñanza de la anatomía en las universidades europeas renuncia al descuartizamiento de cadáveres para fines científicos y la Iglesia declara inviolable el cadáver humano", según Friedrum R. Hau (1993). Pero, hacia finales del Siglo XIII se experimenta un incremento en el interés de realizar disección de cadáveres humanos de los viajeros muertos con objeto de trasladarlos a sus lugares de origen lo que estimuló el interés científico en la anatomía. Fue Mondino, en la Universidad de Bolonia quien emplea por primera vez la disección de cadáveres para enseñar la anatomía y para realizar el estudio de la posible causa de muerte del paciente. Morgagni publica en 1761 su estudio sobre la sede y las causas de las enfermedades. En dicho libro pretende determinar la relación que puede haber entre los síntomas de las enfermedades, el curso de estas y los resultados de la autopsia.

Varias anécdotas y reportes ilustran a través de la historia de la Medicina cómo el estudio y disección de cadáveres ha estado asociado a accidentes que han permitido la trasmisión de enfermedades infecciosas a los patólogos y operarios evisceradortes, muchos de los cuales llagaban a morir en la era pre antibiótico.

No es infrecuente que se desconozca por los patólogos y operarios que realizan autopsias, las enfermedades que padeció en vida el cadáver en estudio. Esto, aunque sucede más frecuentemente en las autopsias médico legales, ocurre también en las autopsias de hospitales y existen reportes de que un 4% y un 50 % de las tuberculosis son diagnósticos realizados por los hallazgos de necropsia en Nueva York y Escocia, respectivamente. Otro ejemplo lo constituyen las numerosas personas que con el virus de la inmunodeficiencia humana, y las infecciones de carácter oportunista asociadas, llegan a la necropsia sin que se conozca por el personal de la morgue que se encuentran ante un caso con infección por VIH/SIDA. Debe de considerarse además, que existe una alta prevalencia de infecciones por los virus de la hepatitis B y de la hepatitis C en la población general. Para muchas de las infecciones que se adquieren por contacto con la sangre contaminada a través de soluciones de continuidad de la piel o mucosas, no existe un tratamiento efectivo aún y conllevan un largo período de incertidumbre y sufrimiento en caso de contagio.

Actualmente existe una fuerte tendencia a la disminución del número de necropsias que se realizan en los hospitales. En parte, los médicos de asistencia consideran que sus casos se encuentran bien estudiados gracias a los nuevos estudios imagenológicos con que se cuenta, y porque se tienen diagnósticos citológicos de material obtenido por punción por aguja fina a que se someten los pacientes en vida. Pero, no es menos cierto que también los patólogos no estimulan la realización de autopsias como expresión del temor de poder adquirir alguna infección durante el procedimiento de la autopsia. No son infundados estos temores puesto que se ha reportado que un 10% de los patólogos padecen de tuberculosis, mientras solo el 4% de los pneumotisiólogos que atienden tuberculosos, la padecen. Aún así, estos temores no deben ser sobredimensionados.

Durante muchos años fue un hábito en la sala de autopsias utilizar alguna prenda de vestir sobre la ropa habitual, que cubriera los brazos con mangas largas que usualmente se enrollan hacia los codos, mientras se enfundan las manos dentro de un par de guantes de latex más o menos resistentes, aunque lo más frecuentes es usar un par de guantes quirúrgicos. Numerosas evidencias prueban que este atuendo es insuficiente para proteger a los trabajadores de la morgue. Pero, no solo nuevos implementos que interpongan barreras mecánicas entre el agente infeccioso y el trabajador son suficientes. Se hace imprescindible además, adoptar una serie de nuevos hábitos y conductas durante el trabajo en la morgue reduzcan las probabilidades de contaminación durante el procedimiento así como nuevos conocimientos que permitan identificar los riesgos e impedir la exposición a los mismo, y los salones de morgue, que generalmente se encuentran en malas condiciones físicas de iluminación y de ventilación y con frecuencia son los lugares más desatendidos de los hospitales lo que favorecen la transmisión de enfermedades, se deben acondicionar a la luz de las nuevas necesidades.

Desde finales del siglo pasado, al momento de enfrentarse a realizar una autopsia, el personal que se disponga a ello debe presuponer que todos los fallecidos representan una fuente de infección de enfermedades trasmisibles y como tal, protegerse adoptando medidas de precaución para tratar de reducir al máximo los riesgos. Cuando no se adoptan las medidas adecuadas de protección y las conclusiones finales

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