CALIDAD DE VIDA EN LOS ANCIANOS Y EL DERECHO A MORIR DIGNAMENTE

Universidad Rafael Landivar

Facultad de Teología

Bioetica

ENSAYO FINAL

CALIDAD DE VIDA EN LOS ANCIANOS Y EL DERECHO A MORIR DIGNAMENTE

Henry Davis Reyes

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Un punto de partida fundamental de la Bioética, ha de ser el valor supremo de la vida del ser humano, no considerándola únicamente desde su cantidad sino también desde una calidad de vida integral que abarque los distintos ámbitos de desarrollo de la persona.

En este sentido el magisterio de la Iglesia Católica, en la exhortación Christi Fidelis Laicci, nos dice en el numeral 37: “La dignidad de la persona manifiesta todo su fulgor cuando se consideran su origen y su destino. Creado por Dios a su imagen y semejanza, y redimido por la preciosísima sangre de Cristo, el hombre está llamado a ser "hijo en el Hijo" y templo vivo del Espíritu; y está destinado a esa eterna vida de comunión con Dios, que le llena de gozo. Por eso toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios, y se configura como ofensa al Creador del hombre.”

En los ancianos mayores, personas que como consecuencia de un largo recorrido vital, van progresivamente perdiendo las facultades físicas y  mentales otrora presentes con abundancia en la época de juventud, es donde mas evidente se hace una lucha de valores. Me refiero al valor de la vida pero a la vez el valor de morir dignamente. En cierto sentido la intensidad de este conflicto va subiendo de tono cuando la persona, llega a estar en una situación que esta por fuera de los estándares que nuestra cultura o sociedad califica como normales. Me refiero particularmente cuando el anciano pierde alguno o varios de sus sentidos, pierde su capacidad motora lo que le lleva a una dependencia en un gran porcentaje, sino de total, de asistencia para poder seguir viviendo.

En este sentido (Vidal, 1989) recuerda varios elementos:

• La vida humana no adquiere ni pierde valor ético por situarse en condiciones de aparente “decrédito”, vejez, “inutilidad”, etc.
• La vida humana no puede ser instrumentalizada por el mismo individuo que goza de ella.

Se sabe que la expresión “derecho a morir” se propuso por primera vez en la “Declaración de los derechos del enfermo”, redactada en 1972 por la Asociación de los Hospitales Americanos. Aunque en una primera lectura podría ser una clara referencia a la eutanasia, es más importante darle un enfoque más integral. Podemos hablar entonces de la ortonasia o el derecho a morir dignamente. Este derecho sigue diciendo Vidal comprende varios elementos constitutivos:

• Atención al moribundo con todos los medios que posee actualmente la ciencia médica: para aliviar su dolor y prolongar su vida humana.
• No privar al moribundo del morir en cuanto “acción personal”: el morir es la suprema acción del hombre.
• Liberar a la muerte del “ocultamiento” a que es sometida en la sociedad actual: la muerte es encerrada actualmente en la clandestinidad.
• Organizar un servicio hospitalario adecuado, a fin de que la muerte sea un acontecimiento asumido conscientemente por el hombre y vivido en clave comunitaria.
• Favorecer la vivencia del misterio humano religioso de la muerte; la asistencia religiosa cobra en tales circunstancias un relieve especial.

Entendiendo la eutanasia como el acto por medio del cual ya sea el paciente, ya sea los familiares, optan por  abreviar la vida, adelantando de manera intencional la muerte a fin de liberarse de una agonía prolongada, liberarse de sufrimientos notables o  deshacerse de una vida “inútil”.  En este punto es evidente que no existe perse un conflicto de valores, por cuanto la muerte elegida y provocada violenta en si mismo de valor de la vida misma. En consecuencia la valoración ética y moral en consecuencia es de considerar inaceptable la eutanasia.

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