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CAMBIOS EN EL MUNDO LABORAL


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  2.206 Palabras (9 Páginas)  •  525 Visitas

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INTRODUCCIÓN.

El mercado del empleo ha sido eje de controversia, por décadas, tanto en el Nuevo Mundo como en el Viejo Mundo. La educación de unas masas y la ignorancia de otras, se colocan en pie de discusión a la hora del ofrecimiento de beneficios salariales, tiempo, seguridad y salud ofrecidos por el patrono. Los derechos y deberes de los gobiernos y los individuos inclinados a una pendiente inestable en el campo laboral.

El trabajo ocupa el centro de la vida de la gente. De él dependen la estabilidad y el bienestar de las familias y las comunidades. El trabajo se encuentra en la sustancia misma de las políticas locales y nacionales. Sin embargo, como resultado de los cambios sociales y económicos sin precedentes que están afectando a todos los sectores de la actividad económica y a todos los países, el futuro del trabajo suscita hoy un sentimiento generalizado de incertidumbre. Para muchos, los cambios traen consigo las oportunidades que esperaban de obtener un trabajo más gratificante y satisfactorio y de forjarse una vida mejor. Para otros, los cambios son fuente de inquietud y vienen a cerrar, más que a abrir, las posibilidades de mejorar las condiciones de vida y de trabajo.

La mayoría de nosotros dependemos del trabajo para ganar nuestro sustento y el de nuestras familias. El trabajo es el nexo entre los procesos de producción y de consumo que caracterizan tanto a la economía local como a la economía mundial. Por una parte, el trabajo es la actividad fundamental de los intercambios mundiales, mientras que, por la otra, es fuente de dignidad, realización personal, identidad y reconocimiento, así como de bienestar material. Estas funciones sociales y económicas esenciales son el motivo básico de por qué todas las sociedades se dotan de una diversidad de instituciones para regir las múltiples facetas de la actividad laboral.

Estamos viviendo enormes cambios en el área laboral y siendo testigos de aún mayores transformaciones de la era industrial hacia el mundo de la tecnología moderna, incluyendo las tecnologías de la información y la comunicación, así como la biotecnología.

El proceso de innovación y difusión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que se inició en los años 1990 entrañó una transformación radical de los medios de producción, distribución e intercambio. Este proceso ya ha afectado profundamente el comercio y las inversiones internacionales, los movimientos de capitales y de fuerza de trabajo, y muchos procesos laborales y productos. Asimismo ha acelerado la transición hacia la economía de servicios y la subcontratación internacional de su prestación. A su vez, estos factores han reforzado el desarrollo de las TIC en un círculo continuo de innovaciones progresivas basadas en el avance de la miniaturización de los circuitos electrónicos. La rápida divulgación, el perfeccionamiento ininterrumpido y la generalización de estas corrientes de innovación están impulsando una reconfiguración masiva de la producción y la distribución mundiales, así como de los sistemas de gestión de las empresas y las entidades públicas, lo que tiene vastas consecuencias sobre las modalidades de empleo.

CONTENIDO.

Las reformas de los últimos 25 años se han orientado a facilitar los despidos, facilitar las contrataciones temporales, reducir las compensaciones por las horas extras y dominicales, autorizar las cotizaciones de la salud y la seguridad social, debilitar la acción sindical y ajustar el salario mínimo por debajo de la productividad.

La represión jurídica tiene una clara materialización. El salario mínimo creció menos que la productividad, la participación del trabajo en el PIB descendió y la distribución del ingreso empeoro.

Tristemente, los mismos autores y proponentes de la paliza son los que atribuyen la baja capacidad de generación de empleo a los costos laborales.

Las aperturas comerciales y la globalización propiciaron una estructura en donde las empresas no buscan especializarse en los productos finales sino en los componentes. Así, la participación de las importaciones en las exportaciones ha aumentado y el sacrificio de salarios para competir en los mercados internacionales se acentúo.

Por otra parte, el predominio de las privatizaciones y de la inversión extranjera propició un ambiente especulativo en donde los agentes económicos ingresan capital, generan revaluación, presionan la valoración de los activos, y al final retiran más de lo que entra. En fin, se configuró el típico modelo que eleva la productividad a cambio de desplazar mano de obra.

Es precisamente lo que se observa en la industria y la agricultura desde que se implantó la apertura. Entre 1994-2000 el desempleo aumentó sistemáticamente, la relación empleo-población entró en un proceso de descenso y el crecimiento se manifestaba cada vez en menos puestos de trabajo.

Claro está que la crisis mundial y la recesión tendrán serias repercusiones sobre el empleo. Ahora, a la destrucción de éste inducida por la globalización, se agregará la cuenta de cobro por concepto del desplome de la producción y la ampliación del déficit en cuenta corriente. En efecto, la tasa de desempleo ascenderá al final del año.

La síntesis es clara. La apertura y la globalización configuraron un perfil de desarrollo que eleva la productividad a cambio de desplazar la mano de obra, el cual es liderado por burbujas especulativas que valorizan el capital a expensas de contraer el salario.

En las fases de expansión experimentan aumentos en la productividad que desplazan la mano de obra y alzas de los precios de los activos que deprimen las remuneraciones laborales y no son sostenibles. Contrario a todas las teorías de crecimiento neoclásicas, los buenos desempeños son augurios de debacles; en la fase de contracción la actividad productiva cae aceleradamente y las empresas sólo pueden sobrevivir recortando masivamente el empleo y dejando de pagar las deudas. El balance es lamentable.

El panorama negro del empleo resulta de factores estructurales que no pueden superarse con medidas puntuales, y menos con la represión laboral. La mitad de la solución surge del diagnóstico. Es indispensable detener la sustitución de empleo por importaciones, levantar la actividad productiva y entrar en un sendero de alto crecimiento sostenido.

Las reformas de los años 84 y 94 supusieron la incorporación al mercado de trabajo de nuevas generaciones de trabajadores bajo fórmulas de ‘excepcionalidad’ que en la actualidad ya están plenamente ‘normalizadas’”, recalca el estudio.

La primera gran reforma laboral, en el año 1984, introdujo

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