COM PODEM ENTENDRE LA FORMACIÓ DE LES AGENDES PÚBLIQUES I INSTITUCIONALS

Las agendas políticas son, a nuestro entender, una recopilación de casos fortuitos que gozaron con suficiente buena suerte como para ser tomados en cuenta, independientemente de si su implementación pudiese ser más o menos beneficiosa como alguna que pudo haberse quedado en el camino. Si tenemos en cuenta la cantidad de variables que deben de confabular para que una idea llegue a captar la atención de un legislador o experto en políticas publicas que pueda impulsarla y colocarla en el sitio preciso para su análisis y discusión, entonces diríamos que el proceso de creación de agendas políticas es mas que simplemente una gran acción conjunta, o en red, entre sus diversos actores. No solamente dependemos del accionar de los interesados, mediante la recolección de información, mediante informes por ejemplo, o de coincidir con un determinado lineamiento político, o bien poder llegar a los lobistas capaces de proyectar nuestra situación como un problema, sino que también estamos sujetos a factores exógenos que escapan nuestro control, como eventos sociales o políticos imprevisibles que nos abren o cierran la oportunidad de conseguir un espacio en una agenda política o institucional.

Cuando existe una situación que genera la necesidad de encontrar un mecanismo que la mejore, y este mecanismo es lo suficientemente contundente y capaz de mejorar las condiciones generales de la colectividad o resolver una problemática social o económica, es un mecanismo que debe de incluirse en una agenda política. Kindon basaba su pensamiento al respecto en que existen tres corrientes principales, interrelacionadas pero independientes entre si, que intervienen en la elaboración de una agenda: primero, la existencia de una situación que pudiera considerarse como un problema; segundo, las políticas y tercero los políticos en funciones. Cuando estas tres corrientes consiguen converger alrededor de un determinado proyecto, es cuando este llega al conocimiento de los expertos políticos, o “Policy Makers”. Una vez que los policy markers tienen conocimiento de la situación, han de hacerse con suficiente información que les permitan valorarla. Esta información puede ser numérica de datos, por ejemplo, índices de tasas de desempleo o porcentajes de la población que no goce de seguridad social, conseguirían demostrar la magnitud de un problema. Otra manera de demostrar la magnitud de una situación podría ser el contrastarla con la de otro entorno. Esta información le otorgará la calidad de “problema” al problema. Otras maneras en que una situación pude captar la atención de los policy makers podrían ser los eventos dramáticos que conmociones a la sociedad; por ejemplo, si se cae un gran avión esto conducirá a que se busquen mejorar las medidas de seguridad aéreas. También un llamado de revisión de un programa social vigente exigido por el electorado, tendría la atención de los expertos en política.

Sin embargo, Kindon asegura que no todas las condiciones se van a considerar como un problema. Aquí interviene

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