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Caso Peñoles México

mariel1901Documentos de Investigación13 de Junio de 2016

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  1. INTRODUCCIÓN

La Compañía Minera de Peñoles fue fundada en 1887 por un grupo de 18 mineros mexicanos, hoy esa empresa se conoce como Industrias Peñoles, S.A. de C.V.

En 1917, adquirió la Compañía Metalúrgica de Torreón, S.A. que había iniciado operaciones en 1901. Actualmente esta empresa se conoce como Met-Mex, Peñoles, S.A. de C.V., la cual está establecida en Torreón, Coahuila en la región conocida como Comarca Lagunera; es el empleador más importante de esta zona. Cabe señalar que es la única fundidora primaria y refinadora de plomo en México, es la procesadora de plomo más grande en América Latina y la cuarta del mundo por su volumen de producción; también es la productora de plata más importante del mundo.[1]

 

La fundidora operó sin techo desde 1901 a 2000, cubriendo el área circundante con capas de un polvo fino negro.  Esto no era tan importante cuando la empresa estaba aislada en medio del desierto; sin embargo, en 1970 el gobierno de México vendió parcelas de tierra que poseía para usarlas como vivienda [2]. De manera adicional, la actividad prolongada de esta durante más de 100 años, de los cuales 80 fueron operados prácticamente sin control ambiental, así como la existencia de una legislación laxa, rezagada y con poca capacidad de operación y supervisión de la fundidora, conllevó a la contaminación del suelo de las comunidades cercanas de esta, cabe señalar que la carecían de normas y guías para el control de la contaminación y de los sitios contaminados provocó un impacto ambiental grave y de magnitud no bien estudiada.

 

Los residuos de la minera se han ido acumulando en un montículo conocido localmente como “Cerro Negro”, el cual a 2007 se conformaba por 10 millones de toneladas, y ocupa 15.6 hectáreas de 30 metros de altura visibles desde muchas partes de la ciudad [3]. Debe su nombre a al tono oscuro que da lo que los expertos en metalurgia llaman “escoria”, un cristal de roca de silicatos de hierro y calcio, resultado del refino de la plata, el zinc y el oro. Cabe señalar que estas escorias contienen además 0.75 % a 0.90 % de plomo y de 0.19 % a 0.34 % de arsénico [4]. Peñoles asegura que ha realizado estudios mecánicos que concluyen que el cerro es estable y seguro, y, además, que la densidad de los cristales no permite que el viento los disperse, lo que la empresa refuerza con un recubrimiento asfáltico.  

La preocupación por el impacto a la salud pública producto de la operación de la fundidora puede encontrarse en la literatura a partir de 1962 cuando se documentó por la Secretaría de Salud la contaminación por arsénico de un pozo de agua cerca de la planta y provocó la muerte de un adulto por arsenicismo agudo [5]. El doctor Víctor Calderón-Salinas ha realizado diversos estudios en la zona a partir de 1986, incluyendo su tesis de licenciatura. Estos reportes provocaron denuncias de ciudadanos y de organizaciones ambientalistas sin que se les prestara atención oficial. En 1997 se realizó un estudio de evaluación de la exposición y el envenenamiento por metales pesados entre los pobladores de la Comarca Lagunera, provocado por el plomo, el cadmio y el arsénico, tres elementos altamente dañinos para la salud, cabe señalar que el plomo en niños que provocó gran preocupación pública causando que las autoridades ordenarán a la empresa el control de las emisiones y acciones para limpiar las áreas circundantes, contaminadas por el funcionamiento de la planta durante casi un siglo. En 1998 Manuel Velasco, un pediatra descubre una serie de patrones en sus pacientes donde varios niños presentan niveles de plomo en la sangre mayores a 60 microgramos de plomo/dl, seis veces el nivel indicado por el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. En 1999 se publicó un estudio de Benin y sus colaboradores, de la Escuela de Medicina de Dartmouth, quienes concluyeron que en Torreón hay plomo y arsénico en niveles similares a los de otros sitios contaminados del mundo y superiores a lo que establece la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) para considerarlos seguros. Sin embargo, encontraron que el cadmio está presente en Torreón con los niveles más elevados jamás reportados por la literatura científica [6].

 

Como se mencionaba con anterioridad, se ha determinado que los principales contaminantes que se encuentran en el suelo de Torreón y afectando a la salud pública de la población son el plomo, cadmio y arsénico. Diferentes estudios que se han realizado en la zona, han tomado muestras del suelo para indicar los niveles de estos contaminantes y se ha llegado a publicar lo siguiente:

  • En 1999, los niveles de plomo iban desde 787 hasta 13,231 μg/g (mediana 2,448 μg/g), cuando el nivel máximo en los Estados Unidos para considerar que un sitio contaminado ya no lo está (Superfund cleanup goal) es de 500 μg/g (500 partes por millón). Para el arsénico se encontraron concentraciones en el polvo de 50 y 788 μg/g (mediana 113 μg/g) y el nivel máximo en los Estados Unidos para considerar que un sitio contaminado ya no lo está es de 65 μg/g (65 partes por millón). Los investigadores de la Escuela de Medicina de Dartmouth encontraron en el polvo de los alrededores de Peñoles tiene niveles de cadmio entre 11 y 1,497 μg/g(mediana 112 μg/g), cuando el nivel máximo en los Estados Unidos para considerar que un sitio contaminado ya no lo está es de 20 μg/g (20 partes por millón). Sin embargo, para el cadmio, el material más tóxico de los tres, encontraron que Torreón tiene los niveles más elevados jamás encontrados en la literatura científica [6].

  • En 2007 se publicó un estudio que fue realizado en el 2004, los resultados de los valores de cadmio en el Barrio de Gómez Palacio son menos de 10 ppm, estando por debajo de los límites recomendados por EPA para suelos contaminados que son de 20 ppm. Por otra parte, todas las concentraciones obtenidas en las áreas de Torreón 1 y 2 sobrepasan este límite, siendo la menor de 80 ppm y la mayor de 760 ppm. Estos resultados corresponden con los obtenidos por Benin, et al. (1999) donde los valores mayores obtenidos fueron de 659 a 1, 497 ppm [7].

En lo que respecta a las concentraciones de arsénico en suelos, el Barrio de Gómez Palacio muestra concentraciones menores al límite de detección (< 10 ppm), mientras que las concentraciones determinadas en los suelos de los vecindarios Torreón 1 y 2 llegaron a ser superiores a 50 ppm, siendo el valor máximo observado de 570 ppm. La mayor parte de los valores de las muestras de la ciudad de Torreón estuvieron por arriba de los valores meta recomendados por US-EPA para sitios contaminados que es de 65 ppm. También, los resultados estuvieron de acuerdo con los obtenidos por Benin, et al. (1999), donde el mayor valor obtenido fue de 788 ppm [7].

Las concentraciones de plomo en los suelos en el Gómez Palacio fueron superiores al límite de detección, con un intervalo de 80 a 210 ppm. Sin embargo, todas estas concentraciones fueron menores al valor meta recomendado por US-EPA para sitios de alto contacto con niños que es de 400 ppm. En contraste, las concentraciones de plomo en suelo obtenidas en las casas de los vecindarios de Torreón 1 y 2, estuvieron por arriba de 400 ppm, con un intervalo de 1640 a 17320 ppm. De nuevo, estos resultados estuvieron de acuerdo con los reportados por Benin, et al. (1999), donde el valor máximo descrito fue de 13231 ppm [7].

2. METODOLOGÍA

En 1995 las instalaciones de Torreón habían sido objeto de un proceso de auditoría ambiental en el marco del programa nacional de auditoría ambiental promovido por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). De dicho proceso se identificaron algunas irregularidades para las cuales Peñoles se comprometió a poner en marcha ciento trece medidas destinadas, entre otras cosas, a reducir emisiones de metales [8].

 

En 1998, después de las revelaciones hechas, la Secretaría de Salud estatal confirmó la concentración de plomo en la sangre en los niños.

 

En febrero de 1999, la PROFEPA ordenó a la empresa adoptar ochenta medidas suplementarias para reducir la presencia de plomo en la zona [8]. Cabe señalar que se desconoce cuáles fueron las ochentas medidas suplementarias y si estas fueron aplicadas.

 

En mayo de 1999, en el marco de un procedimiento administrativo de sanción llevado por la PROFEPA, esta autoridad ambiental ordenó a Peñoles reducir su producción para disminuir las emisiones de plomo. Esta limitación comprendió dos etapas; en una llamada fase II, la producción fue restringida en un 50%; más tarde en septiembre en la fase I, los niveles de producción fueron llevados al 75% de su capacidad y finalmente en febrero de 2000, se autorizó restituir la producción al 100% [8].

Durante ese tiempo aparecieron algunas muestras de inconformidad por parte de la población afectada quienes desaprobaron la sanción de limitar la producción por ser percibida como indulgente. La autoridad ambiental conminó a la empresa a adoptar medidas para limitar las emanaciones y mitigar la contaminación [8]. Siendo estas medidas la de realizar un plan de muestreo de suelos, calles, banquetes, azoteas, patios de casas y cajetes de árboles para elaborar un mapa con curvas de concentración y asignar prioridad a los puntos que debía remediar [9].

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