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Como Leer Un Libro


Enviado por   •  21 de Febrero de 2014  •  5.949 Palabras (24 Páginas)  •  235 Visitas

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COMO LEER UN LIBRO

MORTIMER J. ALDER

Al lector común:

Sin lugar a dudas quiero animarlos a ustedes a emprender esta tarea de aprender a leer, pero no quiero engañarlos diciendo que es algo muy fácil o que puede hacerse en poco tiempo. Como ene l caso de cualquier otra habilidad el aprender a leer presenta dificultades que deberán ser vencidas con ayuda del esfuerzo y del tiempo, y cualquiera que intente algo creo que era preparado para hacerlo, y sabe que la proeza rara vez sobrepasa al esfuerzo.

Las escuelas son en medida, las que hacen de nosotros gente que no puede leer lo suficientemente bien como para disfrutar de la lectura sin fines de lucro o para lucrar leyendo por placer. Cada uno de nosotros puede y debe decidir, si está satisfecho de la educación que recibe o ha recibido, si no lo es así, no queda más que remediarlo a la brevedad posible.

Una solución (tal vez la única alcanzable para la mayoría de las personas) consiste en aprender a leer mejor, y luego, leyendo mejor, aprender más de lo que la lectura pone a nuestro alcance.

Un inconveniente más es, el interés del alumno, si el recuerda solo lo suficiente de lo que le fue enseñado en conferencias y libros de texto, y si está bien al corriente de los prejuicios favoritos del maestro, puede pasar de curso con toda facilidad, pero también está pasando por alto una oportunidad de educarse. A demás la mayoría de los maestros deberían de saber, que no son expertos, y que no solamente los alumnos no pueden leer bien, sino que no pueden hacerlo mejor.

Hay muchos más lectores de lo que se cree que no prestan la menor atención a las señales de las que hemos hablado, experiencia por la que hemos pasado repetidamente con los alumnos al preguntarles sobre qué trataba un libro, al preguntarles, en términos generales, qué clase de libro tenían entre manos.

Ésta es una buena forma, casi indispensable, de comenzar la discusión de una obra; pero, de todos modos, a veces resulta difícil obtener respuesta a la pregunta.

Una de las razones por las que muchos lectores pasan por alto el título y la introducción de los libros es que no consideran importante clasificar las obras que leen, es decir, no cumplen la primera regla de la lectura analítica.

Si hubieran intentado seguirla, habrían quedado muy agradecidos al autor por la ayuda prestada. Salta a la vista que el autor considera importante que el lector conozca qué clase de libro le está ofreciendo, y por eso se toma la molestia de explicarlo en la introducción y normalmente intenta que el título o al menos el subtítulo resulte suficientemente descriptivo.

¿Por qué leer, y leer l que merezca la molestia de ser leído? Naturalmente, esto no nos resultaría algo tan largo si lo comenzáramos en la escuela. Por desgracia, sucede lo contrario: uno se ve detenido.

Pero la educación no termina en la escuela, ni tampoco la responsabilidad por el destino educacional definitivo de cada uno de nosotros reside por entero en el sistema escolar. Cada uno puede y debe decidir, por si mismo, si esta todavía recibiendo si aun se halla en la escuela.

El lector trata de descubrir el esqueleto que oculta el libro, mientras que el escritor empieza por el esqueleto e intenta cubrirlo. El objetivo que persigue este último consiste en ocultar el esqueleto de forma artística, o, en otras palabras, poner carne sobre los huesos desnudos.

Un texto escrito debe tener unidad, claridad y coherencia, condiciones básicas de la buena escritura. Si el texto posee una unidad, debemos hallarla; si tiene claridad y coherencia, debemos apreciarlas descubriendo la nitidez y la ordenación de las diversas partes. Lo que es claro lo es gracias a la nitidez de sus contornos; lo que es coherente se reúne siguiendo una disposición ordenada de las partes.

Si la parte elegida constituye en sí una unidad compleja y relativamente independiente, habrá que descubrir su unidad y su complejidad con el fin de leerla bien.

Si el lector conoce el tipo de preguntas que cualquiera puede plantear acerca de cualquier cosa, se convertirá en un experto a la hora de detectar los problemas del autor, que pueden formularse sucintamente, de la siguiente manera: ¿existe algo? ¿Qué clase de problema es? ¿Qué lo ha producido, o bajo qué circunstancias puede existir, o por qué existe? ¿Qué objetivo persigue? ¿Cuáles son las consecuencias de su existencia? ¿En qué consisten sus características, sus rasgos? ¿Cuáles son sus relaciones con otros puntos similares o diferentes? ¿Cómo se comporta? Todas estas preguntas tienen carácter teórico. ¿Qué fines deben perseguirse? ¿Qué medios habría que elegir para alcanzar un fin concreto? ¿Qué hay que hacer para obtener un objetivo dado, y qué orden hay que seguir? Bajo unas circunstancias determinadas, ¿qué se debe hacer? ¿Bajo qué condiciones resultaría mejor hacer esto o lo otro? Todas estas preguntas tienen carácter práctico.

El lector puede estar seguro de una cosa: que no todas las palabras que utiliza un escritor son importantes. No sólo eso; también puede tener la certeza de que la mayoría de ellas no lo son. Sólo las palabras que emplea de forma especial son importantes para él, y también para los lectores.

Las palabras pueden ser más o menos importantes, y lo único que debe preocuparle al lector es el hecho de que en un libro algunas palabras tienen más importancia que otras.

Un escritor emplea la mayoría de las palabras tal como se hace normalmente en la conversación, con una variedad de significados, y confiando en que el contexto indique los cambios. Conocer este hecho sirve de cierta ayuda a la hora de detectar las palabras más importantes, pero no debemos olvidar que en diferentes lugares y épocas las mismas palabras no son igualmente corrientes en el uso diario.

Desde el punto de vista del lector, las palabras más importantes son las que le crean problemas, y cabe la posibilidad de que también tengan importancia para el escritor, pero no siempre ocurre así. También cabe la posibilidad de que las palabras importantes para el escritor no le preocupen al lector, precisamente porque las comprende. En tal caso, éste habrá encontrado los términos de un acuerdo con aquél.

Algo que puede servirnos de pista para encontrar una palabra importante consiste en que el autor discuta con otros sobre ella. Cuando vemos que un escritor nos dice cómo han utilizado otros una palabra concreta y por qué ha decidido él emplearla de otra forma, podemos tener la certeza de que le atribuye gran importancia

Toda rama del conocimiento tiene su propio

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