Comprador De Vidas

EL COMPRADOR DE VIDAS

Don Cunegundo era un hombre muy rico, tenía todo el dinero que cualquier hombre querría tener. Vivía en un palacio muy grande el cual tenía un jardín fantástico rodeándolo, pero a pesar de todas las riquezas que poseía su vida giraba en torno a sus negocios, en lo único que pensaba era en ser el más poderoso, en ser el dueño de todo y de todos a costa de lo que fuera. Se podría decir que ya no tenía vida propia, si es que algún día la había tenido.

Un día su vida dio un giro de 360 grados, todo empezó cuando fue a ver al médico porque no se sentía muy bien, y en efecto el médico le receto algunas medicinas, pero sobre todo que hiciera ejercicio, porque estaba algo delicado de salud y que las consecuencias de no seguir sus indicaciones serían que ya no iba a poder trabajar como hasta la fecha lo había estado haciendo.

En el camino hacia su casa Don Cunegundo estaba pensando seriamente en las recomendaciones que le había hecho el médico, como él solo vivía de sus negocios para él sería un golpe fatal ya no poder seguir haciéndolo, así que estaba decidido a llevar una vida más sana, de repente, poco antes de llegar a la puerta de su jardín, algo lo distrajo de sus pensamientos, eran unas tiendas de campaña multicolores y un autobús pintarrajeado con un cartelón que decía: “ LA FARANDULA ” Teatro * Acróbatas * Marionetas * Magia, don Cunegundo se molesto mucho al ver que se estaban instalando en frente de su gran palacio, por lo que hiso que su chofer se parara antes de llegar a la puerta de su jardín, el grupo de alegres hombres y mujeres, jóvenes y algunos niños pequeños estaba acostado sobre la hierba, charlando y riendo, pero al ver que don Cunegundo se paro y los estaba mirando se acercaron a ver qué pasaba, al momento se imaginaron que aquel hombre era el dueño de ese palacio tan hermoso, así que al acercarse a él le empezaron a decir muy amablemente lo bello que era, pero a uno de ellos se le ocurrió decirle “ vejestorio ” y otro se le acerco con un carpetón en la mano y, sacando de él un folio, empezó a hacerle un retrato rápido, cuando le enseño el retrato, don Cunegundo tuvo dos reacciones, una fue que se puso a pensar en que si las demás personas lo veían así de viejo y la otra fue de enojo, los muchachos le pidieron de favor que si por esa noche los dejaba quedarse en su jardín y que al otro día seguirían su camino, pero como ya lo habían hecho enojar, lo único que hizo don Cunegundo fue meterse a su palacio sin darles una respuesta y serrándoles la puerta en su cara.

En la noche callo una tormenta horrible que hizo que el río se desbordara y que los de la “farándula” se quedaran sin nada porque aquella tormenta había arrasado con todas sus pertenencias, la única opción que les quedaba para salvar sus vidas era irle a pedir refugio por una noche a don Cunegundo, a él no le quedo otra opción que aceptar que se quedaran, pues al ver en las condiciones en las que se encontraban era difícil negarles la ayuda.

A la mañana siguiente don Cunegundo tenía la intensión de ir a ver como estaban, pues después de lo que les había pasado supuso que no se encontrarían muy bien, antes de ir los empezó a observar desde lejos y se sorprendió de la actitud que tenían, pues fue todo lo contrario a lo que él pensaba, ellos estaban divirtiéndose, jugando con los niños, acostados en el pasto, las mujeres tomando el sol, en pocas palabras estaban muy alegres, don Cunegundo se quedo muy sorprendido porque él pensaba encontrarlos preocupadísimos, así que se acerco con ellos para preguntarles a que se debía su actitud, ellos le dijeron que de que les serviría desesperase.

Después de observar todo lo que estaban asiendo todos, don Cunegundo empezó a platicar con uno de ellos, el cual se llamaba Max, después de un rato de estar platicando salió el tema de la infancia de don Cunegundo, de la cual no tenía ni un solo recuerdo, eso le llamo la atención a Max y se le ocurrió que podría hacer que don Cunegundo hiciera algunas cosas que se hacen en la niñez, así que le hizo ver a don Cunegundo que él solo vivía para sus negocios y que ellos lo podían ayudar a vivir una vida más alegre y más relajada, lo convenció y

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